Señal de ajuste

Detrás de todo sólo hay una mujer

sólo hay una mujer  Detrás de todo

La diva, encantada, dialogó con Chayanne mientras sus fans gritaban con ensordecedores alaridos. Foto: Gentileza Telefé.

Roberto Maurer

Susana Giménez trabajó duro toda su vida para tener su casita propia en Miami y otra en San Ignacio, el Rolls Royce, un par de boxeadores y varios gigolós que la hicieron feliz, para coronar el esfuerzo con la celebración de sus tres mil programas, y terminar estrellada con el sorteo del Quini 6.

Apenas comenzado el especial, cuando Marley la presentaba como “la número uno de la televisión argentina”, se interrumpió la transmisión para el sorteo. Se reanudó cuando ya habían transcurrido unos quince minutos del show y Susana Giménez y Verónica Castro ya conversaban en el living. El acontecimiento bien merecía alguna clase de coordinación entre la repetidora local y la lotería santafesina. Entre otras cosas, el aficionado tuvo que enterarse por los diarios que la anfitriona, al recibir a su gran amiga mexicana la había encontrado “más linda y tetona”.

GIRL’S TALK

Verónica Castro es una suerte de réplica de Susana Giménez con acento mexicano. Ya que ambas vienen de vuelta y cubiertas de cicatrices, sus charlas son vivaces. Verónica Castro le lleva unos metros de ventaja: “Somos dos dinosaurias” , reconoció con desparpajo. Y habló del deterioro físico que produce el trabajo en la tele. Se ha quedado casi ciega por las luces, la atropelló un taxi durante un rodaje y luego la pisó un elefante “que me dejó un cuello de titanio, la cadera y un pie rotos... en fin, que soy una mierda”.

Mientras las dos piltrafas humanas dialogaban, sacaron al aire en directo a Chayanne corriendo en un escenario de Tandil mientras cantaba “Salomé”. Un rato después las cámaras volvieron a mostrar al sudoroso atleta ahora subiendo al avión que lo llevaría a estudio.

Hubo una llamada desde México de Cristian Castro (“Hola, mami, en tu día”), que cantó por teléfono un tema alusivo (“...madrecita del alma querida...”). En un largo primer plano del rostro de Verónica Castro, se pudo apreciar que detrás de la cortina de maquillaje había una emoción verdadera. Es la magia del mundo del espectáculo: todos saben que odia a su hijo.

Ambas protagonizaron un sketch junto a Emilio Disi y Guilllermo Francella, quien volvió a lo suyo, el papel de baboso, y nos divirtió con sus intentos de toquetear a Susana Giménez y frotarse contra ese cuerpo cansado. En tales pasos de comedia, los personajes son pensados a la medida de sus tics, como seguramente ocurría con los Tres Chiflados, al punto de que también llevaron los nombres de Susana, Verónica, Emilio y Guillermo.

UN MOMENTO DE BOLEROS

Hubo un mini recital de un grupo de música romántica Los Nocheros, una rama salteña de Los Cava Bengal quienes, ya en el living, se entregaron a un intercambio de lisonjas empalagosas con la dueña de casa que, felizmente, fue atenuando con la aparición de La Tota (Miguel del Sel).

Una gripe impidió la participación de Antonio Gasalla, y se repitió su sketch con Alejandra Rampolla, donde la sexóloga le enseñó cómo se coloca un condón con la boca, con una claridad didáctica que justificaría su inclusión en la grilla de Discovery Kids.

EL MACHO LATINO ATERRIZA

“Chayanne está aterrizando... ¡ya viene!”, grita Susana y la pantalla muestra al artista bajando del avión que lo trae de Tandil. Son las hazañas de la tele: mezclar a Charles Lindbergh con los ritmos centroamericanos.

Hay premios más importantes que los habituales. Ana es de Tucumán y cuando recibe el llamado de Susana, grita, gime y llora, dominada por la emoción. No puede parar, y cuenta que se ha cumplido un deseo pedido a su marido, que se murió hace cuatro años. El difunto, además de comunicarla con Susana, logró para su viuda cincuenta mil pesos y una heladera de Frávega.

“¡Es increíble la vida de los artistas!”, exclama Susana cuando, al fin, llega Chayanne en el marco de un griterío de la platea femenina cuyo entusiasmo no cederá nunca. Es “el macho latino”, vociferan y, durante la entrevista, Susana tratará de arrastrar al macho latino a terrenos escabrosos, para sostener, con habilidad, el estado de sobreexitación de las fans.

Justamente en el gran día, River y Godoy Cruz jugaron un partido vibrante. Susana Giménez arrancó con apenas 12 puntos, y el fútbol le llevó la delantera todo el tiempo, hasta que concluyó el partido, y el programa pudo llegar a los 23, cuando la noche fue coronada con todos los invitados y el elenco reunidos en un brindis, uniendo sus voces al coro que cantaba “Detrás de todo sólo hay una mujer”. Es el himno de Susana Giménez: detrás de sus activos, apenas hay una mujer.