Esta noche en el Molino Marconetti

Resistencia Suburbana y Clandestina

La banda de Billinghurst será protagonista de la tercera edición de la fiesta. Univerzoo será la agrupación invitada.

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Luis Alfa y Fabián Leroux encabezan esta formación, que se caracteriza por su carácter barrial y combativo.

Foto: Gentileza producción

Ignacio Andrés Amarillo

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Esta noche (aprovechando el feriado del martes) desde las 23, en el Molino Marconetti (Dique 2 del Puerto de Santa Fe) se realizará la tercera Fiesta Clandestina en la ciudad. En esta ocasión, llegará una banda muy esperada: Resistencia Suburbana.

También estará presente Univerzoo para convertirse en el primer grupo santafesino en participar como invitado especial en una Clandestina. Además, arribará DJ Tato desde la casa Clandestina Buenos Aires directamente al Molino para musicalizar la noche; habrá circo clowdestino (con artistas circenses locales) y cerveza libre (opcional).

El Litoral se contactó con Fabián Leroux (primer guitarrista y manager) para conocer más sobre la actualidad de Resistencia Suburbana.

—Hace más de un año y medio que no tocan en Santa Fe. Sacaron “Con la fuerza del mar” en el medio...

—Sí, en octubre de ese año salió el disco. Igualmente, en ese recital adelantamos algo.

—¿Qué se va a encontrar el público?

—Se va a encontrar con lo que quiere: con una banda que sale muy poco de gira y más o menos hace un popurrí de toda su trayectoria para que más o menos tengan un pantallazo. En Buenos Aires, variamos más los shows porque tocamos más seguido.

—¿Y por qué salen tan poco?

—Porque no nos gusta: es pesado salir de gira. Muchas bandas se pelean, se agarran a trompadas e igual siguen saliendo. Se desgasta mucho un grupo cuando sale de gira mucho tiempo. Nosotros a los dos o tres días estamos de vuelta, no somos de recorrer pueblo por pueblo y salir días y días.

Somos una troupe de 13, 14 personas, y empiezan los quilombos: cada uno quiere o hace una cosa diferente. Me entero por las revistas que hay bandas que han seguido funcionando porque estaban agarrados de la plata que generaban, y se mataban a trompadas y se odian. Así, no se puede hacer música.

Sabor propio

—¿Cómo se posicionan en un contexto de reggae calificado como “pasatista”?

—Te posiciona la gente, o los periodistas, dicen: “Éstos son combativos”. Hay música que me gusta y que no me gusta, y música buena y mala, pero no soy yo para decir cuál es cual. Para que exista la música buena tiene que existir Valeria Lynch.

Si todo fuera Valeria Lynch o si todo fuera Spinetta sería aburrido también. Porque la gente quiere bailar, yo también. Si una cosa me gusta no me la critico: cuando sos adolescente no te permitís ciertas músicas. No me voy a comprar un disco de Los Auténticos Decadentes, pero para un cumpleaños me gusta bailarlos.

Sabemos perfectamente lo que somos, y no hay muchas bandas en este estilo en el país. No es que nos pusimos ahí para ser diferentes sino que solitos nos salió (risas).

—Ustedes vendrían a ser la cabeza de quizás una futura movida de un reggae más barrial, más suburbano como dice el nombre. Pero porque es la vida de ustedes, ¿no?

—Así es. No sé si habrá una movida. Por ahora, el reggae está bastante estancado, no salió nadie nuevo salvo Dread Mar I y Kameleba del interior. Está plagado de bandas en cada pueblo y cada provincia, pero nadie pega el salto.

Me parece que les falta la vuelta de rosca para hacer algo que llame la atención. Porque si todos hacen más o menos lo mismo, ¿para qué voy a escuchar otra banda si esto ya lo hacen Los Cafres, Nompa, Resistencia o cualquiera?

Latinoamérica

—¿Cómo se dio el éxito de ustedes en países como Perú o Costa Rica?

—A través de Internet. Tanto Perú como Chile, Colombia, Ecuador, donde tenemos gente que por esa vía nos ha conocido. En Costa Rica, lo que pasó fue que había unos argentinos que tenían un sellito discográfico. El hijo se copó en editar a Todos Tus Muertos, Lumumba, Karamelo Santo, Riddim, un montón de bandas, desde hace unos diez años. Costa Rica es un país muy diferente al resto de Centroamérica.

Cuando los productores prestaron atención de que en las radios estaba sonando mucho el reggae, y que a la gente le gustaban mucho las bandas argentinas, nos convocaron: la primera vez fuimos con Fidel, Nompa y Pablito Molina, la segunda con Nompa, y la tercera solos. En El Salvador, les gusta mucho el reggae y estamos por ir.

Independencia

—¿Cómo se hace para crecer desde la autogestión?

—El único motivo es la difusión de la gente. Sigue habiendo en nuestra página “me lo pasó mi hermana”, “me lo pasó mi cuñado”, “lo escucha mi papá o mi tío”. Cuando vos tenés algo que te gusta, y tenés un amigo, se lo hacés escuchar. Después seguir haciendo buenas canciones, porque si no tenés más canciones te estancás.

Cada día viene gente nueva, y gente que nos venía a ver hace cinco años se casó, tiene un hijo y ya no puede venir tan seguido.

—Todo lo que lograron fue a pulmón...

—Seguro. Tenemos distribuidores independientes, yo mismo soy manager de la banda. Cuando el manager es de la banda defiende las cosas de otra manera. Y sobre todo conozco al líder, Luis, hace más de 20 años: sé lo que piensa sin preguntárselo.

Lo que viene

—¿Qué hay en el futuro más inmediato?

—Seguir tocando y seguir ensayando para que salgan nuevos temas, y cuando tengamos un mínimo de diez que salgan a la calle. No hay muchos más proyectos: cuando sos independiente generalmente las cosas no las planeás mucho, sino que te suceden.

—Pero no hay fecha prevista.

—No, si tenemos tres temas no tenemos fecha (risas). Tenemos tres temas y un montón de músicas y cosas dando vueltas. Paramos en el verano como un mes y pico, cuando toda la gente sale a tocar.

No vamos a la playa porque van todos, y a todos les va mal, salvo los eventos que están esponsoreados por una cerveza, ahí no hay fracaso posible porque es gratis. Fuimos a Mar del Plata y Carlos Paz, donde tenemos público hasta en invierno.

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Participación

—Vos tuviste un pasado militante. ¿Cómo ves el reverdecer de la militancia en los jóvenes?

—Me parece excelente, me emociona mucho, me encanta. Me parece que para tener un poquito más de control sobre los que nos gobiernan hay que interiorizarse: no ser político ni ir a militar, sino cazar el diario y leer entre líneas a ver quién dice la verdad o mentiras.

Todo eso genera una inteligencia y una cultura en la gente que después a la hora de votar o hacer algo va a ir mejorando la calidad de vida. No tuve una militancia muy orgánica, tengo muchos amigos militantes desde la infancia, que aún hoy siguen, y me empapé de eso.

Tengo una mujer que es trabajadora social, labura en comedores populares, prevención de sida y urbanización de villas, entonces estoy muy empapado en el tema político-social aunque no quiera (risas).

Por ahí, soy de la banda uno de los que más ha tomado partido por algo, y de leer libros de historia. Pero yo soy músico, me interesa hacer música, no me interesa ser político. Trato desde la música con Luis de generar conciencia, abrirle los ojos a la gente: nos ha ido bien con eso y es mi grano de arena.