Robo y agresiones

Hermanos liberados por actuar en legítima defensa

Estaban acusados de matar al miembro de una banda que cobraba “peaje” en los monoblocks del barrio Acería, pero la Justicia dictó “falta de mérito”.

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Marcelo Fonseca, alias “Yemita”, murió desangrado en el medio de la noche, después de que lo hirieran con una cuchilla en una pelea que él había iniciado.

Foto: Archivo El Litoral

 

Juliano Salierno

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Dos hermanos que vivían en los monoblocks del barrio Acería y que el mes pasado quedaron detenidos por la muerte de un vecino que integraba una banda de delincuentes que cobraba “peaje”, recuperaron la libertad tras considerar el juez que actuaron en legítima defensa.

El hecho trágico, que involucró a varios integrantes de dos familias, se produjo en horas de la madrugada del domingo 12 de septiembre. Ese día, Esteban Alfonzo regresaba a su casa con su hijo de 10 años, cuando un grupo de muchachos los interceptó antes de subir a su departamento, en el complejo habitacional ubicado en inmediaciones de Cafferata y pasaje Rocca.

Entre empujones, algunos golpes y un culatazo de revólver, los vándalos despojaron a Alfonzo de $ 14 y un celular marca Samsung, y le reclamaron la entrega de más plata. El asalto, que ocurrió ante la presencia del pequeño, tuvo un desenlace inesperado cuando a los pocos minutos, la víctima, que había dejado a su hijo solo en la casa, fue a pedirle ayuda a su hermano, que vive a escasos metros en otro monoblock.

Entredormido, Alejandro Alfonzo recibió a su hermano Esteban, alarmado porque al abrir la puerta lo encontró con la cabeza bañada en sangre, producto del culatazo. Entonces, el hombre de 32 años que acababa de levantarse de la cama, buscó a su suegro que vive en el piso de arriba y juntos se fueron en busca de la criatura, no sin antes pedirle al padre que se quedara en la casa para evitar un nuevo enfrentamiento con la barra.

“Mirá quién vino...”

Desobedeciendo el consejo de su hermano, Esteban Alfonzo fue tras ellos y ocurrió lo que presumían. “Mirá quién vino con ustedes” le dijo uno de los matones que estaba apostado en la calle y que lo vio cruzar de un complejo habitacional al otro.

Así fue que se produjo un nuevo enfrentamiento, esta vez con más violencia, a punto que Marcelo Fonseca, alias “Yemita”, sacó una cuchilla con la que intentó punzar a Alfonzo que se defendió tratando de esquivar los chuzasos.

En medio de la oscuridad, Esteban Alfonzo logró quitarle la daga, y al derribarlo se la clavó en la pierna izquierda, ocasionándole una herida que lo dejó rápidamente fuera de combate.

Los hermanos Alfonzo escaparon del lugar a la carrera, mientras los de la barra de ladrones, desconcertados por la situación, empezaron a dispararles desde las sombras.

Un impacto de bala hirió a Alfonzo en su pierna izquierda, motivo por el cual llamaron a una ambulancia para que lo asista.

Últimas palabras

Al llegar la policía cargó al herido de bala en la caja de la camioneta y tras esposarlo lo trasladó al Cullen para darle asistencia médica. Otro patrullero cargó a Fonseca, que al quitarse la cuchilla que tenía incrustada en el muslo comenzó a desangrarse.

Las detonaciones, los gritos y las corridas acabaron por despertar a varios de los vecinos, entre ellos la madre de “Yemita” Fonseca, que alertada por un familiar bajó hasta la calle para buscar a su hijo, que había quedado tendido en medio de un charco de sangre.

En los brazos de su madre, y a punto de perder el conocimiento, el muchacho de 32 años alcanzó a balbucear el apodo de “Corki”, que no era otro que Esteban Alfonzo.

Acusado por la mujer, el presunto matador reconoció que la herida se produjo en el momento en que Fonseca lo atacó con el mismo cuchillo y que junto con un grupo de personas lo habían asaltado y golpeado, a punto tal que lo hirieron de bala.

