
Susana Colombo y Norma Toniutti disertaron sobre los orígenes de esta canción.
Un ramillete de flores, un sentimiento italiano
La tradicional canción popular italiana Quel mazzolin di fiori habría surgido en el norte de Italia a finales del siglo XIX. Se cantaba en la sobremesa o en reuniones familiares.
TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTOS. FLAVIO RAINA
Las canciones populares de nuestros antepasados tenían una función de entretenimiento al momento de hacer una actividad compartida entre varias personas, como labrar la tierra, amasar unas pastas o encarar una faena. Pero -a su vez- eran una buena ocasión para transmitir valores y educar a los miembros de esas comunidades, incluyendo adultos y niños.
Quel mazzolin di fiori (Aquel ramillete de flores) es una de esas canciones y, además, tiene la particularidad de unir a los descendientes de inmigrantes italianos al recordar a sus antepasados cuando la cantaban.
“Es una canción que toca los sentimientos más profundos de las familias italianas inmigrantes, pues se trata de una de las canciones más cantadas a la hora de la sobremesa, en las reuniones familiares y de amigos”, aseguró Susana Colombo, integrante del Comitato degli Italiani all’Estero de Rosario, quien -junto a la Prof. Norma Toniutti, docente del Centro de Idiomas de la Universidad Nacional del Litoral- ofreció una charla sobre este antigua canción popular.
Se trató de la última actividad incluida en la X Settimana Della Lingua Italiana nel Mondo, organizada por la Unión y Benevolencia Dante Alighieri de Santa Fe -junto a otras instituciones y colectividades-, que tuvo lugar en nuestra ciudad del 18 al 24 de octubre pasado, cuyo lema fue
Una Lingua per amica: l’italiano nostro e degli altri.
“Fue un desafío proponerme hablar sobre esta canción que une a los italianos”, admitió a De Raíces y Abuelos, y aseguró que “cuando empecé a indagar, comprendí lo difícil que era encontrar material referido de la canción como tal, no así su letra, que está al alcance de todos. Por ello, tuve que comenzar de cero, conectándome con gente de todo el mundo”.
Así fue como se puso en contacto con Sergio Piovesan, director del Coro Marmolada di Venezia; Roberto Zaniolo, de Padova; Silvana Dal Cero y Michele Brunelli, de Brasil; Giuliana Danielut, secretaria de Educación y Cultura de la Región del Friuli; el Prof. Rene Lenarduzzi, santafesino de origen friulano que vive en Venecia; y Pier Angelo Gianni, quien vive en Gerenzano, Lombardía. La ayudaron -en su mayoría, vía e-mail- a reconstruir la historia y características de la canción, aunque también colaboró la Prof. Norma Toniutti, en particular con la traducción de la canción.
“Cada uno me hizo un aporte, aunque también hubo quienes directamente confesaron que no tenían conocimiento con el cual ayudarme, y así con pequeños detalles aportados pude reconstruir algo para transmitir sobre esta canción, además por supuesto, de su letra”, planteó.
CANCIÓN POPULAR
La escritora opinó que “pienso que esta canción se ha basado en un hecho real, ocurrido en alguna aldea, al pie de la montaña. Quizá fue creada originalmente por una persona y luego su letra se fue enriqueciendo y ampliando con el aporte de otros. Me imagino un grupo de personas en ronda, compartiendo la noche, con el hogar encendido, en invierno y cada uno agregando algo a la letra de la canción”.
Sin embargo, mencionó que “podríamos incluirla dentro de las denominadas “canciones populares’, es decir, una canción de autor anónimo, de la que no puede determinarse con exactitud quién y dónde fue creada. Las canciones populares suelen tener origen en sectores de la población que no cuentan con un conocimiento desarrollado de música. Sin embargo, ello no las priva de riqueza y poesía; muy por el contrario: las llena de espontaneidad e inmediatez y las hace portadoras de la belleza de lo cotidiano y lo doméstico”.
