De la memoria de los ancestros

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José María junto a Paulina y sus nueve hijos: José Luis, Andrés, Pedro, Teófilo, Eduardo, Ida, Ángela, Paulina y Aquilino.

Miembros de la familia Dutruel se reunieron recientemente para honrar la memoria de sus antepasados: José María Dutruel y Paulina Julia Racine.

TEXTOS. ROBERTO DUTRUEL.

Del recuerdo de los ancestros, de su fortaleza y tenacidad para dominar una tierra salvaje y desconocida, de su anhelo de progreso personal y social y por haber pertenecido a la descendencia de ese gran contingente de emigrantes que llegó en el comienzo de la Argentina organizada, que se amalgamó en la vieja sociedad santafesina para formar la estructura social que hoy vivimos, surge el derecho de escribir sobre ellos.

En la generosidad que brindan esas historias, basadas en registros antiguos de las iglesias, tanto católicas como protestantes, así como los archivos provinciales, e intercalados con crónicas míticas, transmitidas oralmente de generación en generación, se podrán encontrar las sencillas razones del orgullo de sus descendientes.

Por eso es que nos reunimos el 10 de abril de este año, en el predio del Centro Balear ubicado en Santo Tomé, para no olvidar jamás a quienes fueron nuestros ancestros. Éramos los descendientes de José María Dutruel y Paulina Julia Racine.

Se llegaron a contar más de sesenta personas y otros tantos no vinieron. Fueron los que nos reunimos a festejar con un asado, buen vino y el acordeón de Héctor Rotger, que sirvió de acompañamiento para cantar La Marsellesa y el Himno Nacional. Hubo recuerdos para los primos mayores y los más jóvenes, quienes recibieron emocionados los souvenirs pero también las chanzas de los presentes.

Al atardecer terminó el encuentro, después de revivir con alegría, nostalgia y algunas lágrimas furtivas, tantas páginas de esta historia que escribieron nuestros antepasados, que nosotros seguiremos tejiendo por Internet y con la firme convicción de realizar nuevos encuentros no tan lejanos. Dejamos páginas en blanco para que las generaciones futuras continúen esta historia.

LOS COMIENZOS

Pero la historia comienza con la llegada de André Dutruel y Marie-Francoise Bochaton a San José, en la provincia de Entre Ríos. El Pater de esta familia es André Dutruel, un francés nacido en 1832, en un pueblito de Alta Saboya llamado Saint Paul-en-Chablais, cerca del Lago Leman y de la frontera con Suiza, que se casó con Marie-Francoise Bochaton, de Larringes, antes de viajar a Argentina.

Hicieron el viaje en el buque conductor Galilée, que partió de Bordeaux el 20 de enero de 1861 y llegó el 3 de abril de 1861, que naufragó en un banco inglés frente a Montevideo. Junto a André y Marie-Francoise Bochaton viajaron tres hermanos de André: el mayor, Sylvain (Silvestre), casado con Fanny L. Aubert, y sus dos hijas Jerome (Jerónimo) y Marie-Anne, de la que no se tiene conocimiento sobre su vida en Argentina. Sylvain y Jerome fallecieron en San José, Entre Ríos, el 3 de agosto de 1863 y el 7 de julio de 1874, respectivamente.

André se radicó primero en San José, provincia de Entre Ríos, donde nació José María, en 1863, luego de haber fallecido sus dos hermanos mellizos. El matrimonio no encontró lugar en esa colonia entrerriana y se trasladó a Esperanza, provincia de Santa Fe, donde había también numerosos franceses de esa región.

Allí se encontraron con la familia de otros Dutruel, fundadores de Esperanza. Ellos eran de Féternes, pueblo cercano a Saint Paul. Eran miembros de la misma familia pero no parientes de André. Ellos eran Marie -casada en Francia con André Rolland y copropietaria de la concesión Nº 16- junto a sus hermanos Francois y Joseph-Marie.

Estos últimos se casaron en Esperanza con dos suizas del cantón de Valais. Francois se casó a los dos años de su llegada con Marie-Virginie Marietan y Joseph-Marie, en la misma época, con Marie-Rose Avanthay.

TRASLADO A ESPERANZA

Poco antes de radicarse definitivamente en Esperanza, André y Marie-Francoise -como tantos otros hijos de colonos esperancinos- probaron suerte instalándose probablemente algunos meses en Helvecia, donde nació uno de sus hijos.

Como en Entre Ríos, André tampoco tuvo la posibilidad de acceder a la propiedad de tierras fiscales en la provincia de Santa Fe y se dedicó finalmente al acarreo de mercaderías y encomiendas entre la capital, la ciudad de Santa Fe y Esperanza, a través del viejo puente de Mihura.

En uno de esos viajes, “muere de resultado de un accidente ocurrido en el camino a Santa Fe”, según registros del cementerio de la iglesia católica. Sin embargo, la tradición familiar cuenta que murió al invitar generosamente a una pareja de suizos que iba caminando por el camino a Esperanza a visitar parientes. El marido, que tenía un fusil terciado en la espalda, ayudó a su mujer a subir al pescante, mientras desde arriba André la asistía. En ese momento, el vestido de la mujer se enganchó y el hombre -urgido por el riesgo de la caída de su mujer- maniobró inadvertidamente el arma. Ésta se disparó y el disparo penetró en el pecho de André, quien murió momentos después, luego de haber recibido el sacramento de la Extrema Unción, según el relato del acta antes mencionada.

