Al margen de la crónica

Una de sapos y serpientes

La temida serpiente de Mulga, una de las más venenosas y conocidas de Australia, puede estar al borde de la extinción en el Territorio Norte por culpa de los sapos gigantes americanos, informaron hoy los medios locales.

La serpiente de Mulga o rey marrón (Pseudechis australis), un ofidio que llega a medir hasta tres metros de longitud y habita en gran parte del territorio de la Australia continental, era común en las zonas rurales de las ciudades de Darwin y Alice Spring, en el Territorio Norte. Habitan desde áreas áridas hasta terrenos pantanosos. Todas las especies son venenosas y su mordedura puede ser mortal. La mayoría de las especies alcanza alrededor de tres metros de longitud y varían en color. Algunas especies son marrones, donde otras pueden ser negras. Estos elápidos se alimentan de lagartos, ranas, pájaros, pequeños mamiferos y aún de otras serpientes.

Pero ahora “su presencia (en la zona) es muy, pero muy rara”, dijo el científico Dane Trembath, investigador del Museo del Territorio Norte, a la emisora australiana ABC.

Según Trembath, la población de estas serpientes en el Territorio Norte puede haberse reducido hasta en un 90 por ciento desde la llegada años atrás de los sapos “Bufo marinus” desde el aledaño estado de Queensland.

Los sapos, introducidos en 1935 en Australia para erradicar la plaga de escarabajos que afectó a los cultivos de caña de azucar de Queensland, se han reproducido sin control al carecer de enemigos naturales y su población se ha propagado hasta el sureste y centro de la nación.

Los sapos gigantes segregan una toxina que mata a sus víctimas y a sus depredadores y además, los huevos y los renacuajos de los sapos de la caña de azúcar sudamericanos también son venenosos.

Una portavoz del Ministerio del Ambiente australiano dijo a la emisora ABC que el próximo mes se difundirá la propuesta de la lista de especies en peligro de extinción para que sea sometida a una consulta pública.

Australia es el hábitat de unas 700.000 especies de las cuales son endémicas el 84 por ciento de las plantas, el 83 por ciento de los mamíferos y el 45 por ciento de las aves, según datos oficiales.