Se triplicó la superficie en manos de extranjeros

Contra la “desterritorialización”

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Los magnates George Soros y Luciano Benetton acumulan hectáreas en la Argentina. FotoS: Archivo El Litoral

El 7 % de las tierras argentinas está en manos de extranjeros. Al interés de particulares se suma el de los gobiernos. El tema toma impulso en el Congreso. Las cuestiones en juego. El problema constitucional.

 

Emerio Agretti

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NCN/EFE/DyN

La superficie de territorio argentino en manos de extranjeros se triplicó en los últimos diez años, hasta llegar a los 21 millones de hectáreas. Esto representa el 7 % de las tierras argentinas. Mientras se estima que otros 15 millones de hectáreas se encuentran ya en instancias previas a una posible adquisición, y se multiplican las ofertas a precios irrisorios a través de Internet, el Congreso aprovechará la voluntad expresada recientemente desde el gobierno nacional y emitiría en los próximos días un dictamen para poner límites y controles a la situación.

En rigor, el tema tiene estado parlamentario desde 2002, cuando Elisa Carrió (Coalición Cívica) impulsó un proyecto basado en un borrador de Federación Agraria. La iniciativa fue renovada cada dos años por su par de bancada, la santafesina Susana García, sin lograr que llegase al recinto. Pero desde entonces a esta parte se sumaron nuevos proyectos, hasta totalizar una decena.

La novedad es que el gobierno parece haber resuelto ocuparse del problema, y así lo expresó el mes pasado el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, en el cierre de un seminario de Federación Agraria. “Tiene que haber una ley que defienda el derecho de que la tierra argentina quede en manos de los argentinos”, consideró, estipulando que se trata de “uno de los principales activos del país, que será muy demandado en el futuro”.

Impulso

Las declaraciones del funcionario dieron pie a Carrió para interpelar a los legisladores oficialistas e intimarlos a hacerse cargo. Carlos Kunkel tomó la posta y le pidió a la presidenta de la Comisión de Legislación General, Vilma Ibarra, que le diera prioridad a este proyecto. El resultado fue el compromiso de unificar las diez iniciativas existentes -que tienen importantes diferencias en su objeto específico y en los alcances de sus disposiciones- en un solo dictamen conjunto, en la reunión del próximo martes 16. Y algunos hasta sueñan con tratarlo antes de fin de año, aunque reconocen que el debate “es de una amplitud enorme”.

“La pelea por retenciones es una parte, pero en algún momento deberemos comenzar a mirar lo macro de la cuestión. Una mirada a futuro que abarque lo ambiental y la seguridad tanto alimentaria como en materia de defensa, ya que hay intereses que vienen por nuestros recursos naturales. Nos debemos entre todos una discusión en serio”, sostuvo Susana García, y mencionó que la ley “permitirá crear un registro de productores para conocer verdaderamente quiénes son, ya que muchas veces aparecen testaferros que nada tienen que ver con los dueños de la tierra”.

Reconoció asimismo que “el proyecto de extranjerización puede chocar con algunos tratados firmados en el marco del Gatt (un acuerdo internacional sobre comercio y tarifas aduaneras), pero estamos buscando los resquicios necesarios para sortearlo”.

Nuevo mapa territorial

Entre los fundamentos del proyecto que intentará poner límites a la posesión de tierras en manos extranjeras, se observa a los hermanos Luciano, Giuliana Gilberto y Carlo Benetton con la compra de más de 900.000 has. que comprenden las estancias Pilcañeu, Alicura, Lelequen, El Maitén, Coronel, Cóndor; al inglés Joe Lewis (ex propietario de Hard Rock Café y socio de Planet Hollywood, junto a Sylvester Stallone, Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger) comprando 18.000 has. en la zona de lago Escondido; la estancia La Primavera de 4.400 has. adquirida por Ted Turner (propietario de CNN), quien ya suma 55.431 has en la zona andina; estancia San Ramón, de 35.000 has., del suizo Jacob Suchard (ligado a Nestlé).

Además actores cinematográficos como Christopher Lambert en Villa Arelauquen (Bariloche); Jeremy Irons en la zona de Esquel; la empresa italiana Nettis Impiante comprando 418.000 has. en La Rioja con el pueblo de Jagüe en su interior; en Formosa y Salta la empresa australiana LAG; el grupo italiano Radici en San Luis o el conde alemán Zichy Thyseen en la misma provincia; Halderman Farm; el grupo Arauco de la familia Angelini (chilenos, pero sospechados de pertenecer a capitales europeos); el caso de Recreo, departamento La Paz en la provincia de Catamarca, comprada por una empresa estadounidense fabricante de helicópteros (Poquiteros S.A.) con una superficie de 117.000 has., con trescientas familias adentro; Fiambalá con 1.800.000 has.; los esteros del Iberá y el acuífero Guaraní.

A ello debe agregarse el avance en inversiones del magnate George Soros, que a través de Cresud en ganadería y Adecoagro en lechería y granos, adquiere cada vez un mayor posicionamiento en el sector.

Según los diputados que firmaron el proyecto, esas tierras “no son compradas sólo por su destino agropecuario, sino también por su lugar estratégico, por sus reservas de agua potable, por sus riquezas mineras, por su enclave turístico y natural”.

Cambios

Tanto desde el Congreso como desde el Ministerio de Agricultura de la Nación, advierten que “se avecinan nuevos tiempos” en la generación de políticas agropecuarias.

Por una parte se trata de recuperar la figura del sujeto agrario en desmedro de los grupos de inversión, lo cual tendrá un papel preponderante en la estructura social de muchos pueblos del interior que están agonizando. En el gobierno creen que los proyectos de la FAA sobre tenencia de la tierra, arrendamientos y retenciones, son los más adecuados y los terminarán apoyando, mucho más aún si con ello logran un quiebre en la Mesa de Enlace que componen las cuatro entidades madre del agro (CRA, Coninagro, FAA y SRA), como el propio Eduardo Buzzi reconoció.

Por otra parte, la mayoría de los dirigentes saben que los temas medioambientales tendrán que ser abordados con la debida profundidad y amplitud, pero también con celeridad.


Recursos

La globalización manifiesta en las últimas dos décadas presentó una importante presión por parte de los países desarrollados hacia Latinoamérica, con el objetivo de alimentar un intercambio comercial, pero también para acceder a lo que en los tratados aparecen como simples “bienes” (tierra y el agua), que en rigor son recursos estratégicos esenciales y elementos insustituibles del ecosistema. El interés manifestado no ya sólo por particulares, sino por gobiernos extranjeros -como China o India- ha encendido nuevas alertas.

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Pablo Orsolini (FAA)

“Hay que imponer una regulación ya que los precios de la tierra en la Argentina no superan los 20.000 dólares la hectárea en la mejor zona, mientras en la India, por ejemplo, el valor es de 200.000 euros”.

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Verónica Benas (SI)

“Enormes extensiones de tierras fértiles, productivas, atravesadas por cursos de agua o linderas a ellos, pasan a ser propiedad de extranjeros que no las habitan o de empresas transnacionales que buscan explotarlas”.