El atletismo, su vida y pasión

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Juan Carlos Rivera

Este abogado y atleta retirado tiene en su haber una vasta trayectoria en ambos ámbitos. Continúa colaborando con el Club Velocidad y Resistencia, que lo recibió como deportista allá por 1945, cuando era presidente don Pedro Candioti.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTO. LUIS CETRARO.

 

ATLETA FULL TIME. “Entré a Velocidad y Resistencia cuando el club ya estaba formado, alrededor de 1945. Al año siguiente empecé a ir a los campeonatos provinciales y seguí corriendo algunos años más. En esa época era atleta, discretito, ya que llegué a ser récord provincial de la categoría cadete (sub 18) en 100 metros llanos, y al año siguiente fui subcampeón argentino posta 4x100m. En 1946 me plegué al club plenamente y en el 52 a la comisión directiva”.

PEDRO CANDIOTI. “Don Pedro Candioti era presidente de Velocidad y Resistencia desde 1934 y estuvo más de 30 años. Fue realmente mi padre deportivo. Lo admiré mucho no sólo por sus hazañas en natación sino porque era una excelente persona. A pesar de la diferencia de años que teníamos (más de 35) lo sentí mi amigo y creo que él me veía de la misma manera. Fue una figura muy importante, al igual que Antonio Pocoví, que fue olímpico en 1948. Antonio me llevó al club y me entrenó”.

INICIOS EN LA INSTITUCIÓN. “Velocidad y Resistencia se fundó en 4 de Enero 1635, en una pequeña casa, viejita, que todavía existe. Lo fundó una familia Kirschner, no como la presidenta sino con una ese en el medio, de origen alemán. Uno de ellos, Reinaldo, introdujo el atletismo en la ciudad y fue el primer entrenador que tuvimos en el club. Alcancé a entrenar con él y falleció posteriormente de tuberculosis. Fui varias veces presidente del club en distintas épocas y actualmente soy secretario, aunque he ocupado otros cargos en la comisión directiva”.

EN LA GUARDIA. “Cuando falleció don Pedro Candioti lo sucedió en la presidencia Ramón Sureda Bordas, quien dijo que nos íbamos a ocupar un poco menos del deporte, en donde teníamos una trayectoria, y un poco más de lo institucional. Compramos un predio en La Guardia, de más de 10 hectáreas, gracias a un préstamo, y construimos una pileta de natación. Poniendo el lomo, siempre, logramos cosas. Luego hicieron el terraplén y nos quitaron casi dos hectáreas, pero nos trajo una seguridad porque después de dos o tres inundaciones teníamos que empezar de cero con las instalaciones del club, ya que llegamos a tener un metro y medio de agua dentro”.

OTRAS RESPONSABILIDADES. “Fui vicepresidente de la Confederación Argentina de Atletismo y ahora integro la comisión de arbitraje, varias veces presidente de la Federación de la provincia (lo era cuando se construyó el CARD) y de la Asociación Santafesina de este deporte. En la Asociación Sudamericana de Atletas Veteranos estoy a cargo de la comisión de disciplina. También fui fundador y en varias oportunidades presidente del Círculo de Veteranos, gracias al cual seguimos en contacto unos cuantos atletas de aquella época. Esto nos da la posibilidad de participar, encontrarnos con gente de esa época y viajar mucho por el mundo”.

CAPACITACIONES. “En Santa Fe funcionaba el Centro Regional de Desarrollo de la Asociación Internacional de Federaciones Atléticas, adonde se empezaron a dictar cursos desde la organización hasta el juzgamiento de las pruebas de atletismo. Hice uno de disertante que me habilitó a dar cursos en el exterior, gracias a lo cual conocí muchos países de Sudamérica, como Venezuela, Colombia, Paraguay, Chile, Perú. También me gradué de oficial técnico (lo que sería un juez) de Sudamérica para el juzgamiento de las pruebas”.

EL ATLETISMO HOY. “Tenemos grandes figuras, como Juan Serra y Germán Chiaraviglio, y algunos otros valores que vienen empujando. Pero quizás esté faltando un poco más de actividad para las categorías inferiores, de manera que haya más exponentes. Participé de los intercolegiales de 1946, cuando había un semillero de atletas. Había de fútbol, de rugby, de básquet, entre otros deportes. Pero en 1958 dejaron de ser organizados por Velocidad y Resistencia y pasaron a depender del Ministerio de Educación, que estableció que lo tenían que hacer los propios colegios. Así, se perdió mucho de aquel espíritu: antes se hacían los fines de semana e iban amigos, profesores, la familia, las novias. Había mucho apoyo y las tribunas se llenaban de gente y de barras, como las del Industrial y del Nacional. Éste sería un tema que habría que reverdecer, aunque de los Torneos Evita y los campeonatos nacionales de la Confederación Argentina de Atletismo están saliendo bastantes chicos. Hay que esperarlos y echarles el lazo para que entren en el deporte federado, ya que muchos sólo quedan en esa instancia”.

así soy yo

LA CASA PATERNA.

“Nací en Santa Fe, el 26 de abril de 1929 y voy a cumplir 82 años. Siempre viví en esta casa ubicada en el extremo sur de la costanera. Cuando tenía alrededor de 5 años vinimos con mis padres; la habían alquilado porque yo tenía problemas de asma y los médicos le habían dicho que, viviendo cerca del río, me iba a curar. Al frente había unos plátanos, lo peor para las alergias. Pasó el tiempo y el viejo compró esta casa. Cuando me casé nos fuimos a vivir a Guadalupe. Antes que falleciera mi madre nos vinimos a acompañarla acá y nos quedamos”.

SU ORGULLO.

“Estoy casado con Zulema Bonaparte. Tenemos una hija, Zulema, y tres nietos de apellido Fissore: Fernando Carlos (30 años, casado con Jimena Marelli, 2 hijas, que viven en Concordia), Leonardo Nicolás (27) y Alejandro Javier (25), y dos bisnietas: Mora (3 años) y Justina (1), que nos llevan locos”.

SUS LOGROS.

“Mi esposa también era atleta, incluso nos conocimos gracias a este deporte: participó en los primeros Juegos Panamericanos de Atletismo del 51, en Buenos Aires, y salió quinta en lanzamiento del disco. Mi hija también fue récord sudamericano durante muchos años, así que hemos sido una familia atlética”.

EN EL LITORAL.

“Durante muchos años escribí sobre atletismo en El Litoral. Por mi profesión como abogado y mi trabajo en el Tribunal de Enjuiciamiento de Magistrados del Poder Judicial de la provincia mucho no podía andar en cosas ajenas al Poder Judicial. Colaboraba vocacionalmente y cuando me jubilé del Tribunal me llamó Cacho Roteta para que fuera al diario”.