Mercado de granos

El mercado climático cambió de hemisferio

Los precios pagados por el maíz se acercaron a las paridades teóricas de la exportación. Las aceiteras tuvieron que ofertar aun más que la paridad para asegurarse el poroto.

Flavia Rossi

La cosecha de Estados Unidos terminó hace un mes y el mercado tuvo que aceptar que se perdieron unos 15 millones de toneladas de maíz y que la producción de soja se mantuvo estable. El mercado climático cambió de hemisferio, concentrándose ahora en lo que pasa en Sudamérica.

La semana pasada comentábamos que los operadores y los importadores están siguiendo de cerca los pronósticos de lluvia de la región, temerosos de que el potencial de la campaña se reduzca y que eso complique los balances del 2011. En Argentina se sembró más de la mitad de la superficie prevista de soja y, aunque las lluvias habían sido muy buenas hasta septiembre y parte de octubre, noviembre fue complicado.

Si bien durante los últimos días hubo precipitaciones reiteradas sobre las zonas más comprometidas Córdoba lidera la lista los aportes fueron leves y los pronósticos para las primeras semanas de diciembre hablan de poca agua. Hasta ahora la estimación oficial está en 52 millones de toneladas, aunque los privados están revisando sus guarismos: la Bolsa de Comercio de Rosario trabaja ahora con sólo 49 millones.

El maíz parece estar más expuesto. Días atrás, la Bolsa de Comercio de Rosario estimó entre 21 y 22 millones de toneladas y esta semana un privado arriesgó 22,5 millones, quedando muy lejos de las 26 millones del Ministro.

Temores

Estos temores obligan a los importadores a asegurar negocios. Tal es el caso de China que sigue activa no sólo en el complejo sojero, sino que parece seguir interesada en el maíz argentino. Además, se sumó la presencia de Rusia, que dejó trascender que tendrá que comprar hasta 3 millones de toneladas de maíz y que podrían ser de origen argentino.

Los intereses están contrapuestos. Por un lado, la cuestión climática y el apuro de la demanda tiran para arriba los precios, estimulando los negocios internos. Los productores se mostraron especialmente interesados en tomar los valores de maíz, que pasaron de 130 dólares en agosto hasta 170 entre noviembre y diciembre, llevándolos a comprometer entre el 12% y el 14% del potencial de la cosecha. Esto representa un adelanto muy grande respecto al año pasado (apenas cinco por ciento) y también refleja el apuro por asegurar la colocación en los puertos.

Por otro lado, el riesgo productivo obliga a ser cautos con la mercadería que se compromete. Esto sucedió en el mercado interno de soja que, a pesar de que los precios volaron desde 250 dólares en agosto hasta 320-330 entre noviembre y diciembre, se mantuvo el ritmo normal de ventas (menos del 20 por ciento de la cosecha).

Una cosa es decir...

Si bien el Gobierno dijo que el saldo exportable sería de 18 millones de toneladas, todavía no se pudo vender ni una sola tonelada. Los exportadores adquirieron más de tres millones de la nueva campaña pero la distribución de los permisos (ROE) está demorada, intentando respetar la participación histórica de las firmas tradicionales y permitir el ingreso de las que desean entrar al mercado.

La combinación de estos elementos ha permitido acercar los intereses. Los precios pagados por el maíz se acercaron a las paridades teóricas de la exportación y las fábricas tuvieron que pagar aún más que eso por el poroto para asegurarse la mercadería.