EDITORIAL

Inauguración que recordó una vieja deuda

De manera llamativa el gobierno nacional intentó colocar en la columna de su haber lo que es una deuda histórica del poder federal con la zona central de la provincia de Santa Fe y, también, con la Región Centro.

 

Es que si bien la ruta 19 pertenece a la jurisdicción nacional, fue la provincia de Santa Fe la que decidió destinar un crédito del Banco Mundial para cubrir el 73% del proyecto de su transformación en autovía, y de afrontar con recursos propios el 27% restante. Fue una decisión estratégica que da respuesta a la creciente demanda de uso de una vía de comunicación que cumple un papel importante en las comunicaciones nacionales e internacionales. Y que también se propone bajar la tasa de accidentes impulsada por el mayor tráfico. Además, el proyecto ejecutivo del emprendimiento fue realizado íntegramente por técnicos santafesinos.

Durante la última gestión de Jorge Obeid al frente de la Casa Gris, Santa Fe convenció a las autoridades del Banco Mundial de la necesidad de redireccionar un crédito disponible para reformar la administración del Estado hacia el área de la anticuada infraestructura vial.

Pero los técnicos del BM recién aceptaron la modificación del destino crediticio cuando comprendieron la importancia de una obra relevante para la integración física de las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba.; y, también, para que la producción del centro del país pudiera trasladarse de manera más eficiente y rentable hasta el puerto de Santa Fe, cuyo proceso de reconversión ya estaba en marcha y lo extendía a la orilla del canal principal de navegación del río Paraná. Más aún, el corredor inicialmente concebido -con formato de autovías- anudaría las ciudades de Concordia, Paraná, Santa Fe, Santo Tomé, San Francisco y Córdoba -y por ende a la Región Centro- a través de un recorrido de 600 kilómetros.

Fue en ese contexto, y en reconocimiento de que la Nación se encontraba en deuda con Santa Fe, que el 29 de agosto de 2007 el entonces presidente Néstor Kirchner prometió, en un acto realizado en Sauce Viejo, que el gobierno federal afrontaría los costos de construir un nuevo puente entre Santa Fe y Santo Tomé. Mientras tanto, el gobierno del Frente Progresista seguía adelante con lo iniciado por su predecesor.

A casi cuatro años de aquel anuncio, la autovía Santa Fe-San Francisco está próxima a su terminación, mientras que el puente Santa Fe-Santo Tomé no traspasa la etapa de estudios. Los desacuerdos producidos en el área metropolitana respecto de la traza definitiva hicieron lo suyo, y el escaso ímpetu puesto por la Nación completó una mora que perjudica a diario a un aglomerado de 500.00 habitantes.

En suma, el pasado martes el gobierno nacional inauguró una obra que no hizo, ni pagó. Lo que pudo haber sido una buena noticia terminó recordando una vieja deuda. Pero más allá del incumplimiento moral, la falta de concreción del puente complica el funcionamiento interdependiente de una mancha urbana en constante expansión, afectando la productividad del conjunto y la calidad de vida de los ciudadanos.