Matizan el cielo los vuelos de bautismo


Festival Aéreo en San Cristóbal

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El aeromodelismo, una vieja actividad renovada. Foto: Corresponsalía de San Cristóbal

Las instalaciones del Aeroclub pasarán a llamarse Miguel Assensa. Norberto Cappelletti y Daniel Pérez mostraron sus máquinas. Intensa actividad de paramotores, ultralivianos y vuelos dirigidos.

 

Corresponsalía de San Cristóbal

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El esfuerzo de los dirigentes de esta entidad recreativa interesada en el deporte aéreo, sucesores de otros inclaudicables que obtuvieron muchos logros con el paso de los años, hizo posible un domingo distinto en nuestra ciudad. Los postres del almuerzo permitieron rememorar viejas épocas, cuando los vuelos de bautismo eran el epílogo de los cursos de pilotos civiles para los audaces que se atrevían a esta actividad como entretenimiento o para transformarse en futuro aviador comercial.

La buena difusión permitió que los asistentes esperaran las actividades de este gran acontecimiento con mucha expectativa. El viernes, la escuela de Ciencias había motivado a muchos niños y jóvenes con un concurso de máquinas para volar, y la llegada de aviones de otras ciudades, que fueron surcando el cielo, favorecieron el hecho de que cientos de personas se dieran cita en el amplio predio de 45 hectáreas, sobre la Ruta Nº 2, durante la inauguración del festival aéreo y los más de 400 vuelos de bautismos. Dieciséis aviones de Esperanza, Ceres y Rafaela, junto a los locales, poco a poco comenzaron a elevarse, realizaron acrobacias y mantuvieron motivada a la concurrencia. También fueron parte la atracción principal en el aire José Pérez y Oscar Dosis, quienes llegaron de Posadas para mostrar sus paramotores multicolores, que disfrutaron chicos y grandes.

Un increíble cielo se vio coloreado por los 17 modelos de aeromodelismo, de radio-control, pertenecientes a cuatro familias de la ciudad, que adhieren también con acrobacias en el espacio aéreo, para festejar el aniversario del club. Ya se puede vislumbrar el importante trabajo que realizan estas personas. Cabe mencionar también que este evento se llevó a cabo por el importante aporte que hizo la comisión de la parroquia, así como el de comercios y empresas locales.

Historia

Desde que Cecilia Lemonnier surcara, en el año 1917, junto al piloto Virgilio Mira, los cielos del pueblo hasta la actualidad, en que el comandante Guillermo Lamas realiza vuelos de línea desde Acapulco a Beijing, viviendo en Inglaterra, han pasado muchos nombres. Para mencionar solamente algunos: Osvaldo Campanella, Vilder Galloppo, Héctor Corvi, José Hubber, Domingo Barrirero, Livio Aicardi, Luis Osella y Víctor Airaldo.

Los actuales: Cristian Bernasconi, Elbio Baroni, Omar Bulacio, Diego Sartín, Cristian Scheike, Néstor Rossi, Néstor Valdano, Osvaldo Slaboch y Miguel Assensa. Y con sus propios aparatos, el ultraliviano de Norberto “Potti” Cappelletti, construido íntegramente por él, con el que en las tardes serenas de otoños hace escuchar el rumor de sus alas sobre nuestro suelo. Y el otro proyecto concretado, el biplaza de Daniel Pérez, construido en el garaje de su casa, íntegramente artesanal, durante tres años, a un costo mínimo ($ 30.000) que, de otra forma, no podría haber obtenido (U$S 30.000).

El nombre

Miguel Horacio Assenza, este nombre se impone a las instalaciones del Áero Club como un homenaje de los actuales directivos, a quien ha tenido casi medio siglo de participación activa en la entidad. Un testimonio elocuente en la decisión de crearlo se adoptó durante varias reuniones en la década del ‘50 en su domicilio con personas y pilotos que habían obtenido su licencia en el Áero Club de Santa Fe: Héctor Cena, Adolfo Bulgherini, Carlos Slaboch y el dueño de casa. Otro hecho significativo luego de su creación, en septiembre del 53’, fue que Don Assensa construyó en su casa las columnas del hangar, como así también las cabreadas de madera que a la postre terminaron instaladas.

La actividad de este hijo de inmigrantes ha sido constante, habiendo participado en festivales de relevancia, tanto de aviones como de aeromodelismo, obteniendo trofeos y reconocimientos. Socio vitalicio de la entidad, su compromiso con la sociedad y su accionar altruista se pusieron de manifiesto en muchas ocasiones, colaborando en el traslado de personas por vía aérea particularmente en épocas de inundaciones.

Un testimonio de su familia por esta designación resalta: “A los amigos de Miguel, su familia le agradece este “Vuelo por la vida’, y lo firman su esposa Dora y sus hijas Margarita, Mabel, Alicia y Patricia”.

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Pérez y Cappelletti, orgullosos por sus logros. Foto: Corresponsalía de San Cristóbal