Al margen de la crónica

Pasan los años, siguen las deudas

Ya transcurrieron doce años de la privatización del Banco de Santa Fe y el agente financiero cambió en tres ocasiones su composición accionaria ya que de los hermanos Rohm, pasó a un fideicomiso y luego al grupo Eskenazi. En dicho período además se terminó el plazo del contrato, el gobierno licitó su agente financiero y ya firmó el nuevo contrato que está en vigencia.

No obstante, en esos doce años y más allá de esos vericuetos en el mundo privado, en el Estado santafesino parece estar todo igual.

La ley que autorizó la privatización contempló la situación de deudores y según la categoría, su cobro fue dejado en manos del agente financiero o bien de un ente residual. Desde aquel momento a hoy, hubo cinco leyes para fijar nuevas reglas de refinanciación de esos deudores y sin embargo pese a largo tiempo transcurrido 4.292 siguen en deuda con el Estado santafesino mientras que otros 273 cumplen con convenios de pago acordados oportunamente.

Es decir, en 12 años, los deudores del Banco no pagaron lo que debían, lo que en parte explica los yerros en la política del viejo banco estatal a la hora de seleccionar a los clientes a los que les prestaba dinero y que condujeron a la salida privatista, y por otro lado, la continuidad de una oficina dedicada al cobro de deudores que persistió en el tiempo sin demasiados logros para mostrar.

Desde 1998 a la fecha, la Argentina pasó por subas y bajas económicas -salida de la convertibilidad mediante-; la provincia de Santa Fe tuvo buenos y opacos momentos económicos, pero nada de eso pareció hacer mella en esa situación que cada tanto aflora en la superficie.

Ahora, el Poder Ejecutivo parece haber tomado la decisión de establecer un nuevo plan de refinanciación y a partir de allí liquidar el ente residual para cerrar una etapa en la provincia donde muchos -incluida la Justicia- miraron hacia un costado.