Cómo ve a la ciudad

Silvia Zenarruza de Clément

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Directora de la Alianza Francesa.

Nació en Córdoba, el 12 de junio de 1953. Realizó sus estudios secundarios en la ciudad de San Francisco y los universitarios en la UNL. Es licenciada en Lenguas Modernas y Literatura, profesora de Francés, ejerce en la UNL, en la Facultad Regional de la UNL y en el ISP Nº 8 A. Brown. Desde 1999, es directora de la Alianza Francesa de Santa Fe.

1 / ¿Cómo ve a Santa Fe?

Conozco Santa Fe desde que vine a estudiar mi carrera universitaria en 1971. Era entonces una elección que brindaba a los padres la tranquilidad de una ciudad pequeña, con buena oferta en educación superior, segura. Con el correr de los años, en particular en los diez últimos, ha ido cambiado paulatinamente su aspecto, con un diseño urbanístico de apertura y adecuación a las necesidades actuales. Si bien hay aún sectores que distan mucho de estar integrados a una vida digna y civilizada, con servicios y posibilidades de movilidad social, ha habido transformaciones tendientes a tornarla agradable y acogedora para vivir. Me gusta vivir en esta ciudad. Sin embargo veo con preocupación el crecimiento de torres de inmuebles que van sustituyendo casas señoriales con diseños y detalles dignos de ser conservados, particularmente en el sector del bulevar Gálvez. Desearía que el patrimonio fuera preservado y acondicionado, lo que da a las ciudades su barniz de tradición y modernidad.

 

2 / ¿Qué es lo mejor que tiene?

Su enclave geográfico: una ciudad rodeada de agua, ese bien que se tornará escaso. Claro que esa ventaja ha ocasionado, en algunos momentos, su mayor peligro y sus horas más dramáticas, pero es innegable que la situación geográfica de Santa Fe es envidiable, a condición de poder prever las inclemencias de las fuerzas naturales, y para eso, el hombre es quien tiene todas las respuestas. Sus paseos y espacios verdes, como la Costanera -que abre una espléndida perspectiva hacia el espejo de agua de la laguna-; sus parques recientemente remodelados y plantados con árboles. Su escala acotada, que permite estar muy pronto en los lugares de trabajo o de estudio, sin necesidad de largos desplazamientos como los que exigen las grandes ciudades. Claro que para ello los transportes en común deben prestar buenos servicios. El ritmo de vida más tranquilo, menos estresante que el de las grandes ciudades, con una importante oferta que permite acceder a los bienes culturales de manera simple y frecuente.

 

3 / ¿Qué debería cambiar?

Nuestra ciudad tendría que cultivar su feliz entramado de tradición y modernidad, con servicios para todos los ciudadanos, tendientes al bienestar del hogar y a la salud, con accesos a la educación básica y universitaria, con instalaciones deportivas y medios de transporte que faciliten el desplazamiento sobre todo en el norte, en sentido este-oeste. El ideal sería la reanudación de una cultura industrial, con la implantación de empresas productivas que creen empleo en el ámbito mismo de la ciudad para integrar el hábitat con la actividad, lo que implica una cierta visibilidad de las industrias -la tendencia es esconderlas-. También, la recuperación del río y de las vías fluviales en general, así como las ferroviarias y la reactivación del Puerto podrían dar una impronta de desarrollo visible y sostenible. Hacer la ciudad “vivible” y productiva que legitima el fenómeno urbano, compete a los poderes públicos y a todos los ciudadanos, creando lazos fuertes y compromisos sociales y cívicos.

 

4 / ¿Cuál sería su principal preocupación si tuviera la posibilidad de tomar decisiones?

En primer lugar, resolver el tema de la pobreza y la indigencia, el estado de amplios sectores de extrema pobreza y marginación mediante específicas políticas de Estado, convocando y haciendo participar a todos los sectores comprometidos con el programa.

Concomitantemente, promover una verdadera política de protección a la infancia, cuya vulnerabilidad y exposición nos impactan diariamente en cada esquina.

Luego me interesaría promover un compromiso cultural de los habitantes con una ecología urbana para protección y desarrollo de su estética y funcionamiento: es penoso ver inscripciones de graffitis en muros de espacios privados y públicos, el vandalismo de carteles y cestos de basura de la Costanera, la actitud de negligencia para conservar la limpieza de los espacios públicos (incluidos baños y espacios al aire libre), a pesar de esfuerzos visibles de las autoridades municipales por paliar los daños provocados.