Un disparo a la cabeza

Homicidio y reacción vecinal en el barrio Los Hornos

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Los móviles policiales ingresaron al barrio para poner fin al tumulto que siguió al crimen. Foto: Luis Cetraro

Un adolescente que mató a balazos a un joven de 24 años fugó en un automóvil; la gente, enfurecida, atacó la casa del matador.

 

José Luis Pagés

Un vecino de barrio Los Hornos fue muerto por uno o dos adolescentes que lo atacaron a balazos en los primeros minutos de la tarde de ayer.

Diego Sebastián Rojas (24) dejaba su casa de calle San Juan 5584 cuando sorpresivamente un menor de unos quince años, que reside en ese mismo vecindario, le disparó a quemarropa.

Los proyectiles, de grueso calibre, hicieron blanco en las piernas, en el pecho y también destrozaron la cabeza de la víctima, quien se desplomó en el acto.

Diego Rojas dejaría de existir cuando era llevado en dirección al hospital provincial Dr. José María Cullen en una ambulancia del Cobem, mientras tanto personal de la Seccional 9a. trataba de contener a los indignados vecinos.

Numerosas personas reaccionaron violentamente al saber del crimen y fueron por el autor del disparo, pero al no encontrarlo en la casa de su padre intentaron incendiar el inmueble.

Para entonces el matador, un menor de 15 años, había logrado escapar en un automóvil que conducía una persona de su relación, de modo que la ira de los vecinos se descargó contra la vivienda.

La casa de Ruperto Godoy 3550 fue atacada con botellas que contenían líquidos inflamables -tipo bombas molotov- lo que causó la destrucción parcial del comedor y otra dependencia.

Los agentes de la 9a. lograron a medias el objetivo de salvar la casa donde sólo un momento antes había estado el padre del chico que fugó, porque hasta el camión de bomberos que acudió al lugar fue rechazado a pedradas por los enardecidos vecinos.

Fue necesario el envío de refuerzos desde la Jefatura de la Unidad Regional para finalmente controlar la situación y devolver la tranquilidad a la barriada.

Recién entonces se hicieron presentes los peritos de la Policía Científica y los agentes de la Sección Homicidios vieron allanado el camino para hacer su trabajo.

Al parecer -aún cuando se desconocen todavía las conclusiones de las pericias e investigaciones practicadas- el ataque a Rojas fue un acto de venganza personal.

El matador, atacó a su vecino de enfrente, a cara descubierta, a la vista de todos y nada de valor se llevó con él. La precipitada fuga y la presencia de un auto que según algunos lo esperaba con el motor en marcha, habla de complicidad y de un crimen premeditado, fríamente ejecutado.