Cuando los muertos vienen marchando

¿Qué estarías dispuesto a hacer para sobrevivir? ¿Hasta donde serías capaz de llegar para proteger a los tuyos? Son los ejes de la primera superproducción televisiva sobre zombis, con estreno mundial en noviembre.

TEXTOS: EMERIO AGRETTI

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Un zombi, tal como se lo ve en la nueva superproducción televisiva.

 

¿Por qué deberían dar miedo los zombies? En rigor, cada uno de estos seres como amenaza es bastante risible: no tienen más poder que el de cualquier ser humano y, para peor, carecen por completo de inteligencia, se desplazan de manera lenta y bastante torpe, y pueden ser derrotados con mucha más facilidad. En general, basta con destrozarles el cráneo, y se lo puede hacer con un disparo o con el golpe de cualquier objeto contundente. Mucho menos que en el caso de otros seres, como los vampiros o los hombres lobo; por no hablar de los fantasmas.

¿Cuál es la razón, entonces, del éxito y la gran cantidad de títulos cinematográficos basados en este subgénero que, por lo demás -y a diferencia de las criaturas antes mencionadas- tampoco tiene como respaldo demasiado desarrollo literario? Naturalmente, el poder de conmoción de la imagen parece resultarle más afín que la generación de climas de suspenso psicológico, la explotación de temores irracionales o el relato de leyendas ancestrales: cadáveres espachurrados, cerebros colgantes, despliegue de vísceras, estallidos de sangre y de cabezas, y mutilaciones de todo tipo, son un recurso gore que cuenta con público asegurado.

Pero tampoco hay que desestimar el poder sugestivo de los ámbitos cotidianos súbitamente vacíos, con vehículos detenidos en medio de ominosos silencios, sólo quebrados por el crujir de puertas y ventanas que filtran el viento. Hasta que ese pequeño rasguido de fondo, casi imperceptible al principio, se transforma en un furioso y monocorde coro de rugidos, o en un tan espantoso reclamo de “cee-ree-bros” -la idea de que comerlos sirve a los zombis para “calmar el dolor de estar muertos”, pergeñada para El regreso de los muertos vivos (Dan O’Bannon, 1985), es tan estúpida como atrozmente sobrecogedora.

Y un argumento más, probablemente clave: un zombi puede ser cualquiera, y no como resultado de un asedio o una diabólica conspiración, sino por pura casualidad. Y cualquiera significa un compañero de trabajo, la chica del kiosco de la esquina, el vecino de al lado...o nuestro sobrino más chico. Por no hablar, claro, de padres, esposas e hijos. Es en este punto, posiblemente, donde el terror a la plaga zombi se hunde hasta lo más profundo y se vuelve capaz de desequilibrar al mejor parado.

EL ORIGEN

1932. El nacimiento de los zombis se ubica en el mundo del vudú, o la magia negra. Esa definición original lo presenta como un muerto resucitado por un hechicero, para tenerlo como esclavo.

Las investigaciones llevadas a cabo en Haití poco pudieron aportar a dilucidar la cuestión y se limitaron a describir rituales, aportar dudosos testimonios y especular con la existencia de una droga que elimina la voluntad.

Entre los aportes más famosos se cuentan los dos libros del etnobotánico canadiense Wade Davis: The Serpent and the Rainbow (1985) y Passage of Darkness: The Ethnobiology of the Haitian Zombie (1988), en los que narraba con precisión los rituales de zombificación que se producían en la isla. Allí hablaba del uso de dos sustancias: una para inducir a la víctima a un estado de muerte aparente -reduciendo el ritmo cardiaco hasta prácticamente el cese de las constantes vitales- y otro para anular su voluntad, después de “revivirlo”.

El ingrediente principal de la primera sustancia, el Coup de Poudre, sería la tetrodotoxina (TTX), una toxina que se encuentra en el pez globo, que habita las costas del Japón y el Caribe. En 1988 Wes Craven, consagrado con su Pesadilla y la creación de Freddy Kruger, rodó La serpiente y el arco iris, basada en esos estudios.

Pero el primer film de zombis, La legión de los hombres sin alma (Víctor Alperín, 1932 y con Bela Lugosi, que volvería varias veces al rubro) se basó en la novela The magic island, de William B. Seabrook, que narraba desde un punto de vista fantástico y mágico los rituales zombi de cultos como el de la serpiente sagrada Dambala. Después la seguirían muchas más, incluyendo una de 1936 del director de Casablanca, Michael Curtiz, que comparte nombre con la serie que emitirá el canal Fox y el cómic que le dio origen: The Walking Dead.

