Producir con equilibrio

Llegan nuevas tecnologías al campo que ahorran el uso de productos agroquímicos y maximizan el rinde. Finalmente, el gobierno tomó nota.

Federico Aguer

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La creación de un Ministerio de Agricultura es, aunque a muchos les cueste admitir, una decisión política firme ante los reclamos del sector. Tal vez más adelante que ahora la decisión se materialice en cuestiones prácticas palpables que permitan valorar la decisión con objetividad.

Es cierto que en en actual panorama del mercado cerealero intervenido hasta la asfixia, aquellos que sembraron trigo y deben malvenderlo a los molinos, no estarán felices con esta política oficial que, en los últimos años, se ha mostrado altamente hostil con el campo y ha generado uno de los mayores e innecesarios conflictos entre argentinos de los últimos tiempos.

Sin embargo, en la reciente visita a la planta de Monsanto en Rojas, pudimos comprobar el cambio de escenario respecto de la incorporación de las nuevas tecnologías para el país. Para los directivos de la empresa multinacional con sede en St. Luis, EEUU, el gobierno argentino finalmente aceptó la importancia del tema en el contexto de la creciente demanda mundial.

Por eso festejaron la comercialización del primer lote de maíz con triple protección que se vendió a un productor de la zona, evento que abre las puertas a la entrada de mayor tecnología al país, y posiciona a la Argentina a la cabeza de Latinoamérica en este cultivo.

Otro tema es la soja, donde nuestros vecinos ya han dado pasos firmes y nos han sacado una ventaja considerable. Sin embargo, de consolidarse la incipiente alianza con Brasil en este sentido, podríamos hacer nuestros los avances logrados por el país carioca y compartir con ellos nuestra supremacía en maíz.

El clima que se respira es otro. La semillera ya anunció su resignación por el cobro de regalías por la soja RR en Argentina. Se hizo borrón y cuenta nueva con la idea de trabajar en conjunto con productores y con las entidades oficiales y privadas para acelerar los tiempos que permitan achicar la burocracia necesaria.

Lentamente, parece estar llegando el apoyo oficial tantas veces reclamado para instrumentar las medidas que permitan mayores rindes que generen el alimento y combustible para el mundo y finanzas para nosotros.

La deuda pendiente sigue siendo el sujeto primario de la producción: el agricultor argentino. Está claro que si el chacarero no funciona tampoco lo hará la cadena productiva.