TEXTOS. ALINA POZZOLO. FOTO. GENTILEZA PRODUCCIÓN.

SU INSPIRACIÓN. “No me surge la inspiración por haber cantado toda mi vida en coros. Cuando tenía 10 años, llevaba varios estudiando en el CREI y la profesora le dijo a mi mamá que yo tenía condiciones y que viera la posibilidad de mandarme al Liceo a estudiar el piano. Cuando terminé el CREI a los 12 años, ya estaba en el Liceo haciendo la carrera de flauta y de piano. Piano dejé porque nunca tuve talento pero hice el profesorado de flauta dulce e incursioné en la flauta traversa. Cuando me tocó el turno de elegir una carrera universitaria seguí estudiando música. Fue Educación Musical, porque quería dar clases de música a los niños, aunque ya había probado dar talleres de música a los niños en escuelas privadas y también preparaba alumnos en casa. En paralelo comencé la carrera de Dirección Coral”.

PRIMERAS DIRECCIONES. “Mientras estudiaba me invitaron a sumarme a la Agrupación Coral Propuesta, un coro que ya no existe, adonde era asistente de dirección. Fue la primera vez que estaba en un coro vocacional con gente que no leía música. Cuando su directora salió de licencia por embarazo tuve que hacerme cargo. Me acuerdo que me compré mi primer diapasón. En 1990, cuando estaba en 2do. año de la carrera, Male Boero me pidió que fuera su asistente adjunta en el Coro de Niños y Jóvenes de Santo Tomé, con quien estuve once años. Ese mismo año empecé con Los Tutisonanti, trabajando para el público infantil. Mi primer coro fue el del Centro Friulano. Después tomé la dirección de la agrupación coral Ars Nova, que había tenido excelente épocas y estaba bastante desmembrado. Era un desafío musical. Varios años después fundé la Cantoría Judicial, el coro de la Asociación de Tribunales, y trabajé en una escuela secundaria con un coro de chicas. Mucho tiempo después vino Meridies, muy relacionado a una nueva etapa de mi vida”.

VARIOS MAESTROS. “Empecé a hacer cursos de dirección coral cuando tenía 21 años. Me fui a Buenos Aires a uno de un director sueco, del Grupo de Canto Coral. Yo estaba de oyente y me moría de ganas de estar dirigiendo ese coro porque era una maravilla... Ése fue el momento en que dije ‘Yo quiero hacer esto’. En 1998 me fui a Bélgica a un curso sobre los Motetes de Bach, diez días en la campiña belga con un coro extraordinario de jóvenes, donde pude participar como activa. En 2001 fui a Holanda a una masterclass con el Coro de Cámara de ese país y el coro de la radio, con un grande de todas las épocas: el sueco Eric Ericson. Además, todos los enero durante ocho años viajé a Puerto Madryn al festival Madryncanto. En 2001 gané una beca del gobierno Alemán para irme a ese país a perfeccionarme y presenté un proyecto para estudiar música religiosa en la tradición alemana. Llevaba cinco años estudiando música vocal del Renacimiento con el maestro Antonio Russo, y después sinfónicos corales del Barroco. Además, todo el año había estudiado repertorio romántico alemán”.

SU VIDA EN ALEMANIA. “Cuando regresé del viaje a Holanda me llegó la certificación de la beca para estudiar en Alemania (Frankfurt am Main). Era por un año (2002), pero mi profesor pidió una renovación porque nos llevábamos muy bien. Obtuve el título luego de haber dado un examen y el segundo año ya estaba trabajando”.

MERIDIES. “Meridies tiene que ver con mi ausencia de Santa Fe. Uno de los últimos proyectos que había hecho con Ars Nova antes del viaje era la grabación de un disco con música de Carlos Guastavino, que nunca se terminó. En cada julio yo volvía unas semanas e intentábamos continuar con la grabación pero ya no era lo mismo. En 2004 dije que no podía ser y que nos merecíamos el disco quienes empezamos este proyecto. Invité a 20 cantantes por mail y les dije cuáles eran las obras, que dos fines de semana íbamos a ensayar y otros dos a grabar, y que tenían que estudiar solos. Grabamos en julio y funcionó muy bien: el disco salió. Surgió Meridies de ese grupo de gente que había cantado conmigo en algunos coros y también busqué a mis cantantes de antes, algunos de los cuales no estaban siquiera cantando. A principios de 2005 volví a convocarlos para trabajar en el invierno, cuando yo viniera. No teníamos nombre y surgió Meridies: es una de las dos maneras que se puede decir Sur en latín. Cuando lo seleccionamos yo les decía: ‘Piensen cuando el coro tenga trascendencia internacional que vamos a poder decir somos Meridies y venimos del sur del mundo’. De a poco se fue cumpliendo”.