El corte de agua y una decisión política

El 22 de julio la ciudad quedó sin agua. El Ente Regulador de Servicios Sanitarios había comenzado el procedimiento sancionatorio, para eventualmente multar a Assa. El Ministerio de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente ordenó su suspensión.

La decisión política que tomó el ministro Antonio Ciancio -habilitada por la Ley 11.220- bien puede servir para alimentar el debate sobre la futura regulación del servicio de agua potable.

Periodista: — Más allá de la decisión que Ud. tomó y argumentó en los considerandos, ¿es bueno, es deseable, que el Ejecutivo pueda decirle al Enress hasta acá sí y hasta acá no?

Ciancio: — Es un caso excepcional, no me puedo quitar del contexto. Los hombres somos falibles, en este ministerio, en un ente de control... La normativa vigente es una guía de acción, pero yo tengo en claro que esa guía de acción no es un dogma. Una cosa es lo que se ha pautado, pero también hay interpretaciones y momentos.

Mi discusión con el Ente, y es la única que he tenido, es porque he visto un análisis muy mecanicista. Lo que me pareció es que hubo un suceso imposible de prever, y que no tuvo -por otra parte- las características que plantearon algunos medios y títulos catástrofe. Incluso la gente que tenía tanque domiciliario la pudo sobrellevar bastante bien, y está claro que fue un hecho que nosotros no podíamos prever.

Fue una situación fortuita. Imposible de tenerlo tabulado como algo a controlar: el hecho es que había una toma de agua cruda que tenía un parche puesto con tornillos y encintado, enterrado durante décadas... La verdad, la naturaleza fue benigna por todo lo que resistió.

— Ya había agua aflorando unos días atrás...

— Y por eso se preparaba la operatoria para el fin de semana siguiente, pero todo se precipitó. No hay que olvidar que además existía un cableado de fibra óptica... Se respondió en tiempo récord, con condiciones climáticas muy adversas, hacía mucho frío.

Me pareció que la posición del Ente, volviendo a su pregunta inicial, debía ser otra. La decisión que tomé de no hacer lugar a ese hecho, también pretendía ser un llamado de atención al comportamiento del Ente pero a su pasado, no a su presente. Lo que hemos discutido aquí es el pasado del servicio y del ente de control. No discutíamos ni Assa, ni el ministerio, ni el Enress y su actual composición. A los directivos les expliqué mis razones, mi visión.

— A Assa se le puede reprochar que no pudo aislar una de sus dos tomas. En el diario hicimos un informe, que parecía una novela, con el tema de las llaves bajo el pavimento...

— Es que es así. Está la llave pero no se podía usar más... Y le agrego material a la novela: no sólo que está esa llave oculta bajo el asfalto, sino que cuando nosotros llegamos a este cargo y tomamos nuestra primera tarea, para mejorar las condiciones de protección de la ciudad contra la lluvia y las inundaciones, una de las obras que hicimos, entre otras, fue la desobstrucción de los pluviales... Y ahí nos enfrentamos con una enorme cantidad de bocas de registro ocultas bajo el asfalto. Y con calles nuevas pero sin desagües pluviales. Santa Fe es una ciudad que ha ocultado bajo la alfombra algunas cosas...

— Qué notable el acceso a pluviales bajo el asfalto, pero supongo que Santa Fe no será la única con esas curiosidades.

— Sinceramente, no he visto lo mismo en otras ciudades.