Mesa de café

Nidos de candidatos

MESADECAFE.tif

Erdosain

A Barletta, Binner lo acusó de morajú- comenta José y acompaña las palabras con cierta sonrisa socarrona.

—Dicen que al gobernador no le gustó aparecer en un afiche junto con Barletta -observa Marcial.

—Lo que más le molestó -digo- es que no lo hayan consultado y que lo manden a la Nación como quien se manda a alguien a descansar a cuarteles de invierno.

—Más le va a molestar -dice Abel- saber que en la Nación el cargo de candidato a vicepresidente tampoco lo tiene comprado.

—¿Sabés algo? -pregunto.

—Rumores -contesta- rumores que circulan donde se asegura que Binner no es el que mejor mide en las encuestas nacionales, por lo que si fuera su consejero le diría que no subestime el cargo de vicepresidente porque tampoco lo tiene seguro.

—Pero lo cierto -dice Marcial- es que está enojado con Barletta.

—Lo mal que hace -dice Abel- porque si quiere un futuro político deberá acostumbrarse a cumplir con lo que él mismo dice: convivir con todos en un Frente. Es muy lindo hablar de la unidad cuando todos se unifican detrás de tu candidatura. Ahora Binner deberá probar si es capaz de sostener la unidad aunque el candidato sea otro.

—Yo creo -digo- que Barletta y Binner siempre formaron parte de un mismo proyecto. En política es habitual que los socios a veces discutan y se traten mal, pero lo que importa es que después sigan caminando juntos.

—Pero son de partidos diferentes -corta José.

—Son de partidos diferentes -respondo- pero decidieron integrar un Frente, por lo que no hay nidos particulares, hay un gran nido para todos, para todos los que están en el Frente se entiende.

—Lo que decís es muy lindo -objeta Marcial- pero explicáselo a Binner.

—Binner es un tipo que explota de golpe y así como explota enseguida retorna a la normalidad. Es lo que le pasa a todos los tipos autoreprimidos -digo-. Además, cada vez que se enoja mete la pata. ¿O acaso no se acuerdan cuando dijo que los santafesinos teníamos el síndrome de Estocolmo?

—Binner está furioso -dice José- porque sabe que no tiene reelección.

—Pero tiene un candidato que se llama Bonfatti -digo.

—No lo conoce nadie -dice Abel.

—No lo conoce nadie, pero con la plata del Estado puesta en la campaña lo van a hacer conocer enseguida -señala José.

—¿Vos querés decir -susurra Marcial -que el inmaculado Partido Socialista va a usar los dineros públicos con fines electorales?

—Algo parecido -dice José-. No descubro la pólvora si digo que la plata del Estado se usa para hacer política y no somos los peronistas los únicos que cometemos ese pecado. Y si no la usan de manera directa la usan de manera indirecta, apretando intendentes y presidentes de comunas.

—Recuerdo cuando Juárez Celman dijo que cuando quería representarse a los políticos discutiendo el poder, le venía la imagen de un grupo de niños ansiosos repartiéndose una torta de chocolate -digo.

—La torta existe -dice José- pero no es de chocolate.

—Y los peronistas la conocen muy bien; basta con mirarle la boca y las manos para verificar que son adictos -dice Abel.

—No nos distraigamos con los peronistas -contesta José- que los amigos del Frente Progresista están dando mucho que hablar.

—Los que están dando que hablar son los socialistas -dice Abel- que todavía no se pusieron de acuerdo en designar un candidato.

—No se pusieron de acuerdo y no se van a poner de acuerdo -digo- “la familia” va con Giustiniani y Binner protege al ministro.

—Aceptemos que Bonfatti es un buen candidato, por lo menos como ministro se desempeño con eficiencia -digo.

—Parece que cuando fue intendente de Las Parejas su desempeño no fue tan brillante -dice Marcial.

—¿Vos sabés algo? -pregunta Abel.

—Andá a Las Parejas y preguntá -dice Marcial, mientras le agrega dos saquitos de azúcar a su té.

—Convengamos -digo- que la gestión de Binner ha sido buena. Una reciente encuesta asegura que la mayoría de la sociedad aprueba su gestión.

—Lo aprueba a él; no sé si aprueba su gestión -dice José.

—¿Se puede saber cuál es la diferencia? -pregunto.

—A Binner le pasa lo mismo que a Scioli, Reutemann, Cobos; están hechos de la misma madera -dice José.

—¿Y a qué madera te estás refiriendo? -pregunta intrigado Abel.

—La de la mediocridad -contesta José- desde De la Rúa en adelante la mediocridad parece que está premiada por el electorado. Candidatos que no dicen nada, que no son capaces de elaborar una frase inteligente, cuentan con el apoyo de la población.

—Yo creo que Binner no es lo mismo que Scioli o Cobos -digo.

—Políticamente son diferentes, pero temperamentalmente son parecidos. En todos ellos hay una identidad de temperamentos -dice José.

—Acabo de conocer una nueva teoría política -digo, y le hago señas a Quito para que sirva otro cortado.

—Lo que sé -dice Abel- es que el año que viene va a estar para alquilar balcones.

—Nos vamos a cansar de votar -dice Marcial.

—Espero que sea para bien -reflexiona José- y espero que el pueblo elija lo que más lo beneficie.

—O sea que lo elija a Rossi -dice Marcial con su habitual mala fe.

—No creo que haya otro candidato mejor- replica José.

—Habría que preguntarle a los santafesinos qué piensan -dice Abel -por lo pronto, hasta hace unos meses tenía que ir a los actos públicos con mucho cuidado porque los productores rurales los escrachaban.

—Me extraña -dice José- que un demócrata como vos defienda el escrache, y me extraña que confunda a los productores rurales con una banda de provocadores simpatizantes de la dictadura militar.

—Yo creo que Rossi es un buen político -digo- pero me parece que el que no merece la misma calificación es su superior, es decir, Kirchner.

—Lo veo a Rossi y me acuerdo del capítulo del libro “El Cid Campeador” -dice Marcial- en el que Rodrigo Díaz de Vivar es desterrado por su rey y uno de los ministros de la Corte lo ve al Cid y sus soldados marchar hacia el exilio. Entonces le dice en voz baja a un colega: “Qué buen vasallo si hubiera buen Señor”. Rossi es un excelente vasallo, pero el que falla es el Señor.

—Te recuerdo que el Señor al que vos te referís ha muerto -le digo.

—No creo que la Señora sea mucho mejor -responde Marcial.

—Reutemann no piensa lo mismo -dice Abel.

—Reutemann a veces, muy de vez en cuando, también se equivoca -replica Marcial.

—Lo cierto -dice Abel- es que el nombre del candidato del peronismo en la provincia sigue siendo un misterio.

—Lo que no es un misterio son los votos que tenemos -dice José.

—Que tenían -observo- les recuerdo que a la provincia la perdieron como perdieron las dos grandes ciudades. Hoy el peronismo ha dejado de ser el gran movimiento nacional para transformarse en una modesta segunda minoría.

—No canten victoria los gorilas -dice José-. Como reza el proverbio español: los muertos que vos matáis gozan de muy buena salud.

-No comparto -dice Abel.