El palacio Farnesio abre las puertas para mostrar su historia

1.jpg

El palacio Farnesio en Roma, actualmente sede de la embajada de Francia en Italia, testimonia sobre el pasado espléndido de una familia que asciende a partir de 1534, con el Papa Pablo III. Foto: EFE

Carmen Postigo

(EFE)

La historia de una de las familias más importantes de Roma, los Farnesio se muestra actualmente en el palacio romano del mismo nombre y actual sede de la embajada de Francia, con 150 obras que acompañaron los fastos y la suntuosidad en los años de máximo auge del linaje rico y culto.

La exposición “Palacio Farnesio. De las colecciones renacentistas a la Embajada de Francia” abrió sus puertas hasta el 27 de abril de 2011 y alberga 150 obras entre pinturas, esculturas, diseños, monedas y cerámicas que hacen revivir la fascinante historia de este bello edificio.

La apertura es todo un acontecimiento, ya que, al acoger la legación diplomática francesa, semejante palacio renacentista no puede ser visitado habitualmente por el público, a pesar de que en él se combinan arquitectura, pintura, escultura y pasión por la antigüedad.

La celebridad de los Farnesio se inició en el año 1534, cuando el cardenal Alejandro fue elegido Papa con el nombre de Pablo III. Príncipe de la Contrarreforma y mecenas renacentista, ordenó la construcción del palacio a Antonio Sangallo en 1515, pero, a la muerte de éste, fue Miguel Ángel quien en 1546 asumió la dirección de las obras.

Miguel Ángel fue autor de la imponente cornisa superior y del elegante patio interior, junto a Sangallo y Jacopo Vignola.

A la muerte de Pablo III, quien tuvo cuatro hijos con una mujer de nombre desconocido, fue Vignola el encargado de rematar el palacio bajo la dirección de Giacomo della Porta en 1589.

Casi un siglo, pues, para construir el llamado “dado Farnesio“ por su forma de cubo, su austeridad, grandeza y sobriedad, un palacio que acogió cenáculos y tertulias de artistas, de escritores y amantes de la Roma del Cinquecento.

Todo ello impregna la muestra, en la que los pasos llevan al visitante a la Sala de los Emperadores y de los Filósofos, decorada con frescos de Taddeo Zuccari y Francesco Salviati para reivindicar los orígenes romanos de los Farnesio.