En cuanto a la forma de transmisión, aseguró que “en las canciones populares tiene lugar el modo oral, por su ejecución o de oídas. No cuentan con el soporte papel o partituras sino que se transfieren por efecto de escucharlas y repetirlas. Así ha sido por siglos, en todas las sociedades y comunidades, de todo tiempo y lugar. Los padres y adultos las cantan (o cantaban), los niños y jóvenes, las escuchan y repiten”.
En este sentido, planteó que “las canciones populares eran mucho más que un entretenimiento. Han cumplido -sobre todo en épocas en las que no había medios de comunicación- una importante función en las sociedades: transmitir los valores que guían a la comunidad, educar y dar a las generaciones venideras instrucciones sobre cómo comportarse ante diversas situaciones de la vida cotidiana. Son parte de la cultura misma y reflejan los sentimientos más profundos del pueblo. Más aún en los pueblos de montaña, donde la unión a la tierra y tradiciones, la cultura e identidad propias están más marcadas”.
AL PIE DE LA MONTAÑA
Quel mazzolin di fiori es -sin dudas- una canción de montaña, explica Colombo. Esto surge de su letra y del ritmo lento (en su versión original), que remite a la vida y sugestión de la montaña. Además, he podido encontrar referencias sobre su origen y estaría en la zona del arco alpino, es decir, comprendiendo todo el norte de la península itálica. Pero también es dudosa la precisión dentro de esta zona.
En tanto, aclaró que “por las palabras en dialecto que pueden encontrarse dentro de la canción, en la versión que parecería ser original (por ejemplo, e guarda ben che no ‘l se bagna), habría muchas posibilidades de que su origen estuviese en la zona de Belluno o de Verona (región Veneto). Por su carácter de canción popular, en cada región ha ido sufriendo algunas pequeñas modificaciones e incorporación de palabras propias de cada dialecto, por lo que nada puede afirmarse como definitivo”.
Según Susana Colombo, esta canción dataría de fines del siglo XIX o principios del XX, antes de la Primera Guerra Mundial, y versa sobre el amor y lo ameno, si bien refiere de una traición amorosa. Se trata de una joven que, en su canto, relato su falta de fortuna en el amor.
Si bien su origen puede estar en el norte de Italia, su canto se ha extendido a lo largo de la península, hasta el sur. La cantan desde piemonteses a sicilianos y todos la adoptan como propia, no tanto por su origen, sino por el sentimiento que los invade de pertenencia a un lugar y a una comunidad.
Y agregó: “En la forma más tradicional de cantarla, se articula como coro y contracoro, y dado que es muy extensa, no siempre se cantan todas las estrofas. También existe otra forma de cantarla con un ritmo más ligero. Alguien me refirió que debe ser para agilizar, ¡por lo larga que es!. Además, como es propio de las canciones populares, se cantaban en cada ocasión y lugar, en los bares, en los encuentros, en las caminatas, en las fiestas religiosas y del pueblo, durante las labores cotidianas”.
CERCANA EN EL CORAZÓN
Por último, Susana Colombo concluyó explicando que “se trata de la canción que nos envuelve como italianos, nos hace sentir pertenecientes a una patria y a una tierra lejana pero cercana en el corazón, superando incluso y sobre todo los regionalismos. Cabe recordar que en Italia, la música es una de las manifestaciones más originales y características del pueblo. Sin embargo, en esta investigación pude comprobar que hay un buen número de italianos inmigrantes en cuyas familias no hay rastros de que se cantase. Es decir, la música y el canto no era un elemento característico”.
Y agregó: “En mi propia familia, una mitad (oriunda de Verona, Región del Veneto) se caracterizó por el canto no sólo en las fiestas sino cotidianamente, mientras se trabajaba o se realizaban tareas en el jardín o en el patio. También era típico silbar las canciones. En cambio la otra mitad de la familia, oriunda de los alrededores de Milán (Lombardía) jamás cantaba. Por ello, hablar de esta canción es remitirme a mi infancia y a la imagen de mi abuelo Marsilio Gasparini, de pie, con su espléndida voz, entonándola, acompañado por mi abuela Olivia e hijos”.







