Al margen de la crónica

Una pelea alejada de la gente

Pasan los gobiernos y ellos quedan; pasan legislaturas y ellos quedan; pasan intendentes, presidentes comunales y concejales y ellos siguen mientras su tarea sea decorosa y esa permanencia en la función tiene respaldo constitucional y legal. El poder político de turno no hace más que designarlos siguiendo escuetos principios de selección y de aprobación por parte de mayorías circunstanciales.

Se trata de los jueces tanto a nivel nacional, federal como provincial. Internamente tienen tantas o más peleas que la corporación política pero a la hora de la defensa son una sola cosa.

Mientras se largan las extensas campañas políticas para llegar dentro de un año a la Casa Gris, para lo cual habrá que sortear el proceso de primarias y la elección general, la justicia mira de reojo. Cuando se le exigen respuestas surge la muletilla del escaso presupuesto y los escasos profesionales para seguir delitos cada vez más complejos que generalmente quedarán sin juzgamiento en algún rincón de Tribunales.

Esta semana pasó desapercibido en la crónica periodística que la Corte Suprema de Justicia de la provincia difirió hasta el próximo acuerdo la elección del presidente para el 2011. El escueto comunicado nada dice de los enfrentamientos internos entre seis ministros que no puede conseguir que uno de ellos tenga al menos la adhesión de otros tres.

Más allá de lo singular de esa elección que se define en un salón entre seis ministros es que al terminar noviembre sin acuerdo no estarán cumpliendo con la ley orgánica del Poder Judicial. Se dirá que no es una falta grave y se tendrá razón. Habrá que explicar que el ministro que resulte electo tendrá a su cargo presidir no solo la Corte sino también el Tribunal Electoral que tendrá a su cargo el control del comicio provincial. Así mientras varios largan la carrera para recibir la banda de manos de Hermes Binner, seis disputan la silla mayor de la justicia, lejos del público.