El presente

José María Chartier.

DNI. 6.191.112, ciudad.

Señores directores: Para vivir el presente, aférrate a una rueda que gira sobre su eje, siempre hacia adelante: es la rueda de la vida. Si se detiene es porque llegó la noche. En la oscuridad no podemos caminar; no sabemos hacia dónde vamos; es la quietud del alma y en la quietud encontramos el momento de la paz y el conocimiento con nosotros mismos. Es el momento de la reflexión.

La noche es el precipicio, el día es el presente, para darnos cuenta que llega el hoy porque aunque no lo creamos, siempre es hoy.

El pasado quedó como un recuerdo y el futuro está tan lejos que quizás no lo alcancemos a vivir ni a conocer.

Vivamos y aferrémonos al presente, porque el presente es la única realidad para mantener viva nuestras ilusiones. A veces nos preocupamos por querer ilusiones. A veces nos preocupamos por querer programar un mañana, creándonos situaciones sin valor con teorías abstractas.

El pasado nos puede servir como experiencia y si hemos padecido errores saber corregirlos; no reúne otra función. Por eso digo y pienso: que todo aquel que vive del pasado vive en la confusión y sin progreso. Mirando para atrás llevamos al peligro de caernos a un abismo sin agarraderas, nadie nos podrá salvar.

En el presente está la vida, en el pasado el olvido y en el futuro está el cielo, que es muy difícil de alcanzar. Sólo Dios lo puede hacer.

¡Oh, miseria!

Dolly Campana

L.C. 1.049.195.

Señores directores: ¡Oh miseria! / Que en mi vida / te has encarnado.// ¿Será que el destino / me tiene marcado?// ¿Será que Dios / me ha abandonado?// Aquí estoy, / de cama, un cartón / de techo, el cielo.// Me cubro, como puedo / y de mis labios, / sólo sale un ruego.// A Dios le pido / que de mí se apiade / y si no puede remediarlo, / que perdone / mis culpas / para a su lado / poder estar, / porque seguro estoy, / que hoy es / el último frío / que podré aguantar.