La causa que se inició en el Juzgado de Instrucción Tercera, estuvo a cargo del juez Darío Sánchez primero y luego pasó a manos de su colega Nicolás Falkenberg, que fue el encargado de resolver el 4 de octubre.

Acción justificada

Atento a las versiones, que por venir de uno y otro entorno eran contradictorias, se investigaron dos hechos. El homicidio de Fonseca, por un lado y el robo con armas contra Alfonzo, ocurrido previamente.

Por las acusaciones de la madre y de un sobrino de sólo 10 años, los hermanos Alfonzo quedaron detenidos. Además, fueron privados de la libertad el “Ñoqui” Claudio Fonseca -hermano de “Yemita”- y un amigo apodado “Maxi” y cuyo nombre es Maximiliano Lemos. El dúo quedó imputado por el delito de robo.

Luego de escuchar a los involucrados, ya sean acusados, víctimas o testigos, el juez tuvo por desacreditadas las versiones provenientes de la familia de Fonseca; por otra parte consideró “absolutamente espontánea” la declaración de Alfonzo y su entorno.

Falkenberg corroboró así “el accionar delictual de la banda, que tras robarle el celular y el dinero indicado, lo acechó a Alfonzo cuando caminaba junto a su hermano y el suegro con la finalidad de solicitarle más dinero”. Por lo tanto “advierto que Esteban Alfonzo obró de manera justificada”, dijo en relación al último ataque.

Procesados por robo

Ante la evidencia recogida, el juez Falkenberg decidió procesar a Claudio Fabián Fonseca -Ñoqui- y Maximiliano Lemos, como probables autores del delito de “robo calificado por el uso de arma de fuego” y confirmar la prisión preventiva solicitada por el fiscal. En el caso de Lemos, acusado de efectuar disparos contra los Alfonzo, el juez no pudo comprobar que haya sido él, por lo que dictó la “falta de mérito” por la tentativa de homicidio.

Por último, el magistrado a cargo resolvió que no existía mérito para procesar ni para sobreseer a Esteban y Alejandro Alfonzo, por considerar que ambos actuaron en legítima defensa y que como consecuencia de ese accionar justificado sobrevino la muerte de Fonseca, por la que no puede atribuirse dolo. Atento a ello el juez dispuso la inmediata libertad de los acusados.

Nunca hizo nada.

“No creo que haya sido así, porque ese chico no es de meterse en problemas” dijo la madre de Marcelo Fonseca -víctima fatal- sobre las acusaciones que pesaban contra Esteban Alfonso. Si bien “Yemita” lo había señalado directamente, la mujer dijo que lo conoce a Alfonzo porque con él habla a la salida de la escuela y que no lo puede acusar porque nunca le hizo nada.

/// LA CLAVE


“No fue un homicidio”

Los abogados Romeo Díaz Duarte y Germán Coraza, a cargo de la defensa de los hermanos Alfonzo, destacaron la actuación de las autoridades, tanto en la faz policial como judicial. “Lograron demostrar que los hermanos Alfonzo actuaron en legítima defensa y que por lo tanto no fue un homicidio”, señaló Coraza.

En ese sentido “hay que resaltar la declaración orientativa de Esteban Alfonzo que le contó al juez cómo fueron los hechos, luego de haber sido víctima de dos robos”, amplió la defensa.

Por último se refirieron a la labor del comisario Ibarra, jefe de Agrupación de Unidades Especiales; y Carlos Honorat, responsable de la Sección Homicidios de la Unidad Regional Uno, cuyo personal llegó al lugar de inmediato y en menos de 12 horas tuvieron el hecho prácticamente esclarecido.

 

/// EL DATO


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Los rompe focos.

“Estaba muy oscuro, la municipalidad pone focos nuevos y algunos muchachos del barrio los rompen a tiros para poder escapar de la policía y cobrar peaje a los que pasan por ahí”, dijo uno de los habitantes del barrio Acería, a propósito del lugar donde mataron a Marcelo Fonseca.