Cementerio privado

Prestó la casa para tapar un crimen

José Luis Pagés

La Policía santafesina busca a un tal Chino, sujeto que mató a un ex convicto y fugó, no sin antes enterrar el cadáver en los fondos de una casa, espacio que un hombre -ahora preso- le cedió gentilmente.

Los agentes de la Unidad Regional II (Rosario) contaban con un pedido de localización y paradero a favor de Ariel Roberto Sosa, pero lo encontraron muerto, bajo tierra, cubierto de cal y tablones en el patio trasero de una casa ubicada en calle Crespo al 3700.

Los policías exhumaron el cadáver que fue derivado a la Morgue Judicial y se llevaron con ellos al dueño del cementerio clandestino, un individuo de unos 45 años de edad.

Luego, este hombre habría redondeado con su relato los hechos investigados por la policía. Sosa protagonizó una riña con un tal Chino -de quien se desconocen otros datos- y murió alcanzado por dos puntazos fatales.

Muerto Sosa, el Chino pidió al dueño de casa que le permitiera enterrar el cadáver en su casa, petición que aquél aceptó, a la vez que colaboró a la hora de darle sepultura. Con sus dichos en sede policial no ahorró detalles para explicar su participación en el escabroso suceso.

Cuatro tiros

Luego, esta mañana -alrededor de las ocho- una patrulla de la Unidad Regional II (Rosario) acudió al llamado de los vecinos y encontró que sobre el pavimento yacía un hombre muerto y junto a él, una moto caída. Pero enseguida se vio que lo que a primera vista se presentaba como una muerte causada por un accidente de tránsito, era en realidad un homicidio doloso, un crimen perpetrado con alevosía.

El médico policial contó cuatro tiros, cuatro heridas de arma de fuego en el cuerpo de la víctima, dos en la boca y otros tantos en el pecho.

Luego, el joven alevosamente asesinado en la esquina que forman Esteban de Luca y Grandioli sería identificado como Adrián Trujillo, de 18 años de edad.

La policía investiga en procura de dar con el asesino y establecer las circunstancias determinantes del crimen.