Los susurradores

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“Labios”, de Salvador Dalí.

María Luisa Miretti

Como cierre de las actividades del año, en cada escuela municipal afectada al Plan Nacional de Lectura se realizó una evaluación oral, complementada con un escrito en soporte informático. El objetivo como es de suponer- era la lectura, las estrategias didácticas adecuadas para valorar textos literarios y en consecuencia, la elaboración de un proyecto institucional que contemplara acciones para tales fines.

Más allá de la crónica y del informe técnico, revelador una vez más de la enorme capacidad docente y del nivel de excelencia de los trabajos presentados, es importante destacar el grado de creatividad que cada institución supo imprimir a su propuesta.

La escuela Molinari Romero ofreció una espectacular bienvenida con niños “susurradores” que recibían a los visitantes con conos (ruiseñores) preparados ex profeso (adornados y del tamaño según las edades), con los cuales se acercaban a susurrar en los oídos una diversidad enorme de textos poéticos que iban desde el romancero hasta las mejores coplas y poemas registradas en la historia de la LIJ.

Esta modalidad, difundida en Francia por Les Souffleurs (Los susurradores), inicialmente era un grupo de actores, cantantes y escritores que, en número impar y vestidos de negro con un paraguas, susurraban “secretos poéticos” en el metro, en los parques, en la vía pública, a través de los llamados “ruiseñores” (cañas huecas o tubos de fibra de vidrio y de cartón, que medían según la altura de quien lo portaba de 1 a 1,80). Aún es posible cruzarlos o verlos a orillas del Sena, sorprendiendo y acompañando a la gente con sus ocurrencias poéticas.

Les Souffleurs. Comandos poéticos nacieron con el “Manifiesto del Susurro” escrito por Olivier Comte y aparecieron por primera vez en público en el 2001 durante el Salon du Livre de París. Desde entonces siguen actuando y dando la nota mágica y poética de su maravillosa participación.

Les Souffleurs. Taller de Susurradores Comandos Poéticos, de Córdoba y con una actuación similar, plantea a modo de Manifiesto:

Susurramos:

en el silencio de las bibliotecas

el zumbido de las mediotecas

el recogimiento de las librerías

el zumbido de los salones de libros

el murmullo de los fumadores del teatro

el runruneamiento de las filas de espera

el ruido de las conversaciones de café

el tumulto de las paradas de colectivo

el jaleo de los embotellamientos

el barullo de la humanidad

el estrépito del universo.

Enfrentando así con la postura provocadora de la ternura, la dificultad del ser humano para enfrentar al mundo...

Salvando las distancias, en un contexto escolar, hemos podido disfrutar de la gracia creativa de alumnos y docentes con actitudes similares.

Sentir la respiración entrecortada por la emoción en niños y niñas de diferentes edades ofreciendo Cucú cucú cantaba la rana, El sapito glo glo glo, Música porque sí música vana como la vana música del grillo o un estrofa de Borges, de Neruda o Benedetti demuestran la maravilla generada por la literatura en su desafío por más y mejor literatura, en lectores de todas las edades capaces de emocionar y emocionarse ante la belleza estética de un poema, su ritmo, su melodía o simplemente como Les Souffleurs- “con la postura provocadora de la ternura” acompañando al ser humano a enfrentar al mundo desde otra dimensión.