De domingo a domingo

Con Boudou como vice, Cristina ralea a PJ y profundiza el modelo

Con Boudou como vice, Cristina  ralea a PJ y profundiza el modelo

La elección de Amado Boudou como vicepresidente fue un premio a su lealtad y un deplazamiento del “pejotismo” tradicional. Foto: DyN

Hugo E. Grimaldi

(DyN)

Y finalmente, llegó el día. Los ciudadanos ya tienen disponible sobre la mesa y a su merced la principal oferta electoral, la de los candidatos a presidente y vice, porque se han terminado de conformar los ocho binomios que aspiran a presentarse el próximo 23 de octubre, más allá de la puesta en escena que le sumó a este disonante combo de candidaturas el cartel francés en el que se buscó enmarcar la fórmula que va por la continuidad y la profundización del modelo kirchnerista: Cristina Fernández-Amado Boudou.

Para la presidenta, aquella recomendación que le hizo el titular de Economía en 2008 de capturar los ahorros privados de los jubilados para ayudar a engordar el gasto público ha sido suficiente carta de presentación desde lo que definió como ‘identificación y valentía’, lo que lo ha hecho merecedor de tan alta distinción política. Ella consideró que ese traspaso ha sido un hito de su gobierno y acá está el premio, en consecuencia.

Sin embargo, el hecho de haber prescindido de un gobernador o de alguien con mayor pasado peronista y sin considerar para nada los antecedentes liberales del ministro, seguramente hoy archivados, le aporta a la designación un innegable ruido partidario.

Más allá del suspenso que usó a su favor todas las posibilidades que la Ley acuerda para definir estas cuestiones, el nombre del elegido fue preservado hasta el final por Cristina, no tanto para jugar con el efecto sorpresa mirando hacia los adversarios, sino como una cuestión táctica puertas para adentro.

Lo que ha sucedido en realidad no sólo con la sorpresiva designación de Boudou, sino con la conformación de las listas es que se ha producido un clarísimo ‘vamos por todo’, en relación al desplazamiento de decenas de dirigentes del peyorativamente llamado por Néstor Kirchner ‘pejotismo’.

Premiando las nuevas lealtades

No hay que dejar de lado en el análisis, que llevar hacia el último minuto la comunicación de lo resuelto ha tenido dos propósitos más que claros: explicitar que el PJ como partido sigue siendo una cáscara vacía y marcar entonces que se hace aquello que la presidenta decide y, desde lo práctico, no dejar tiempo material para que los heridos sean recogidos por otras ambulancias partidarias, como las del duhaldismo, por ejemplo.

Lo cierto es que con casi todas las designaciones se han privilegiado las nuevas lealtades, por encima de la desconfianza que a los K les despierta el peronismo tradicional y sobre todo su pata sindical.

En este avance sobre el PJ, el corte más profundo se hizo sobre la provincia de Buenos Aires, que paradójicamente debería ser el distrito que más votos le aporte a la presidenta en octubre.

Allí, el gran vapuleado fue el gobernador Daniel Scioli, quien ha jugado el rol más patético de toda la movida de designaciones, ya que se la pasó haciendo profesión de fe de su acompañamiento, aunque le ha servido de muy poco, con senadores y diputados que no pudo colocar y sobre todo con la imposición del ultra Gabriel Mariotto como su compañero de fórmula, pese a que se resistió hasta el final a dar un salto que hasta podía haber puesto en figurillas la continuidad de CFK.

El tema de las lealtades ha sido central en el armado, ya que el kirchnerismo siempre consideró que se había quemado con leche con la actitud de Julio Cobos, aunque no reconocerá jamás que su propio ninguneo lo llevó al actual vicepresidente a tomar actitudes divergentes, hasta el episodio terminal de la 125.

La presidenta tampoco quiere que se le vuelva a repetir el escenario de diputados y senadores saliéndose del Frente para la Victoria y por eso, ha buscado blindar hacia el futuro ese espacio, aunque sea con muchos dirigentes más inexpertos en política, pero a los que considera identificados con el proyecto y que se jugarán por sus ideales.

En este sentido, cuando se habla de actitudes honestas en el entorno presidencial se excluye de raíz al peronismo tradicional, al que se lo considera, como mínimo, ‘oportunista’ por naturaleza y a quien, con Cristina constitucionalmente fuera de carrera, ya se lo veía ávido de empezar a buscar nuevos posicionamientos para 2015, con el consiguiente debilitamiento presidencial.

Con Cristina basta y sobra

Probablemente, la desconfianza ha sido más profunda en la presidenta porque el propio matrimonio Kirchner ha convivido con ese gen durante toda su vida política y porque actuaron como peronistas frente a Carlos Menem o Eduardo Duhalde, por ejemplo.

