En Estudio 24
En Estudio 24
Inauguran la exposición de Gustavo Costamagna

Una de las obras que integra la muestra que se inaugura este viernes. Foto: Gentileza producción.
El expositor basa su producción en la constante experimentación y combinación de técnicas fotográficas.
De la redacción de El Litoral
En la galería de arte Estudio 24 ubicada en San Martín 3026, este viernes 5, a las 20.30, está prevista la inauguración de la muestra de Gustavo Costamagna, artista plástico que basa su producción en la constante experimentación y combinación de técnicas fotográficas. Para esta ocasión la exhibición se titula “Un mi que no soy yo” junto a obras como “Panteras Lunares” y “Osadez”.
Las siguientes son las palabras del reconocido fotógrafo Raúl Cottone, que se refiere a la obra del artista expositor. Uno de los paradigmas de la fotografía es captar el momento mágico, único e irrepetible, el mostrar un paisaje bucólico o ese retrato melancólico.
Al decir de Henry Cartier-Bresson, uno de los fotógrafos más influyentes de la historia de la fotografía, ... “Fotografiar es retener el aliento cuando todas nuestras facultades convergen para captar la realidad huidiza, es entonces cuando la captura de una imagen es una gran satisfacción psíquica e intelectual. Fotografiar es en un mismo instante y en una fracción de segundo reconocer un hecho, y la organización rigurosa de las formas percibidas visualmente que expresan y significan ese hecho. Es poner sobre la misma línea de mira la cabeza, el ojo y el corazón”.
Y luego -escribe Cottone- Alberto Monge agrega: “Historias anónimas, de instantes encantados, de personajes de dudosa existencia, que a veces detienen su fluir para concederme el privilegio de la mirada. Y luego es la Fotografía, souvenir melancólico de esos encuentros furtivos de mis nostalgias con la realidad, capturados a eternidad en la trampa geométrica de la forma y el plano, para que tal vez en algún lugar, en cualquier momento, por gracia de no sé qué extraño sortilegio, retorne la emoción.
“Mostrar imágenes, concebidas en la idea de objetos personales, constituye por tal razón, la revelación de experiencias casi íntimas que esperan más de la comprensión del espíritu, que del análisis formal de los sentidos”.
La fotografía, una excusa
Sin embargo Gustavo Costamagna nos propone otra forma -destaca Cottone- de acceder a las imágenes; en una primera mirada me encontré con mundos abstractos y geométricos donde quizás la fotografía sea sólo la excusa.
Luego de volver a ver, de procurar interpretar e intentar cargar con sentido las imágenes, aparecen reiteraciones de filigranas con la misma maestría del orfebre que hace finísimos hilos con metal precioso. Bordes que no permiten el horizonte seguro de la continuación, laberintos que refieren a la búsqueda del propio centro.
El oso, al que el inconsciente humano atribuye cualidades femeninas, en los sueños simboliza pulsiones instintivas, incontroladas y crueles de nuestras pasiones, pero también puede representar a aquellos enemigos audaces, poderosos y crueles.
También los mandalas que son la forma misma de la vida y del crecimiento, son la imagen del constante ir y venir entre el interior y el exterior, es la fuerza centrífuga que lleva al niño a la exploración y la fuerza centrípeta que devuelve al adulto a la introspección.... Al decir de Carl Jung, los mandalas representan la totalidad de la mente, abarcando tanto el consciente como el inconsciente, según la psicología, representan al ser humano; el interactuar con ellos ayuda con la fragmentación psíquica y espiritual, a manifestar la creatividad y a reconocernos con nuestro ser esencial.
Los círculos quizá sean el movimiento, lo absoluto, el verdadero yo. Las estrellas, lo espiritual, la libertad y la elevación. Aparece también una figura recurrente, el hipocampo símbolo de la fidelidad, habitualmente empleado en amuletos para honrar los padres: el flotar libre en el mar le ha otorgado connotaciones de “espíritu libre”; también como animal “terapéutico” provisto de poderes mágicos y místicos.
No es ésta una fórmula ni un resorte movital (más bien una necesidad de exigirse, creativamente, una imposición de riesgo, una huida a toda estereotipia). Me apropio de unas palabras de José Saramago: “Yo no invento, sólo miro lo que hay por detrás de lo que ya existe”.