LA CONSAGRACIÓN

1968. Al principio son solo rumores y las noticias son confusas y extrañas, pero a medida que avanza el día, algunos informes terroríficos van llegando a las emisoras de radio y televisión del área de Pittsburgh, Pennsylvania. La información disponible habla de cómo los muertos recientes vuelven a la vida y atacan a las personas, devorándolas violentamente. Los atacados o mordidos se trasforman y actúan al poco tiempo como sus agresores. La respuesta del gobierno es lenta y las recomendaciones son poco claras y nada tranquilizadoras. Tampoco se conoce la causa: las hipótesis van desde radiaciones espaciales, pasan por virus experimentales y pruebas nucleares secretas, y llegan hasta el fin del mundo que cita el Apocalipsis bíblico. El ejército crea refugios para proteger a la población y se organizan grupos de caza, pero la amenaza no para de crecer.

La síntesis del especialista Manuel Castro para su muy buen dossier sobre el cine de zombies (http://www.cineydvd.com/actu2/especialzombies) refleja el universo desplegado por La noche de los muertos vivientes, la película de bajo presupuesto que los consagró como ícono del cine de terror, se volvió un éxito instantáneo y de culto, erigió a George Romero como el referente ineludible del género, e instaló para siempre a la descomposición y la sangre como ingredientes fundamentales.

A partir de allí, Romero volvió varias veces a su territorio, entre remakes, variantes y secuelas, entregando parejas dosis de truculencia y subtextos políticos. El por entonces ignoto futuro señor de los anillos Peter Jackson también lo visitó en 1992 (Braindead), el videojuego y su versión cinematográfica lo hicieron con éxito en Resident Evil (2002), el oscarizado Danny Boyle lo enfrentó en Exterminio (28 days after, 2002), y también quedó demostrado su buen rendimiento para la comedia negra, con Muertos de risa (Shaun of the dead,2004) y Zombieland (2009). En el medio, una innumerable cantidad de películas de las más dispares calidades y pretensiones, incluyendo reanimators, zombis nazis y strippers.

REALITY SHOW

2010. En Cynthiana, un pequeño pueblo de Kentucky, el policía Rick Grimes despierta de un coma y ninguna enfermera atiende sus llamados. No tarda en descubrir que el problema es mucho más grave que la desidia del personal: el resto de los pacientes del hospital deambula por los pasillos en un estado de absoluta irracionalidad y creciente putrefacción.

El panorama afuera no es mejor. Su familia, amigos y compañeros han desaparecido y no hay rastro de ellos en el pueblo. Sin tener en claro lo que está sucediendo, y mucho menos su dimensión, Rick Grimes se lanza a los caminos, e inicia una saga de incierto final.

Esta escena podrá verse en el episodio inicial de The Walking Dead, la primera serie de zombis de la televisión, que tendrá su estreno mundial a la manera de los grandes lanzamientos cinematográficos. La cadena AMC estrenará la serie en Estados Unidos y Canadá el 31 de octubre y en la primera semana de noviembre ocurrirá lo mismo en 120 países y 33 idiomas. En el caso de Latinoamérica, será a través del canal Fox.

Aunque la primera temporada cuenta con tan sólo seis episodios -al menos el primero de ellos más extenso de lo habitual-, The Walking Dead es una de las apuestas más ambiciosas de la TV actual. Parte de uno de los cómics más seguidos de los últimos años y tiene al frente del proyecto a destacados profesionales: el cineasta Frank Darabont -tres veces nominado al Oscar y autor, entre otras, de las películas Sueño de libertad y Milagros inesperados- es responsable del guión, la producción y la realización. Junto a él, completa el equipo de producción la veterana productora Gale Anne Hurd, vinculada a películas de gran presupuesto como Terminator, Alien, Armageddon y El Increible Hulk.

SOBREVIVIENDO

Pero sobre todo, y siguiendo al cómic en que se basa, lo que hace especial a The Walking Dead es que no es tanto una historia de zombis -que, de hecho, durante varios episodios ni siquiera aparecen-, como sobre seres humanos. Principalmente, qué están dispuestos a hacer para sobrevivir y hasta donde son capaces de llegar para proteger a los suyos; en un contexto donde la civilización se ha derrumbado, los vínculos comunitarios son tan esenciales como sujetos a permanente revisión y conservar la vida consiste en resguardarse lo mejor posible, huir o -llegado el caso- atacar.

Todo eso para defenderse de una amenaza que solamente en algunos casos pasa por los mal llamados muertos vivientes -y que, con una expresión más ajustada, el original bautiza “muertos caminando”- y en muchos otros se cifra en grupos de sobrevivientes desesperados, o en el desarrollo de los aspectos más oscuros de la personalidad humana, aquellos que se contienen o disimulan en una sociedad organizada, y afloran a pleno cuando las barreras se destruyen.

