EDITORIAL

Un reconocimiento para

el Hospital de Niños

Hay buenas noticias que merecen la primera plana de un diario. Hay buenas noticias de las que dependen, nada menos, que la vida o la muerte. Existen noticias en las que se entremezclan historias personales, capacidades profesionales y reconocimientos para instituciones que cumplen un rol clave en la comunidad.

Todas estas características se conjugaron en el hecho de que en el hospital de Niños Dr. Orlando Alassia se haya realizado la primera cirugía cardiovascular en el marco del Plan Nacer, un programa del Ministerio de Salud de la Nación que ofrece cobertura integral en salud a las mujeres embarazadas, niñas y niños -de hasta seis años- que no tienen acceso a las obras sociales.

Beatriz Martínez llegó desde Vera al Orlando Alassia hace tres meses con su hija Milagros, que sufría bajo peso y serios problemas de desarrollo. El diagnóstico fue preciso: una cardiopatía congénita denominada Ductus Arterioso Permeable.

El martes último, la beba fue intervenida exitosamente por profesionales del hospital, quienes no disimularon su satisfacción por el logro alcanzado y por el hecho de salvar vidas a niños cuyas familias no cuentan con cobertura de salud, ni con los recursos económicos necesarios como para afrontar los costos de este tipo de operaciones.

No es casual que el Plan Nacer haya desembarcado en el Hospital de Niños de Santa Fe. Para que esto pudiera ocurrir, el nosocomio fue previamente evaluado en cuanto a sus capacidades humanas, tecnológicas y organizativas.

El principal objetivo de este programa apunta a proteger el futuro de los niños que nacen en las familias con menos recursos. A partir de la ejecución del plan, se registró la mayor disminución de los índices de mortalidad materno infantil en la historia del país.

Las cifras precisan que, de un índice nacional de 16,5 muertes por cada mil nacidos vivos en 2003, se logró alcanzar la cifra de 13,3 fallecimientos por cada mil nacimientos en 2005. En el 2007, la tasa siguió reduciéndose hasta los 12,9 muertos por cada mil nacidos, lo que implica que se logró salvar la vida a 2.700 niños y niñas. El desafío es que la cifra de mortalidad infantil baje a un solo dígito.

En definitiva, Milagros, con apenas ocho meses, se convirtió en una historia más entre tantas otras. La familia está profundamente agradecida; los médicos expresan su satisfacción y aseguran que la pequeña tendrá una vida normal, a pesar de haber nacido con este inconveniente cardíaco.

La gran deuda pendiente para el sistema sanitario en países como la Argentina sigue anclada en la necesidad de disminuir la preocupante cantidad de muertes que se producen por causas evitables. Sobre todo en los sectores marginales, niños y adultos siguen perdiendo la vida por patologías perfectamente tratables, pero la falta de acceso a la atención, la carencia de cobertura social y la ignorancia terminan convirtiéndose en un cóctel fatal para muchos.