Jardines más ecológicos

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Los cambios climáticos nos obligan a buscar alternativas para disfrutar de un estilo de jardinería hasta ahora desconocido.

El agua es un bien preciado. Teniendo en cuenta su escasez, si quiere disfrutar de la compañía de las plantas, descubra la variedad de jardines “secos”.

TEXTO. INMACULADA TAPIA. FOTOS. EFE REPORTAJES.

Los cambios climáticos nos obligan a buscar alternativas para disfrutar de un estilo de jardinería hasta ahora desconocido. Michèle y Jean-Claude Lamontagne se embarcan en el proyecto de proponer un modelo de jardín inteligente, teniendo en cuenta los nuevos tiempos que se avecinan y que tiene como finalidad principal optimizar los recursos de agua para adaptarlos a las zonas con sequía.

En su libro “Un jardín (casi) sin agua” ofrecen no sólo la posibilidad de optimizar los recursos de agua, seleccionando especies adaptables a climas secos, además proponen analizar bien el suelo, y planificar y diseñar el espacio.

Según ellos mismos indican, lo más importante del tipo de jardinería que proponen es que resulta “más ecológica y permite ahorrar tanto agua como trabajo y productos” químicos.

Las sequías obligan a reducir el riego en plantas y jardines; por ello hay que aprender a plantar macizos, conocer las reacciones de las plantas y retener el agua de lluvia, niebla o rocío para poder aprovecharla.

Los autores inciden en que conocer la tierra le permitirá elegir correctamente las especies que mejor se adapten y limitar así el número de errores sobre su irrigación.

“Para crear un conjunto de vegetación duradero empiece por hacer una lista de plantas que reúnan el mayor número de cualidades para crecer en su jardín, teniendo en cuenta el clima y la incidencia del sol. Opte por las especies de follaje ornamental, textura interesante y que capten la luz”, indican.

La mezcla de follajes perennes le ofrecerá floraciones durante todo el año. Pruebe a colocar un fondo de matorrales donde destaquen matas frondosas y estructuradas. Le sorprenderá la mezcla natural que consiga crear.

¿DE QUÉ SUELO HABLAMOS?.

El suelo arenoso retiene poco el agua, se calienta rápidamente en verano y se enfría en invierno. Lo mejor para mantenerlo en buenas condiciones es removerlo. El brezo, la retama, tojo y helecho se dan bien en este ambiente.

El tomillo, la campanilla, el olmo o la encima son algunas de las plantas recomendadas si dispone de suelo calcáreo.

El suelo arcilloso acoge estupendamente a la malva, el diente de león o el tusílago, entre otros. Este suelo conviene abonarlo con humus para darle consistencia y elasticidad. Es el jardín más difícil de lograr, pues una de las características de este suelo es que retiene gran cantidad de agua en primavera y verano, justo cuando las plantas están adaptadas a la sequía.

Según Jean-Claude Lamontagne las plantas desarrollan estrategias que les permiten soportar periodos más o menos largos de sequía sin sufrir en exceso. “Lo primero que hacen es reducir la transpiración sin obstaculizar los procesos necesarios para la fototosíntesis”. De la misma manera que hay especies que desvían sus hojas del sol colocándolas en vertical para que los rayos no sean tan directos como las yucas o los eucaliptos.

Plantas aromáticas como el tomillo, la salvia o la lavanda desprenden aceites esenciales que protegen el follaje, con lo que podrá comprobar que no tiene por qué prescindir del color y el aroma en su jardín si sabe elegir con acierto lo que más le conviene.

Los autores recomiendan que opte siempre por plantas autóctonas combinándolas con macizos, “tal y como lo hace la propia naturaleza en linderos de los bosques o en sus cuencas”. Elija plantas sencillas y robustas, y huya de las híbridas.

Como sugerencias se decantan por plantas como la amapola, la cesta de oro, caléndula, hinojo, nomeolvides, moneda del Papa o la capuchina. Y para acompañar los bordes de los macizos recomiendan la salvia, artemisa, el boj, el romero, la melisa o el tomillo.

Los auténticos pulmones verdes del jardín, los árboles y arbustos, son indispensables pero sin olvidar las flores. Aunque poco conocidos, si hay flores adaptadas a la escasez de agua y a los suelos rocosos son los bulbos botánicos; puede disponer de todo un vergel en un jardín sin riego. Los pequeños narcisos son unas de ellas. La azucenita del río es una especie de color blanco, muy perfumada y con follaje perenne; o las especies del género Oxalis: falsos tréboles de cuatro hojas que se cubren de flores blancas o rosas.

La grava es una excelente aliada en caso de que decida o no pueda plantar césped, pero no renuncie a él; se le han reconocido, por su color y textura, propiedades antiestrés. Por último, las plantas rastreras que crecen a ras de suelo realzan y constituyen una opción con grandes posibilidades.

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Las amapolas son excelentes y coloridas compañeras de yucas y cardos.

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La mezcla de follajes perennes le ofrecerá floraciones durante todo el año.