Una historia plagada de amores y desencuentros

Un escrito da cuentas de la “amistad sentimental” que mantuvieron a principios del siglo XX la poeta Alfonsina Storni y un joven oriundo de la localidad santafesina de Alejandra. Guido Tourn Pavillon desentrañó esta historia, gracias a documentación y tarjetas postales.

TEXTOS. MARIANA RIVERA.

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Alfonsina Storni vivió en nuestra ciudad con su madre y también en Rosario, donde conoció a Pallares.

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Juan Meynet (después, Pallares) fue criado por sus padrinos de bautismo: José Pallares y su esposa, Elvira Guerra de Pallares.

“En esta breve narración se cuenta la singular circunstancia que le tocó vivir a un humilde joven alejandrino huérfano de padre, que mantuvo una relación amorosa con la llamada Poetisa de América”.

Así comienza el prólogo del opúsculo -es decir, una pequeña obra literaria- que escribió Guido Tourn Pavillon “Su amistad sentimental”, que relata los hechos que vincularon a Juan Bautista Meynet Pallares con la poetisa Alfonsina Storni.

Según menciona, ambos tuvieron un breve y apasionado romance en Rosario, donde vivían y tuvieron ocasión de conocerse. Pero esta historia se complementa con un posterior desencuentro y el viaje de Storni a Buenos Aires (donde se radicó definitivamente y se convirtió en la más famosa poetisa argentina), lo que puso fin a este singular vínculo sentimental.

“Alfonsina Storni no estuvo en Alejandra sino que uso su nombre para traer la historia y meterla en la de este pueblo. No tuvo nada que ver con Alejandra pero me pareció simpática la relación y me obligó a estudiar mucho la vida de esta escritora”, aclaró Tourn Pavillon.

Y acotó: “Me interesa traer a la historia de Alejandra ese romance del que el propio Carlos Alberto Andreola -biógrafo de la escritora, a quien le dediqué mi opúsculo- da cuenta. Dice que cuando se reunió con Juan Pallares (ya no era Juan Meynet ni Juan Bautista Meynet Pallares, como después se verá) le confirmó su amistad sentimental con Alfonsina Storni. En realidad, lo entrevistó en 1962, según consta en una de las primeras cartas que me mandó. Vivía en la costanera, adonde murió, y le contó algo de Alfonsina, pero poco. Pero cuando lo volvió a entrevistar, luego de la muerte de su esposa, le confesó su amor por la poetisa y que conservaba varias e interesantes postales remitidas por ella. Me gustó la expresión ‘amistad sentimental’ que mencionaba Andreola y así titulé mi libro”.

DESEMPOLVAR RECUERDOS

Pero, ¿de dónde surgió este interesante dato que entrelaza a ambos personajes? El investigador explicó que “durante el análisis de la documentación referida a hechos, actos y personas de la Colonia Alexandra (como se denominaba Alejandra) me llamó poderosamente la atención cuando consulté el Censo de Colonos Valdenses de la Colonia, realizado por el maestro Santiago Salvagiot hacia 1900. Ocurre que desde Italia pidieron un censo para ver la cantidad de italianos no católicos que quedaban en la zona para poder enviar pastores”.

En él consta -advirtió- que Magdalena Meynet era la única persona que manifestaba que vivía sola y que -después de haber criado a cinco hijos- necesitaba ayuda para sostener la casa que habita. Esa mujer es la que -en definitiva- resulta ser la madre de Juan Meynet, posteriormente conocido como Juan Bautista Meinet Pallares”.

Magdalena Meynet, nacida en 1848, según recordó, es una de las personas que vinieron en barco desde el pueblo italiano-valdense Villar Pellice y se radicó en Alejandra, al norte de nuestra provincia. Juan Meynet era su cuarto hijo extramatrimonial.

Esa mujer -continuó- se casó con Charles Murray y a los pocos meses, los indios lo mataron cuando un malón atacó su vivienda. Su esposo está enterrado en la Iglesia Anglicana de Alejandra y cuando esta iglesia decidió construir su edificio trasladó todos los cuerpos de los que habían dado su vida por las lanzas de los indios. Esta mujer quedó sola, viuda y sin hijos.

OTRAS FUENTES

Pero otro dato sirvió para terminar de hilar esta historia. “Hace casi veinte años recibí una carta del escritor Carlos Alberto Andreola -biógrafo de Alfonsina Storni- en la que me solicitaba el envió de documentos sobre el fallecimiento de quien había sido administrador de Colonia Alexandra, José Pallares. Tras reiterados intercambios de comunicaciones epistolares me enteré que nuestro joven Juan Meynet, nacido en Alejandra, había conocido a Alfonsina Storni y había mantenido esa singular relación, ‘una amistad sentimental”.

Entonces, “sin quererlo, inconscientemente, fui lentamente reuniendo información sobre lo que en definitiva resultó hoy este opúsculo. En 2000, en la ciudad de Santa Fe pude entrevistar a la señora Alicia Gentile, nieta de Meinet Pallares, quien aportó datos de la familia Meinet Pallares-Moglia, especialmente de su abuela partera, la señora Victorina Moglia; además, una fotografía del joven, junto al matrimonio de José Pallares y Elvira Guerra de Pallares.”

