Análisis de mercado

Nunca pasa nada hasta que pasa

Cuando los operadores del mercado se relajaban ante la firmeza de los fundamentos apareció el conflicto en oriente medio y el comportamiento de la plaza granaria perdió la lógica. Los indicadores locales obligan a tomar precauciones antes de precipitarse a vender la cosecha.

CAMPO_P12_APERTURA.JPG

Abundante. La estimación para la cosecha de soja se incrementó de 47 a 48.8 millones de toneladas. Foto: archivo

Dante Romano

Director Académico del Centro de Gestión Agropecuaria

Lo ocurrido la semana pasada nos debe enseñar a respetar a los mercados. Justo cuando nos parece que ya tenemos claro las fuerzas que producen los precios actuales y su tendencia, un nuevo elemento aparece en forma inesperada y altera todas las ecuaciones que, en nuestra mente, están por detrás de los precios. Sin embargo detrás de los precios hay personas que toman sus decisiones movidos por cuestiones subjetivas, incluidos por la incertidumbre, la información atomizada y el comportamiento de manada, con lo que los mercados pueden tomar rumbos “ilógicos”. Si bien a la larga la lógica vuelve, una de las máximas de los operadores exitosos es que los mercados pueden permanecer ilógicos más tiempo del que los operadores pueden mantenerse solventes.

Un cuco mundial

El gran elemento de la última semana de febrero ha sido el temor de que la escalada de violencia en Medio Oriente desestabilice la producción y distribución de energía, poniendo en riesgo el crecimiento mundial, lo que disparó a su vez dos fenómenos. Por un lado, el vuelo a la calidad: los operadores buscaron salir de colocaciones con cierto grado de riesgo y colocarse en inversiones quizás menos rentables, pero más seguras. Por otro, la especulación de que la energía subirá con todo este proceso, que llevó a que en la composición de las carteras entrara en mayor medida el petróleo y otras energías, reduciendo posiciones, sobre todo en inversiones que han generado mucha ganancias como los granos y el algodón.

Mientras tanto, continúa la preocupación por el alza en el precio de los alimentos que viene generando una salida en masa del mercado desde inicios de febrero. En el seno del G20 se recibió y convalidó la preocupación, pero la conclusión fue que debía tenerse mucho cuidado en la intervención de estos mercados para evitar que el normal proceso de incentivo al aumento de la oferta se viera dañado.

Sin embargo la estreches de las existencias, y las perspectivas complejas a futuro, siguen estando y también tuvimos a fin de mes dos manifestaciones de esto: la presentación del USDA en el Ag Forum, donde se comentó que a pesar de que el área sembrada será récord, y aún asumiendo que el clima sea excelente para los cultivos, se necesitarían más de dos años para que los mercados vuelvan a niveles de reserva adecuados; y la presión de compradores genuinos que estuvieron aprovechando la baja de precios, lo cual es el mejor reflejo de que más allá de los especuladores, hay una demanda real que ha dado un salto, y tiene disposición a pagar precios más altos por cada unidad de alimento.

No apurarse

El plano local estuvo también bastante cargado de novedades.

Comenzó a operarse activamente el trigo baja proteína y a pesar de las fuertes restricciones en cuanto al contenido máximo y mínimo de proteína, peso hectolítrico y otras cuestiones. Ya se llevan unas 300.000 toneladas declaradas y una activa negociación del mismo.

Con la trilla a la vuelta de la esquina se abrieron nuevos ROE de maíz, por 3,5 millones de toneladas y se espera otro tanto para más adelante, con un cálculo de saldo exportable “extraño”, y una exportación que se viene anticipando.

El adiós a la ONCCA y el hola al UCESCI. Lo que cambia es el nombre, el rango del organismo y quien mueve la caja, pero en la práctica siguen las compensaciones y los ROE, pilares de este “modelo productivo” que ahogó al trigo y que amenaza al maíz.

La cosecha de soja mejora, y ya se habla de una mayor producción esperada: 48,8 millones de toneladas contra las 47 millones anteriores, descomprimiendo un poco al mercado.

Frente a este escenario, la recomendación es ser muy cautos con las ventas en la baja, no dejarse llevar por este movimiento y mientras se pueda trabajar poniendo pisos en niveles que todavía son muy interesantes —aunque el horizonte temporal no sea muy largo— como para postergar la decisión de venta y tomarla en un momento donde este proceso sea más claro. En el caso del maíz ya no se puede realizar esto, por lo que sólo resta vender y tomar cobertura al alza; y el trigo en Argentina ya es partido jugado: ahora sólo resta intentar meter el trigo de baja proteína en las condiciones de la exportación y guardar el de calidad para operar con los molinos en contra estación. Y el trigo con calidad mediocre, servirá para mezcla cuando la oferta se reduzca sobre final del 2011, por lo que habrá que prepararse para aguantarlo.