Un paseo de cine

A veces, sin saber, caminamos por lugares en los que Orson Welles o Pedro Almodóvar han rodado películas, comemos en restaurantes que antes recibieron a Woody Allen, Catherine Zeta-Jones o Rita Hayworth, y compramos en tiendas visitadas por Cary Grant, Sofía Loren o Audrey Hepburn. Todos esos lugares están en Madrid, una ciudad para dar paseos de cine.

TEXTO. CONCHA CARRÓN. FOTOS. EFE REPORTAJES.

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La plaza de la villa, un lugar emblemático de Madrid que aparece en numerosas películas, entre otras en “Átame”, de Pedro Almodóvar.

Madrid vista como un gran escenario cinematográfico. Ese ha sido el objetivo de Alberto Gil y Pilar Alonso en el libro “Madrid de las estrellas. 10 paseos de cine” (Ediciones La Librería), en el que sus autores hacen un amplio recorrido por la evolución de la ciudad a través del cine.

De la fijación de algunos directores cinematográficos por Madrid hablan películas como “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, “Tacones lejanos”, “Carne trémula” o “Átame”, todas ellas del manchego Pedro Almodóvar, aunque no ha sido el único, como demuestran cintas como “Abre los ojos”, de Alejandro Amenábar, o “El día de la bestia”, de Álex de la Iglesia.

UNA CIUDAD VERSATIL

Entre los lugares preferidos de los directores para ambientar sus películas destaca la zona del Madrid de los Austrias, en el área comprendida entre la plaza Mayor, el Senado, el palacio de Oriente y el Viaducto, que han servido para rodar “conspiraciones, adaptaciones de Galdós, amores furtivos y comedias románticas” desde 1896.

Pero todo ese potencial de Madrid como gran escenario cinematográfico ha ido perdiendo peso con el paso del tiempo, según ha relatado a Efe Alberto Gil, quien achaca a “extrañas razones” relacionadas con los pesados y lentos trámites burocráticos y los excesivos costos de rodaje la pérdida de peso de la capital en el mundo del cine en los últimos años.

Frente a ciudades como Barcelona, que han sabido aprovechar su modernización y hacer ver a los directores y guionistas sus múltiples posibilidades de adaptación cinematográfica, existe “cierta disparidad entre lo que ha sido Madrid en el pasado como escenario cinematográfico y lo que está siendo en los últimos años”, dice Gil.

En un momento en el que ciudades como París, Londres o Nueva York están haciendo una “apuesta importante” por su presencia en la gran pantalla, la capital española debería “revisar” su situación y reivindicar el papel que legítimamente le pertenece y que ocupó en el pasado, al nivel no de París o Londres pero sí por ejemplo de Roma, según este experto, periodista y fotógrafo que lleva más de veinte años trabajando en libros de viajes.

La tradicional vinculación de Madrid al séptimo arte se justifica, según los autores de la obra, en su versatilidad, en su variedad de ambientes y lugares, que dan “mucho juego” cinematográfico.

ESCENARIOS FAMOSOS

De esa relación entre la ciudad y el mundo cine dan fe lugares como el restaurante “El Landó”, ubicado en pleno Madrid de los Austrias, cuyas escaleras ofrecen una extraordinaria galería gráfica de estrellas de Hollywood que han comido en el establecimiento, fundado en los años setenta.

En el inagotable anecdotario del local se recogen “excentricidades” como la que tuvo Woody Allen en una visita a sus salones en 2002, cuando le gustaron tanto las cerezas del Jerte que encargó 20 kilos para llevarlos en su viaje de vuelta.

En los diez paseos cinematográficos que proponen Pilar Alonso y Alberto Gil, además del Madrid de los Austrias, tiene un lugar preferente la Gran Vía, que aparece en numerosas películas ya en la década de los ‘50, como “Las chicas de la Cruz Roja”, “Los tramposos” o “El pisito”.

Otros emplazamientos de Madrid muy utilizados por los directores son la Puerta del Sol y su emblemático kilómetro cero, los barrios de Malasaña y Chueca, la mítica plaza de Cibeles, el Retiro o el paseo del Prado, el Madrid castizo de La Latina y Lavapiés, el moderno paseo de la Castellana con el elitista barrio de Salamanca, la Plaza de España y la ciudad universitaria, la Casa de Campo y la ribera del Manzanares o Ciudad Lineal y la taurina plaza de Las Ventas.

Entre las “sorpresas” que se han llevado los autores de este “Madrid de las estrellas” destaca el descubrimiento de que “La Colmena” no tenía un escenario real y se trataba solo de un decorado; que “El verdugo” no estaba íntegramente rodada en las cuevas del Drach y tenía un escenario en la actual plaza del Senado o que en “El viento y el león”, protagonizada por Sean Connery, la rotonda del hotel Palace se convierte, por arte de magia, en una sala de la Casa Blanca.

Sorpresas aparte, para los autores de este estudio lo fundamental es revertir la situación actual de Madrid como ciudad de cine y facilitar el rodaje de nuevas películas para que la capital recupere su papel en el séptimo arte y siga proyectando al exterior su potencial para ambientar todo tipo de filmes.

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La rotonda del Palace aparece caracterizada como una sala de la Casa Blanca en “El viento y el león”, protagonizada por Sean Connery.