Cierre de temporada de las sinfónicas provinciales

Cita con la música bajo las estrellas

Con más de 160 músicos en escena, el megaconcierto estuvo bajo las batutas de los directores titulares Nicolas Rauss y Roberto Montenegro, en un viaje que fue de Sibelius y Wagner a Piazzolla y “La Novicia Rebelde”.

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Ante una buena convocatoria de público, y con el aval del clima que en algún momento asustó, anoche se concretó el concierto que las dos orquestas sinfónicas de la provincia planearon para cerrar su año artístico. Así, el Ministerio de Innovación y Cultura (que eligió de este modo destacar que Santa Fe es la única provincia argentina que posee dos organismos musicales de este tipo) eligió el primer tramo de la Costanera Oeste para la primera entrega de un encuentro musical que tendrá su recíproca el jueves frente al Monumento a la Bandera.

Los titulares de ambas formaciones consensuaron un programa ideal para este tipo de instancias: obras intensas, cortas y en un solo movimiento (una costumbre en conciertos “para todo público”) y que permitan el lucimiento de la formación ampliada o en los que directamente el compositor pida una masa de tales características. Y por supuesto, incluir obras argentinas y de raigambre popular (la inclusión de Piazzolla parece obvia, pero ¿no sería importante que en una “fiesta santafesina” de este tipo se interpretase alguna obra de un autor de la provincia como lo es Carlos Guastavino?).

Desde el sur

Casi media hora después de las 21 (el horario anunciado) y tras un video que destacó los hitos históricos de la provincia en la gestación de la patria, con la voz de Quique Pesoa, la locutora del evento anunció el inicio de la velada musical. Fue el suizo Nicolas Rauss, titular de la Sinfónica de Rosario, el primero en ponerse al frente de los alrededor de 160 músicos alistados para la ocasión.

Con su larga y expresiva figura vestida de negro y sus cabellos sacudidos por el viento, eligió abrir con “Finlandia”, poema sinfónico que el prócer de ese país, Jean Sibelius, dedicó a la independencia de su tierra nórdica, estremeciendo desde los ominosos primeros acordes con la fuerza sonora del conjunto.

Seguiría después una muy acertada interpretación de la Marcha Nº 4 de “Pompa y circunstancia”, de Sir Edward William Elgar, y la célebre “Cabalgata de las Valkirias” (en realidad un fragmento instrumental de la ópera “La Valkiria”) de Richard Wagner.

De local

Luego fue el turno del uruguayo Roberto Montenegro, que se subió al podio enfundado en un impecable smoking de pantalón negro y saco blanco (que algún malintencionado comparó con los de Isidoro Cañones). Con sus gestos precisos y contenidos y su habitual semisonrisa, abrió su set con el Preludio de Los maestros cantores de Nuremberg, también del compositor alemán.

Luego sería el turno de una intensa versión de la “Danza Macabra” de Camille Saint-Saëns, donde el concertino de la Sinfónica de Santa Fe, Raúl Vallejos, pudo ejercer su función en plenitud, en el juego entre el violín solo y la masa orquestal. Cerraría ese tramo la también archipopular obertura de la ópera “Carmen”, de Georges Bizet.

Repertorio popular

Luego vendría una segunda parte, dedicada principalmente a la obra de Astor Pantaleón Piazzolla. Así, Rauss combinó la sutileza de “Melodía en La” con las ya míticas melodías de “Adiós Nonino”. Montenegro eligió “Oblivion” para cerrar esa trilogía.

Como última obra del programa, el montevideano condujo una lucida versión de una suite elaborada sobre los temas principales del musical “La Novicia Rebelde” (“The Sound of Music”), escritos por Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II.

Pero esta suite tiene una particularidad: el tema principal (el que lleva el título de la obra) está en el medio, antes del vals “Edelweiss”. Lo que sucedió fue que en el infinitesimal corte entre ambos el público comenzó a aplaudir, como si hubiera terminado, estimulado por la locutora con un “que se escuche ese aplauso”. Montenegro se quedó congelado como en la mancha venenosa, esperando el momento de poder seguir con el pasaje con el que el capitán Von Trapp desafió a los nazis.

La despedida

Finalizado así el programa, y tras un nuevo “que se escuche ese aplauso”, fue el momento de la ovación de pie y los saludos correspondientes. Ante la requisitoria, llegarían los bises: Rauss optó por la “Marcha Radetzky” de Johann Strauss, acompañada por las palmas del público, mientras que Montenegro optó por repetir un pasaje de la suite antedicha.

Así concluyó el capítulo santafesino de este cierre de año de las sinfónicas provinciales. Para la orquesta local fue la manera ideal de despedirse en grande de su público habitual y a la vez de atraer a nuevos espectadores que se sumen a la programación prevista para 2011.

Cita con la música bajo las estrellas

Santa Fe es la única provincia que cuenta con dos organismos sinfónicos, y la mejor forma de celebrarlo fue uniéndolas en una sola masa orquestal. Fotos : Pablo Aguirre

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Roberto Montenegro.

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Nicolas Rauss.