También está más que claro que con la designación del vicepresidente la línea que triunfó dentro del kirchnerismo ha sido la que siempre sostuvo que no se necesita de nadie más que de Cristina para asegurar la reelección, ya que ella y sólo ella es garantía de la continuidad.

Pese a que no se va a escuchar ninguna voz que sugiera otra cosa de aquí a octubre, es un modo quizás algo arriesgado de decirle al peronismo más tradicional, el de los intendentes del Conurbano o el de Hugo Moyano, ‘no necesitamos de ustedes’.

Para analizar cuál ha sido la verdadera oferta del kirchnerismo en materia de personas, tampoco pueden dejarse de lado las palabras de la presidenta cuando la noche en que, sin nombrar las palabras ‘candidata’ y ‘reelección’, ella habló de ‘someterse’ una vez más al voto popular y dejó entrever que pretendía seguir hasta 2015 debido a ‘los jóvenes que tanto esperan de este nuevo país’, al tiempo que aseguró que ella quería ser ‘un puente entre las nuevas y las viejas generaciones’.

Por su edad y por ese ‘jugarse por las instituciones’ que le atribuyó, Boudou representa entonces el ‘Physique du rol’ ideal para cumplir con el deseo presidencial.

Todas estas alquimias de laboratorio que ahora deberá ponderar el electorado, no sólo con lo que ha ocurrido en el oficialismo sino también en comparación con el resto del menú de fórmulas que ya ha sido servido, casi todas con dificultades de armado, se han hecho con la mirada puesta en octubre.

Schoklender, el fútbol y el exterior

Por el lado de los contrapesos que el Gobierno se ha conseguido en las últimas semanas sigue estando en primer término la corrupción que parece desprenderse del caso Schoklender, que día a día crece con lamentables salpicaduras hacia las Madres de Plaza de Mayo, quienes habían sido corridas del centro de la escena, sobre todo Hebe de Bonafini, hasta que reapareció en Olivos.

Sin embargo, el tropezón futbolístico de River Plate ha sido un excelente sustituto en las tapas de los diarios, lo que ha mejorado un poco la exposición negativa del Gobierno, incuestionable proveedor de los $ 735 millones que el apoderado usó sin rendirle cuentas a nadie.

Igualmente, el tema River ha adquirido trascendencia mayúscula por tratarse de quien se trata, aunque ha llevado a otras suspicacias, que incluyen la posibilidad de que exista alguna incidencia gubernamental (la presidenta autorizó a que se juegue con público) para evitar que descienda al Nacional B.

El ingreso de los barras al terreno de juego de Belgrano de Córdoba también tuvo sus derivaciones políticas, ya que se enmarca en lo que ha sido moneda corriente desde hace años: la impunidad de delinquir sin tener un castigo legal. Quizás para diferenciarse de la policía cordobesa, un día después la Federal trató de una manera muchísimo más severa a los docentes santacruceños que pelean por sus ingresos, mientras los hidrantes corrían a otros simpatizantes de River frente a su estadio.

El viernes, otra manifestación en la Plaza de Mayo terminó con más de 30 detenidos y policías heridos por proyectiles, en medio de un Plan aún no detallado de la ministra de Seguridad, Nilda Garré quien hizo trascender que llenaría de gendarmes la Zona Sur de la Capital Federal, movida resistida hasta la renuncia por la cúpula policial.

En materia internacional, tampoco le fue nada bien el Gobierno en la semana, ya que recibió tres cachetazos de sendos organismos: el Área Agrícola del G-20 conminó los países productores a no ponerle barreras a la exportación de comida al mundo, tal como Guillermo Moreno ha decidido hacer con el freno al trigo y al maíz; el Club de París mandó a la Argentina a pedir una revisión del FMI, mientras que el GAFI reconoció avances en materia de lavado de dinero, pero solicitó que el país resuelva ‘sin demoras‘ las deficiencias ‘estratégicas‘ del sistema y dijo que por eso le hará un ‘seguimiento intensivo‘.

Más allá de las angustias que pueden hacerle perder votos, los oficialismos tienen como contrapeso el desgaste de sus gestiones y en este aspecto la vitalidad de un nuevo período siempre resulta oxigenante, si se reconoce con grandeza que hay cosas que no merecen profundizarse, sino cambiarse.

Si hay reválida, ya se verá si la nueva generación que lleva ahora como abanderado a Boudou es capaz de aportarle al kirchnerismo más sentido común y autocrítica o más terquedad y autoritarismo.