Para generar negocios

Estado: una pata necesaria para Pymes

Durante la reciente edición de Agroactiva el gobierno santafesino promovió la participación de 93 empresas de la provincia. Es una política de estado que lleva varias gestiones. El apoyo consiste en bonificarles el costo del stand para que puedan participar de ferias nacionales o internacionales.

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Para tambos e industrias. Juan Carlos Elías, vendedor de la división forraje, y el gerente de Omega, Daniel Morbelli. “El apoyo es inestimable”.

Juan Manuel Fernández

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Casi 100 empresas santafesinas participaron de la última edición de Agroactiva con el apoyo del gobierno provincial, que les bonificó el costo de la parcela y les permitió mostrarse ante miles de potenciales clientes. Se trata de una política que lleva muchos años y varias gestiones de distinto signo (desde Reutemann hasta Binner), que también ha facilitado la presencia en ferias de otros países como Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay. Las beneficiarias son firmas pequeñas o medianas, muchas de corte familiar, que hoy reconocen la trascendencia de este patrocinio en el desarrollo de sus negocios.

Desde lejos se ve

“Nuestra empresa no estaría tan avanzada si no fuera por la presencia en estas exposiciones”, reconoció entusiasmado David Ripert, dueño de Otto’’Ish, una fábrica de balizas para maquinaria agrícola de Las Parejas. Entre los principales logros de esta empresa nacida en 1998 se cuentan ser proveedor de Metalfor (“y de todas la fábricas de carretones del país”, dice con orgullo su propietario) y haber montado una ensambladora en Brasil.

Mientras un número récord de visitantes transitaba Agroactiva en la primera jornada de muestra, Ripert, cuyo stand se ubicó en el pabellón cubierto, afirmó que “se está trabajando bien” con el sector agropecuario, aunque reconoció que sus productos no son precisamente representativos del ánimo inversor que tengan los productores. Por ello adjudicó el momento a que “nos hemos ganado el mercado en estos 12 años”.

En ese juego de conquistar clientes es que el parejense resaltó el apoyo oficial. “Es super productivo”, aseguró. Y el ejemplo más concreto es la puerta que se le abrió al participar con el stand santafesino en Mercopar, muestra brasileña orientada a la subcontratación e innovación industrial. “Gracias a eso entré a Brasil”, contó David, y relató que así pudo montar una ensambladora de balizas en San Antonio Da Patrulla (Rio Grande do Sul), donde hoy emplea 12 personas. También mencionó que “cada vez conviene más fabricar allá”, donde el costo laboral se mantiene (“en 3 años no se modificó”, aseguró) mientras en la Argentina se incrementa en dólares.

Negocios decantados

También se mostró conforme con el patrocinio oficial el gerente de la fábrica de ordeñadoras Omega, Daniel Morbelli. “El apoyo de la provincia es inestimable”, afirmó, ya que la empresa participa en muchas exposiciones dentro del país. “Nos resultaría imposible hacerlo; económicamente las muestras son bastante caras no sólo por el valor del stand sino por todo lo que se mueve detrás”, agregó.

La empresa, radicada en El Trébol, nació hace más de 40 años por impulso familiar con la fabricación de ordeñadoras, pero más recientemente incursionó en otros artículos como embutidoras y extractoras de forrajes, pequeñas picadoras y aplastadoras de granos, embutidoras pequeñas para cabriteros, bretes, sistemas de racionamiento, equipos de fríos y maquinaria para industria láctea. Actualmente ocupa cerca de 100 empleados.

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Más grande. Este año la provincia amplió su participación, montando un pabellón techado que albergó 51 empresas y otras 42 se mostraron a cielo abierto.

Fotos: Juan Manuel Fernández

La posibilidad de estar en una vidriera como Agroactiva —destacó el gerente— atrae negocios, aunque raramente se cierran en el stand. “Es muy difícil que se concreten dentro de la feria, pero sí entre 15 días o un mes después; porque venimos de Mercoláctea hace muy poco y se cerraron muchos negocios; en la Expoagro pasó lo mismo y acá esperamos algo similar”, repasó.

En 2009 “el 70% de las ventas iban a mercado externo; el año pasado estuvimos en el 50% y este año estamos colocando el 60% de la producción en el mercado interno”. El aumento de la facturación, entre 2008 y 2011, “estuvo casi en el 100%”, dijo el gerente, que aclaró que “lógicamente hubo inflación” para dar un panorama más realista. De todos modos, destacó que la producción fabril creció “cerca del 60%”.

Nuevos tambos pequeños e inversión en los grandes

“Creo que toda la situación está dada para que la lechería crezca en el país”, evaluó el gerente de la fábrica de ordeñadoras Omega. En su diagnóstico del sector realzó el apoyo del INTA al productor y la formación de las cadenas de valor. El apoyo oficial “hace que se estén desarrollando nuevas cuencas lecheras en base a este esquema”, dijo, y agregó que hace algunos años “era impensable tener un tambo de 150 litros”, algo que ahora es viable por la posibilidad de elaborar el producto y tener un margen mucho mayor.

Omega sacó partido de las políticas lecheras del gobierno nacional, ganando licitaciones para proveer al Estado de equipamiento que se destinó a pequeños productores de zonas marginales. “Creo que hemos entregado unas 150 máquinas”, dijo, y detalló que se beneficiaron productores de la Cuenca Abasto de Buenos Aires, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Corrientes y más recientemente en San Juan. “Todas zonas donde no había lechería y hoy se están desarrollando gracias a estos aportes”. Si bien estos productores por ahora no transforman la materia prima, Morbelli no descartó que empiecen a hacerlo próximamente.

Respecto del productor tradicional de la Pampa Húmeda, reconoció que “hubo un marcado retroceso en cuanto a la cantidad de tambos, la producción y la inversión” durante los últimos años. Sin embargo consideró que la tendencia “se quebró” en 2010 “y hoy si bien no se están haciendo tantos tambos nuevos, sí hay un retorno de la inversión: se están comprando máquinas nuevas, equipos de ordeño; el manejo de pasturas y forrajes se está replanteando”. Según su análisis, el cambio de actitud se explica porque “hay una percepción que produciendo mayor cantidad de litros hay una rentabilidad mayor que con la soja”.