Memorias de la sangre

Se cierra otra etapa, en la que el agro reafirmó su importancia en el esquema nacional. Tradición y futuro que se respiran en el campo

Federico Aguer

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“Es por varias cosas que soy de esta manera: amo la tradición en que nací, soy fiel a la palabra que he empeñado y respeto al que sabe respetar, es mi honra llevar la frente alta, y tengo por riqueza el trabajo y la amistad. Todavía no saben porqué mismo se calienta mi sangre y sin querer abro el pecho ni bien una acordeona se desata y retoza en chamamé. Conjuro musical hijo del viento, urgencia fraternal de la región, que arisca y dulcemente bandea las fronteras y te obliga a sentirte lo que sos. Juventud heredera del sueño americano, un resumen viviente de gloriosa humildad, esa mezcla de sangres y ríos torrenciales que va yendo imparable hacia la libertad”, dicen los De Imaguaré.

Estas palabras de tierras guaraníes bien puede aplicarse a toda nuestra gente de campo. Humildad forjada en el esfuerzo del trabajo arduo, impulsada por la sabiduría del aborigen, amalgamada con la tradición del español y luego con las ansias de progreso de italianos, suizos, alemanes, franceses y sirio libaneses, entre otros, que lentamente llegaron para forjar esta nueva Nación.

Su legado persiste todavía hoy en miles de rostros anónimos que hemos tenido el orgullo de conocer transitando por nuestros caminos, otro año más. Caras que esconden historias increíbles. Secretos atrapados en una mirada, que intentamos develar para contarles esas vidas que desnudan la realidad rural.

En nuestro devenir de buscadores de historias nos dejamos llevar por los caminos, parando a preguntar dónde quedaba tal o cual lugar, cruzando alguna palabra con esa gente que siempre nos regalaba una sonrisa. Es que desde nuestros comienzos nos planteamos trasladar esas verdades a través de la palabra de los protagonistas y no de los números de las estadísticas.

Este año, las lluvias permitieron acomodar la situación para muchos que podrán replantear sus esquemas productivos. Otros, los que quedaron en el camino, son mudos testigos de lo implacable del desafío de producir. “No es lo mismo nacer en cualquier parte, ni es lo mismo saber que no saber. Conscientes que nadie es más que nadie y es de todos aquí la obligación de ofrecer lo mejor. Porque sabemos que siendo ley pareja no es rigor”, dicen estos poetas correntinos. La memoria de la sangre mantiene vivo al campo, y el campo le sigue dando la fuerza íntima al país. ¡Feliz año nuevo!