Otras fuentes de información utilizadas por Tourn Pavillon fueron las siguientes: en 2004 se publicó el libro de Moreira y Ravazzola “Las Instituciones de Gobierno de Reconquista”, donde consta la participación en la función publica de la Municipalidad de esa ciudad de Juan Bautista Meinet Pallares; el 27 de mayo de 2006 se publicó en De Raíces y Abuelos, sección de la revista Nosotros del diario El Litoral, el relato de la señora Alicia Gentile de Rey, la nota titulada “Primera profesional hija de Reconquista”.

Además, desde Villa Gesell, Lisandro Meinet Pallares le envió el año pasado copias de las tarjetas con las poesías que Alfonsina le enviaba a Meinet Pallares, las que el verano pasado fueron leídas por el periodista Víctor Hugo Morales en su programa de radio Continental “La Mañana”, ya que se las había proporcionado Lisandro Meinet Pallares.

Y el último dato lo volvió a aportar el biógrafo de Storni. “Después de varios años de tener interrumpida la comunicación con el escritor Andreola, la recuperamos y aportó nuevos datos sobre la relación de ambos jóvenes. Por ejemplo, que Alfonsina residió un tiempo en la ciudad de Santa Fe, en la casa de su madre que vivía en calle Mariano Comas al 2400”, concluyó Tourn Pavillon.

Según consta en esta investigación de Guido Tourn Pavillon, “en 1885, cuando la empresa colonizadora inglesa decidió abandonar el proyecto de colonización en la Argentina, vendieron las tierras (de Alejandra) a terratenientes de origen español: la sociedad de hecho formada por Antonio Zubelzu y Juan Ortiz, quienes traían un nuevo proyecto para esta colonia”.

Desde entonces, el gran predio fue dedicado exclusivamente a la cría de ganado y se abandonó el importante proyecto británico de agrarización de la tierra ubicada en el Pájaro Blanco.

Elvira Guerra de Pallares -contó- era una de las dueñas de la colonia; era española. Su marido era José Pallares, quien arribó como director de la nueva administración. Ella hizo construir una vivienda en el pequeño poblado e instaló en una de sus dependencias la primera capilla de religión católica.

En este sentido, explica que “el matrimonio no tuvo hijos pero tomaron a un niño, que hubiera sido un huerfanito desconocido, lo bautizaron y ellos son los padrinos. Se llamaba Juan Meynet, según la Iglesia Anglicana, pero supongo que la madrastra (su madrina) era muy católica y afecta a San Juan Bautista. Me llamó la atención que él se llamaba Juan Meinet pero en esta partida lleva ‘y’, y luego le agrega Bautista y Pallares (apellido del padrino). En su acta de matrimonio declara ser hijo de José Pallares y de Magdalena Meynet de Pallares, a pesar de que no tiene padres, ya que fue adoptado por ellos”.

Pero en realidad, según explica en su publicación, Juan Meynet era “hijo de Magdalena Meynet y nació el 31 de marzo de 1888. El 5 de agosto, su madre lo hizo bautizar en la Iglesia Anglicana San Andrés con el nombre de Juan, acompañado por sus padrinos José Pallares y su esposa, Elvira Guerra de Pallares”.

Y agrega: “Transcurren lentamente los días, los meses y los años y al pequeño Juan Meynet lo encontramos viviendo y creciendo junto a sus padrinos, y con el devenir de los años se convierte en un culto, bien educado y buen mozo joven alejandrino, bajo la atenta mirada de su madrina doña Elvira, que tiene su residencia en la ciudad de Rosario y, por temporadas, vive en su confortable casa del pueblo de Alejandra”.

Tourn Pavillon concluyó diciendo que “sus padrinos lo llevaron a Rosario y lo hicieron estudiar (se convirtió en un profesional de la contabilidad); además de viajar a España y a otros lugares. Conoció a Alfonsina Carolina Storni en aquella ciudad del sur provincial -quien por aquel entonces era una joven maestra y poetisa-, y también vivía y trabajaba allí, y comenzaron esta relación”.

Alfonsina Storni -aporta- pertenece a una familia de origen suizo que había emigrado a San Juan en 1881, donde fundaron una pequeña empresa cervecera llamada Cerveza Los Alpes. Y también agrega que “Alfonso Storni, su esposa Paulina Martignoni y dos niños realizaron un viaje para visitar Suiza y, el 29 de mayo de 1892 nace en el pueblo Sala Capriasca, cantón italiano de Tesino, una niña que es llamada Alfonsina, en homenaje a su padre. [...] La familia retorna a San Juan, donde Alfonsina desde pequeña escribe precozmente algunos recuerdos”.

La relación entre Pallares y Storni concluye cuando “ella se va a Buenos Aires, pierden el contacto y él se va a Reconquista, adonde pasa a ser secretario de la municipalidad y luego, en 1933, ocupa el cargo de intendente”.

Sus vidas, sus destinos