Otro paso para mejorar y hacer más eficiente el consumo energético

Equipos de frío deberán tener un etiquetado de bajo consumo. Motores eléctricos y lámparas ya tienen sus normas de calidad.

De la redacción de El Litoral

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La Secretaría de Energía de la Nación aprobó los niveles máximos de consumo específico de energía o mínimo de eficiencia energética de una serie de electrodomésticos, con el fin de impulsar el uso racional y eficiente de los recursos energéticos. Lo estableció a través de la resolución Nº 198/2011 publicada ayer en el Boletín Oficial, en el marco de lo establecido por las normas de Lealtad Comercial. En este caso alcanza especialmente a heladeras y equipos domésticos de freezer.

La medida es una continuidad de otras adoptadas anteriormente como la obligatoriedad -a partir del miércoles próximo- de venta de lámparas de bajo consumo, a excepción de las de 25 watt que podrán seguir comercializándose.

Tal como informó ayer El Litoral, en los considerandos de la resolución se indica que es política del Estado nacional “propender a un uso racional y eficiente de los recursos energéticos, fomentando el empleo de artefactos y elementos que faciliten ese objetivo”. Recuerda que es obligación para quienes fabriquen, importen, distribuyan y comercialicen en el país artefactos eléctricos de uso doméstico, de someter a sus productos a la certificación del cumplimiento de las normas IRAM relativas al rendimiento o eficiencia energética de cada producto. Por este motivo, debe colocarse una etiqueta en la que se informe el rendimiento o eficiencia energética, la emisión de ruido y las demás características asociadas.

Política de largo aliento

Así, por la resolución dictada esta semana se aprobó como nivel máximo de consumo específico de energía o mínimo de eficiencia energética a partir del 1º de septiembre de 2011, el correspondiente a la clase ‘C’ de eficiencia energética establecido en la Norma IRAM 2404-3:1998 para los congeladores domésticos de apertura frontal, congeladores domésticos de apertura superior; refrigeradores y congeladores domésticos con más de dos puertas y demás aparatos.

La resolución lleva la firma de Daniel Cameron, secretario de Energía de la Nación, donde se destaca que el uso racional y eficiente de los recursos energéticos fue iniciado con la resolución 319 del 14 de mayo de 1999 que obligó a fabricantes, importadores, distribuidores y comercializadores de artefactos eléctricos de uso doméstico a someter a sus productos a la certificación del cumplimiento de las normas IRAM relativas al rendimiento o eficiencia energética de cada producto, colocando en los mismos, una etiqueta en la que se informe el rendimiento o eficiencia energética, la emisión de ruido y las demás características asociadas, conforme los resultados obtenidos.

Seis años después, otra resolución, la 35/05, estableció un cronograma escalonado para la incorporación de cada tipo de artefacto eléctrico de uso doméstico a la respectiva exigencia de certificación así como procedimientos y plazos para la respectiva certificación. En 2007, un decreto aprobó los lineamientos del Programa Nacional de Uso Racional y Eficiente de la Energía para lo cual la Secretaría de Energía debió establecer niveles máximos de consumo específico de energía o mínimos de eficiencia energética, de máquinas y/o artefactos consumidores de energía fabricados y/o comercializados en el país, basado en indicadores técnicos pertinentes.

Por otras vías, a través de normas IRAM fueron estableciéndose estándares para la comercialización de los productos, tomándose como parámetros disposiciones de organismos internacionales.

La resolución -en su parte final- advierte que un refrigerador o congelador con clase ‘C’ de eficiencia energética consume entre un 10 y un 25% menos que otro con categoría ‘D’.

Un refrigerador o congelador con clase ‘C’ de eficiencia energética consume entre un 10 y un 25% menos que otro con categoría ‘D’.

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La norma alcanza a heladeras, refrigeradores y congeladores

Foto: Flavio Raina

La mirada de la EPE

Raúl Stival, vocero de relaciones institucionales de la Empresa Provincial de la Energía, valoró la resolución y la consideró un paso más en una serie de medidas que se vienen adoptando en los últimos años para hacer un mejor uso de los recursos y recordó, por ejemplo, la campaña de distribución de lámparas de bajo consumo llevada adelante años atrás que les permitió entregar 250.000 de esos artefactos. Luego, la tarea de reparto siguió a cargo de municipios y comunas. La estimación es que en el país ya se entregaron 25.000.000 de estas lámparas. La recomendación de la EPE es, al momento de la compra, observar el etiquetado ya que las categorías A, B y C son las que permiten bajar el consumo.

“El consumidor debe observar ante la compra de cualquier equipo que utilice energía eléctrica que con etiquetas A, B y C consume mucho menos que con D, E, y F”, señaló el funcionario santafesino.

Las políticas que comenzaron con lámparas, refrigeradores y motores seguirá en meses más con equipos de música, computadoras e incluso con la recarga de celulares.

Stival señala experiencias muy positivas como la vivida por el Estado de California (Estados Unidos) que con el etiquetado logró bajar un 10% el consumo en refrigeradores. En nuestro país, el masivo uso de lámparas de bajo consumo producirá un ahorro del 3 al 5% de energía, y para hacer cálculos sobre Santa Fe, el vocero recuerda que la provincia tiene el 10% del consumo nacional.

También se avanza en la red de alumbrado público de toda la provincia y con municipios en un mejor uso de los semáforos.

Dos ejemplos más: el cambio en el sistema lumínico del Monumento a la Bandera en Rosario de cuarzo a led significó un consumo diez veces menor “y mejor iluminación”. Los semáforos con led también consumen diez veces menos y ejemplo de ellos en la ciudad son los de avenida Rivadavia con una luz mucha más nítida que en los aparatos más antiguos y donde el rojo lleva lámparas de cien watt y el amarillo y verde de 60.

Etiqueta

El objetivo de la etiqueta energética es el de informar al consumidor la eficiencia energética de un electrodoméstico. Se dividen en dos partes: la primera hace referencia a la marca y clase de eficiencia del electrodoméstico, y la segunda depende de la funcionalidad de cada aparato y varía dependiendo del electrodoméstico. Los datos de la etiqueta energética se basan en ensayos determinados por las normas internacionales.

Hay siete clases de eficiencia, las cuales se categorizan por medio de letras y colores, asignándose el color verde y la clase A a los equipos más eficientes, el punto de óptima eficiencia, y el color rojo y la clase G, a los equipos menos eficientes. Estos últimos, pueden llegar a consumir, el triple de energía que los equipos de clase A.

Las políticas que comenzaron con lámparas, refrigeradores y motores seguirá en meses más con equipos de música, computadoras e incluso con la recarga de celulares.