Se proponen concursos para designar directores del Enress
Aguas: servicio, regulación
y una reforma pendiente
Aunque la principal empresa prestadora del servicio está en manos del Estado, el sector sanitario y su regulación siguen bajo una norma que proviene de los “90 y la privatización.
Luis Rodrigo
No está definido si habrá un ente de control o más de uno. Ni si conviene que el actual siga bajo la misma figura jurídica. El ministro de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente, Antonio Ciancio, habla de un debate pendiente, al que no le pone plazos: la reforma de la ley provincial 11.220.
El gobierno de Hermes Binner se ha caracterizado por imponer o proponer cambios. Hizo lo primero hacia dentro del Ejecutivo y con distinta suerte lo segundo en otras áreas, pero en materia de saneamiento la discusión pareció ir aplazándose a lo largo de estos tres años sucesivamente.
“Tenemos un borrador de trabajo que lo hemos socializado con el Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress), con algunos legisladores y que hemos presentado a los intendentes y presidentes comunales, ya en dos nodos”, indicó el ministro Ciancio.
Dijo que el gobierno se propone avanzar en dos direcciones: transformar a Aguas Santafesinas SA en una Sociedad del Estado “lo que va a mejorar costos impositivos y producir un cambio de percepción para los ciudadanos, que adviertan que se trata de algo suyo, no heredado de la privatización” y en una “reforma pendiente: modificar la 11.220, para que haya un papel distinto del prestador y de la regulación. También de los usuarios, con más participación”.
Enress
“Pensamos que el Enress tiene que ser autónomo. Con un carácter no político, y profesional. Donde los que accedan a los cargos lo hagan por concurso”, indicó.
“Conocemos al Ente y sabemos que hay una capacitación técnica que de ninguna manera se debe desperdiciar. De ninguna manera propiciamos que el ente se extinga, sino que mude, mute. Rescatamos la capacidad analítica de los cuadros, no sólo de sus laboratorios, también en el plano de su bagaje jurídico. He tratado a la mayoría de los gerentes del Ente, si no a todos, y realmente me resultan todos muy bien formados”, elogió.
En cuanto a los directores, dijo que en el futuro, “no serán establecidos por simpatía”. Se busca “una conducción que no esté atada a un control político, con un sistema de elección por concurso, donde los más idóneos concursen”.
El sistema sería distinto del actual, “con un jurado que tenga garantizada su independencia. Y con organismos veedores que no estén teñidos de simpatías políticas”.
menos empezar a terminar con el subsidio injusto de toda la provincia a sólo 15 localidades (las provistas por Assa), y donde casualmente los que muchas veces no tienen el servicio también pagan impuestos que sostienen los subsidios”, comparó.
“Vamos a una propuesta de medición domiciliaria: durante esta gestión hemos podido aumentar la micromedición, de un 13 a un 15% en Assa. Y eso se hizo en un esquema en el que -para estos tres años- no teníamos puesto el acento en comprar, instalar y en normalizar caudalímetros. A estos años los dedicamos a expandir servicios y a llevar más agua potable a zonas sin servicio”, explicó.
Adelantó que “vamos a producir un impacto fuerte: se pasará del 15 al 30% de micromedición, lo que va a significar un costo alto. Y siempre que se piensa en la micromedición se presenta un debate: ¿invertimos en medidores o en más cañería y más producción de agua potable? Pero hoy ocurre que a un santafesino que vive en el norte y no tiene servicio de agua potable le podemos alcanzar para beber, apenas unos dos litros por día, no puede ser que alguien de Rosario o Santa Fe desperdicie cientos de litros. Lo primero es poner justicia en el uso del recurso, es un bien que se va transformando en escaso en el mundo. Aquí tenemos la suerte de tenerlo en abundancia y debemos llevarlo a toda la provincia”.
El ministro confía en “poder subir la micromedición y que con el correr del tiempo cada uno pague lo que consume. Por supuesto que a la empresa privada que no cumplió ninguna de las metas que comprometió en la privatización, no le interesaba medir. Con el consumo presunto (una fórmula por metro cuadrado de los inmuebles) le bastaba y sobraba para recaudar. Y así se ocultan las deficiencias”.
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