Después del acto del Día del Trabajador

Moyano busca posicionarse en un

escenario de polarización electoral

Hubo miles de personas, pero no llegaron a las 300 mil del acto anterior ni a los 500 mil que pretendían los organizadores. El líder de la CGT hizo profesión de fe kirchnerista, pero también, reclamos.

 

De la redacción de El Litoral

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DyN

La aparición de Hugo Moyano en el centro de la escena política cerró una semana cargada de vaivenes, al cabo de la cual la perspectiva electoral a nivel nacional parece encaminarse hacia la polarización entre las candidaturas de Cristina Fernández de Kirchner -aún hipotética- y el radical Ricardo Alfonsín.

En todo este juego cruzado de protagonistas que cambian hora a hora, aunque ya parece que con un sesgo definido, fue público y notorio que la propia presidenta le escapó a la foto con Moyano en el acto de ayer del Día del Trabajador, aunque haya mandado una carta de adhesión y a todo su gabinete al palco.

Esta ambivalencia es la que la propia Cristina viene aplicando en sus discursos en lo que refiere a su continuidad en el cargo, a través de frases de doble interpretación: “Es mucho lo que el país ha avanzado, pero a mí me desvela que este inmenso esfuerzo colectivo y también inmenso esfuerzo personal y hasta familiar les diría, no caiga en saco roto”, sentenció esta semana para que se pueda pensar tanto que sigue, como que no sigue.

En el mismo discurso, donde habló del “esfuerzo”, Cristina también dijo algo que fue la antesala de lo que piensa sobre el rol activo e inquisidor de Moyano para ocupar espacios: “La conflictividad no puede arruinarnos el modelo”.

Elogios y elusiones

El reto presidencial se refirió evidentemente a la cuestión salarial, pero también a la puja entre dirigentes, como ocurrió en Santa Cruz en el gremio petrolero. Quizás, por ese motivo, el discurso del jefe cegetista se deshizo en elogios hacia el modelo económico y seguramente por eso omitió hablar de la inflación, como también soslayó la cuestión de los fondos de las controvertidas Obras Sociales.

Pero además, Moyano expuso algunos deseos firmes y concretos, como en el caso de los cargos para legisladores y además planteó una fuerte exigencia, como cuando pidió que este año se trate y apruebe la ley que repartirá las ganancias empresarias, “fifty-fifty”. Para celebrar este último tema, los bombos atronaron y el fervor alcanzó su pico máximo.

Por último, en el párrafo más esperado de su alocución, Moyano no se achicó ante el mote de “piantavotos” que le puso el gobernador Juan Manuel Urtubey y le pidió formalmente a la presidenta que se presente a las elecciones de octubre.

En esta cuestión, el titular de la CGT fue enfático, aunque los asistentes más cercanos al palco, casi todos del gremio camionero, no se mostraron ni muy entusiasmados para encabezar una ola de clamor popular que la convenza, a la mejor usanza peronista, ni siquiera tan eufóricos como aquellos jóvenes de La Cámpora que pidieron el 11 de marzo, en Huracán, “para Cristina la reelección”.

El contexto electoral

En este contexto, tras la renuncia de Ernesto Sanz, Alfonsín parece encaminarse a protagonizar una elección polarizada con Cristina. Si puede abrir el juego de tal forma que se sume la mayor cantidad de partidos no kirchneristas, quienes durante los dos últimos años han trabajado, con suerte diversa, codo a codo en el Congreso, el radical se habría convertido en el gran componedor de la estructura de alianzas, algo que hasta ahora nunca pudo encaminarse.

Esto porque la misma ambigüedad que puede tener la estrategia presidencial -basada en que si dice que “no” se le haría difícil gobernar hasta el final y si dice que “sí” les estaría mostrando las cartas a los demás- la despliega Macri, quien ha entrado en un peligroso stand by que no es otra cosa que deshojar la margarita entre la Nación y la Ciudad.

El caso del jefe de Gobierno porteño no es igual al de la presidenta, porque lo que es comprensible en ella para no quedar como “pato rengo” si decide no seguir, a Macri se lo puede facturar el electorado a la hora de juzgarlo indeciso y poco apegado a sus ideas.

Es que los cruces que ha provocado un eventual corrimiento hacia posturas más de centro del candidato radical, a partir de las charlas con Francisco de Narváez para llevarlo como gobernador de Buenos Aires en la boleta de la UCR, amenaza no sólo con romper el llamado “frente progresista” con el socialismo y el GEN, sino con dejar al electorado de centro-derecha sin una alternativa genuina, ya que Macri obtendría así el puente de plata que parece estar buscando para salir de la escena nacional y competir por su reelección porteña.

Si bien los radicales dicen que no van a cejar en su empeño de mantener la alianza tradicional con sus socios en Santa Fe y con Margarita Stolbizer, parece difícil que cuajen el agua y el aceite sólo por la necesidad de conseguir los votos necesarios para disputarle al oficialismo la segunda vuelta.

Polarización

Sin Macri en el juego nacional y quizás con Eduardo Duhalde en el papel de gran articulador de consensos, la polarización podría darse ahora entre dos vertientes más bien conservadoras de la política. Una más populista, el kirchnerismo, con las dificultades objetivas (inflación, pobreza, inseguridad, gasto creciente, intervención estatal, etc.) de un modelo que aún así busca profundizar. Y la otra, que buscaría no cambiar demasiado, aunque siendo más prolijo en la ejecución.

La tercera pata, entonces, podría ser cubierta por la Coalición Cívica de Elisa Carrió, una jugadora que no estaba en los cálculos de nadie, que bien podría sumar votos hasta lugares impensados, como lo hizo el Acuerdo Cívico en 2009, desde una posición que podría restárselos al espectro radical-properonista que se está armando alrededor de Alfonsín.

Moyano busca posicionarse en un escenario de polarización electoral

Scioli, Moyano, De Vido, Randazzo y Aníbal Fernández. El gabinete estuvo en el palco, pero la presidenta en ninguna foto.

Foto: DyN

El péndulo

La reelección de Cristina fue el leiv motiv político del acto. Pero la gigantografía que presidió el escenario era solamente de Néstor Kirchner, y a los costados Perón y Evita.

La presidenta decidió no asistir al acto y evitar la foto con Moyano. Pero envió a los miembros de su gabinete y al gobernador Scioli; la mayoría de los cuales tampoco quería ir. Aún así, el líder cegetista registró el “desplante”.

La mandataria compensó su ausencia con una carta. Pero el texto habla de ella, de su marido y del modelo, y nunca nombra a Moyano.

El camionero enhebró su discurso con elogios a las medidas del kirchnerismo. Pero también reclamó más cargos para el sector sindical y la aprobación de la ley de distribución de Ganancias.