¿Mafia de los medicamentos?
Sepultan al gremialista ejecutado y buscan móviles del asesinato
Los restos de Roberto Roger Rodríguez, tesorero del Sindicato de Obreros de Maestranza (SOM) y presidente de la obra social del gremio, eran sepultados esta tarde en medio de fuertes versiones sobre los móviles de su asesinato.
La obra social está involucrada en el caso de la “mafia de los medicamentos”; Rodríguez (49 años) fue secuestrado y ejecutado con un balazo en la cabeza, y los investigadores buscan establecer las razones del asesinato sobre el que manejan varias hipótesis, desde un crimen mafioso hasta una venganza personal.
El hombre que apareció arrodillado y agonizante en un descampado de Bella Vista, tenía a su cargo una obra social que fuera allanada por el juez federal Norberto Oyarbide, que investiga la compra fraudulenta de drogas para tratar supuestos casos de cáncer y Sida, con el fin de pedir reintegros en la Administración de Programas Especiales (APE), con el que el ministerio de Salud financia casos de alta complejidad que exceden la capacidad de las prestadoras.
El magistrado analiza vínculos de la obra social con la droguería San Javier, propiedad Néstor Lorenzo, preso y acusados en la causa de “la mafia de los medicamentos”. En 2008 Graciela Ocaña había denunciado a la obra social de Maestranza por presentar troqueles “truchos” para pedir reintegros; por su parte Lorenzo dijo haber aportado unos $ 800 mil a la campaña política de los Kirchner en 2007, a través del ex superintendente de Salud, Héctor Capaccioli. La policía que investiga el crimen de Rodríguez (estaba alineado con Luis Barrionuevo) no descarta, de todas maneras, otras hipótesis: el crimen pasional, ajuste de cuenta por deudas o una venganza familiar a falta de favores no concedidos. Pero coinciden en que habrían sido dos sicarios contratados para matarlo, quienes ejecutaron al sindicalista.
Los detectives investigan las comunicaciones, las actividades y el entorno de la víctima. Investigadores de la comisaría 45 y los agentes de Homicidios de la Policía Federal analizaban a instancias del fiscal Raúl Cavallini las actividades de la víctima; los primeros indicios desechaban la hipótesis del robo porque Rodríguez tenía consigo sus pertenencias.