SEGUNDA GENERACIÓN

La muerte accidental del “comisionista” a la temprana edad de 38 años dejó a la viuda, Marie-Francoise, con la responsabilidad de alimentar y educar a José María, entrerriano, y los esperancinos Ana María (1867-1961), quien se casó a los 31 años con Louis Mossuz; Pedro Isaac (1869-1915), quien murió soltero a los 46 años; y Francisco (1871-1871).

Pero dos años después, la viuda se volvió a casar con un francés de Hautes-Alpes llamado Francois Brunet (1846, Romette, cantón de Gap). De ese matrimonio nació Josefina Felicia (1873-1956) y Francisco Serafín (nacido en 1879).

Marie-Francoise no sabía leer ni escribir pero mantuvo correspondencia con su familia que vivía en Francia, probablemente con la ayuda de algún conocido. Esto nos ha sido confirmado por los descendientes de Joseph Bochaton, su hermano, quienes siempre conservaron una foto que ella les mandó. En la foto, tomada probablemente en 1880, la vemos junto a sus hijos José María, Ana María y Pedro Isaac Dutruel, Felicia Josefina y Francisco Serafín Brunet. Poco antes del final del siglo, Marie-Francoise Bochaton murió en 1896 a los 58 años.

José María se casó con una argentina, Paulina Julia Racine (1889-1948), hija de los suizo-franceses Theophile Aimé Racine y Marianne Julie Chard, ambos del cantón de Berna. Él fue uno de los fundadores de Esperanza, por ser el hijo mayor de Jean-Pierre Racine y Julie-Adelaide Bayard. Esa familia había tomado posesión de la concesión Nº 88 durante la fundación de esa localidad.

CURIOSIDADES

El casamiento de José María y Paulina Julia fue por el registro civil en un comienzo porque ella pertenecía a la religión calvinista. Eran muchos los suizos de habla francesa que emigraron para fundar Esperanza y que provenían del cantón de Berna, que era poblado por suizos de habla alemana y de religión luterana.

Eso había sido como consecuencia del Refuge, como la historia llama al conglomerado de franceses que huían masivamente de su patria hacia Suiza y Alemania, perseguidos por los gobernantes católicos por ser huguenotes, es decir, seguidores de Jean Calvino, uno de los impulsores más importantes de la Reforma que conmovió a la Iglesia Romana, especialmente durante el siglo XVIII.

El momento culminante fue la Noche de San Bartolomé, cuando se mataron incontables franceses por el solo hecho de profesar la religión reformadora. Estos franceses nunca renunciaron a la herencia de las costumbres y el idioma de sus padres, aunque vivieran en Suiza o en Argentina.

Aunque Paulina no abjuró de su fe hasta su muerte, prometió a su esposo que sus hijos serían educados dentro de la Iglesia Católica. Estando moribundo José María, aceptó casarse sacramentalmente según la doctrina católica cuatro días antes de su muerte, ocurrida en 1927, cuando él tenía 64 años.

La profesión de José María, según los registros de los censos encontrados, era abastecedor de carne, eufemismo que reemplaza a lo que popularmente se llama carnicero. Ejerció esa profesión luego de fijar su residencia en Esperanza, al dejar de administrar el campo de su suegro, en Colonia Pujol, donde nacieron buena parte de sus hijos.

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Marie-Francoise con sus hijos José María, Ana María y Pedro Dutruel, Felicia Josefina y Francisco Serafín Brunet.

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La reunión familiar se realizó en un predio del Centro Balear de Santo Tomé.

José María Dutruel y Paulina Racine tuvieron nueve hijos, entre 1890 y 1908.

- Pedro Enrique (1890-1958): era el hijo mayor. Se casó con Paulina Julia Monnier, una esperancina. Sus hijos fueron cuatro: Rodolfo, Raúl, Nelly y Ricardo (todos fallecidos), quienes tienen lazos de parentesco con las familias Naz y Borgogno, de Esperanza, y Vignatti de San Martín Norte.

- Teófilo Amado (1892-1986): se casó con Isabel Racine. De un segundo matrimonio sus hijos son Élida y Amado Dutruel (fallecido).

- Eduardo José (1894-1959): se casó con Orfilia Pazó, nacida en Cayastá. Tuvieron seis hijos: Mario, Horacio, Lydia, Osvaldo (todos fallecidos), Belkis (vive en Helvecia) y Delia (vive en Esperanza).

- Andrés Francisco (1897-1980): se casó con Mercedes Paulina Gasser, nacida en Colonia Pujol. Tuvieron tres hijos: Héctor Ramón (reside en Villa Constitución), Alfredo José y Nilda Magdalena (ambos fallecidos).

- Ida Julia (1899-1980): es la primera mujer del matrimonio. Se casó con un esperancino, Augusto Pedro Gauchat. Tuvieron tres hijas: Esther Ida, Irma Raquel (ambas fallecidas) y Delia Isabel (vive en Villa Constitución).

- José Luis (1901-1967): se casó con Carolina Trombert, de Campo Andino, Santa Fe. Sus hijas -quienes residen en nuestra ciudad- son Julia y Liliana Mabel.

- Ángela Fanny (1903-1958): se casó con Dermidio Acosta y tuvieron tres hijos: Alberto, Gladys y Juan Carlos, quienes están radicados en Esperanza.

- Aquilino Alfredo (1906-1984): se casó con María Magdalena y tuvieron tres hijos: Roberto, Dolly e Hilda.

- Paulina Esther (nacida en 1903), quien se casó con Federico Hümöller, un esperancino. Tienen cuatro hijos: Aldo, Edit, Mabel y Elsa.

La tercera generación

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Los nietos del matrimonio de inmigrantes celebraron con emoción el encuentro.