Con semejante materia prima, la historieta -que lleva siete años de publicación y se acerca a los 80 episodios, sin señales de agotamiento- alterna el ritmo vertiginoso con momentos reflexivos, describe de manera casi minimalista la recreación de las condiciones de vida de los protagonistas o estalla en escenas de impactante y explícita violencia gráfica; crea y elimina personajes con la misma naturalidad, y conforma un fresco de emociones y atrocidades difíciles de concebir -a tal punto que resulta difícil pensar cómo se las arreglarán los responsables de la adaptación televisiva para trasladarlas a ese lenguaje. Todo en un riguroso blanco y negro, que sólo cede en las portadas, que permite recrear con trazo claro un mundo sombrío y las escenas más escabrosas, sin permitir que el rojo de la sangre tape lo que verdaderamente importa. Ni que los colores del mundo real lleven a engaño sobre el panorama que enfrentan los humanos; al menos, los que aún viven para contarlo.

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El elenco central de la serie que Fox estrena el 1º de noviembre.

Zombiman

Otro experimento exitoso surgió en las páginas de Ultimate 4 Fantásticos, la historieta que remozaba las aventuras originales del grupo creado por Stan Lee. En una de las sagas, guionizada por Mark Millar, tomaban contacto con otra dimensión, donde todos los superhéroes de Marvel -ellos mismos, el Capitán América, Spiderman, Hulk, los X-Men- se habían convertidos en zombis. El chiste pegó tanto entre los fanáticos que la editorial decidió estirarlo hasta donde diese, y lanzó sucesivas colecciones de Marvel Zombies, que además tuvieron la particularidad de adaptar tapas clásicas, e incluso dieron origen a una serie de muñecos.

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Las impactantes portadas del cómic, que ya lleva siete años y cerca de 80 episodios.

PALABRA DE AUTOR

ROBERT KIRKMAN (*)

Las buenas películas de zombis nos demuestran lo embromados que estamos, nos hacen reflexionar sobre nuestra posición en la sociedad...y sobre la posición de nuestra sociedad en el mundo.

Para mí, las películas de zombis son ficción dramática que mueven a la reflexión y están a la altura de cualquier basura merecedora del Oscar de las que se producen año tras año. Me gustan las películas que me hacen cuestionarme el tejido de la sociedad. Y en las buenas películas de zombis... de eso hay a montones.

En The Walking Dead quiero explorar cómo la gente se enfrenta a situaciones extremas y cómo esos acontecimientos los cambian. Y va a durar. Van a ver a Rick cambiar y madurar hasta el punto en que mirarán hacia atrás y al ver este libro no podrán ni reconocerlo.

Todo en este libro es un intento de mostrar la progresión natural de acontecimientos que creo que se produciría en estas situaciones. Es un trabajo basado en los personajes. Cómo llegan allí estos personajes es mucho más importante que el hecho de que lleguen.

Así que si algo los asusta... genial, pero esto no es una historia de terror (...) Este libro trata más de ver a Rick sobrevivir que de ver a zombis asomando por la esquina para asustarlos.

La idea que hay tras The Walking Dead es la de seguir con el personaje durante todo el tiempo que sea humanamente posible. Será la película de zombis que nunca acaba. Bueno... al menos durante mucho tiempo.

(*) Guionista (fragmentos del prólogo del primer tomo del cómic)

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marvel zombis.

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El cine clásico recurrió varias veces a los muertos vivientes, y el punto de inflexión lo produjo George Romero en 1968.

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El policía Rick Grimes inicia el largo recorrido de The Walking Dead, que en esta primera temporada será de seis episodios.

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Canibalismo

“Es una verdad universalmente reconocida que todo hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita esposa”. Así empieza Orgullo y prejuicio, el clásico de 1813 de Jane Austen. Una novela publicada el año pasado, que toma como base la misma obra y está firmada por Seth Grahame Smith, inicia con una variación de esa frase: “Es una verdad universalmente reconocida que un zombi con cerebro necesita más cerebros”. A partir de allí, la trama recrea el derrotero de los avatares románticos de encuentros y desencuentros entre Elizabeth Bennet y el arrogante Mr. Darcy en los mismos términos que el original. Excepto que los interludios y los comentarios de salón están ocupados por otro tema: la invasión de muertos vivientes que padece Inglaterra. Y las cinco hermanas Bennet han adaptado sus talentos y expectativas a las necesidades de la época, y se han entrenado en el arte ninja para combatir la amenaza. Para algunos un juego literario, para otros un despropósito, el experimento ha rendido sus frutos: al éxito del libro siguieron otras variaciones -como Sensatez y sentimientos y monstruos marinos- y una posible versión cinematográfica, con Natalie Portman.