En territorio hindú

Pasión por el Ambassador

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El elegante y vetusto vehículo es el “Auto de La India”, a punto tal que se lo toma como un objeto de culto, pero también como una buena opción de transporte.

 

M&T

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Es antiguo, pesado y caro de mantener, ningún auto representa tanto la imagen de la India como el Ambassador, que se está convirtiendo en objeto de culto y opción de transporte para muchos expatriados durante su estancia en el país. “Nos recordaba al coche de Tintín. Cuando nos enteramos de que se podía comprar de modo privado, nos decidimos (...). Y luego lo pintamos de amarillo huevo”, cuenta una española residente en Nueva Delhi.

Nada más llegar al país, decenas de expatriados se lanzan a la captura del auto antiguo, que pintan a su gusto y “tunean” con motivos personalizados —tapicería de piel, cortinas a juego—, para dar a su modelo un aspecto único y realzar su elegancia.

El Ambassador, manufacturado por la compañía Hindustan Motors (HM), es un modelo basado en el británico Morris Oxford III de 1948, de ahí sus formas largas y curvas, su aspecto robusto y el diseño añejo de faros y espejos, reminiscentes de la época colonial.

“Tiene potencia y es más seguro que los otros automóviles, porque la carrocería viene con mucho ‘de acero’ y no de plástico. Los coches nuevos son mejores, pero éste es el coche de la India y me gusta conducirlo”, aseguró Ajay Simón, chófer de un Ambassador violeta dotado de extras como aire acondicionado y elevacristales eléctricos.

Sus espaciosos interiores permiten comprender por qué el auto se convirtió en el favorito de los burócratas indios, que se protegían del sol con cortinas de tela y adosaban pequeños ventiladores a los primeros modelos sin aire acondicionado.

En sus mejores años, en la década de 1970, el modelo llegó a tener una cuota de mercado del 60-70 por ciento, cuando el rígido sistema de licencias indio sólo permitía vender en el país este vehículo o una adaptación local del Fiat 1100D.

El chiste de entonces era que uno podía elegir cualquier coche siempre que éste fuera un Ambassador, pero el declive del modelo fue pronunciado tras la apertura del mercado y la llegada al país de compañías como Suzuki, Hyundai o Toyota.

Según datos de la Sociedad India de Fabricantes de Automóvil, en ese país se vendieron casi 2 millones de utilitarios en el año fiscal 2009-2010, pero la Hindustan Motors apenas colocó 12.000 de sus Ambassadors.

Para coleccionistas y otros entusiastas, el Ambassador se está convirtiendo en un objeto de culto a medida que pierde presencia en las rutas y existe hasta un club de de fanáticos de modelos antiguos, “adornados y espectaculares”, describe Barbarín.

El más clásico, en el que todavía circulan muchos funcionarios públicos, es de color blanco, que comparte carretera en Nueva Delhi con el negro con franja verde y techo amarillo de los taxis y con modelos privados en colores más originales como el plateado, el verde o el azul celeste. Pero el Ambassador está siendo víctima de su “olor a naftalina” y de los altos costos de mantenimiento.

“No es barato y ni la seguridad ni la carrocería son buenas. Pero el golpe de gracia se lo dio el Gobierno hace unos años, cuando relajó las normas de la compra de coches para funcionarios”, explicó Nitin Achrekar, consultor de la revista “Autocar”.

Los burócratas habían usado hasta entonces exclusivamente Ambassadors, pero el Gobierno estimó que el auto se había convertido en un “elefante blanco” y modernizó su flota con modelos 4x4 de la marca alemana BMW, que continúan transportando hoy al primer ministro, Manmohan Singh.

“El Ambassador es el mejor auto indio. Entiendo que Singh vaya en BMW por seguridad. El Beeme es más rápido y seguro”, dijo Kaushar Alí, un mecánico especialista que lleva 30 años reparando Ambassadors.

“Funcionar a la perfección, no. Los frenos no son como los actuales. Pero por otra parte te dan satisfacción, porque ves cómo se lo puede controlar. A mí me gusta conducirlo”, afirmó una taxista de nombre Marcela.

Aunque la española reconoce que venderá su modelo al marcharse de la India porque “no pasaría los controles europeos”, en algunas redes sociales ya fantasean con marcarse un viaje por carreteras hasta Europa al volante del “Auto de la India”.

Y el modelo cuenta todavía con seguidores ilustres, como la líder del partido gobernante, Sonia Gandhi, quien, según confirmó su secretario, S.K. Gupta, reserva en su casa dos Ambassadors para pasear a sus visitas.

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