El cuidado del pelo en invierno

El clima tiene efectos visibles en el aspecto del cabello, sobre todo la lluvia y el viento, tan frecuentes en la estación más fría del año.

Fuente. Mundo Belleza y Caída de Cabello.

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A menudo, el cabello se ve afectado en su aspecto por el clima, sobre todo por la lluvia y el viento, tan frecuentes en invierno. También la humedad, el aire seco y frío y el calor artificial hacen que el pelo se vuelva frágil y difícil de manejar.

Las recientes investigaciones han identificado tres tipos de síndromes que afectan al cabello en mayor o menor grado. Algunos estudios realizados por expertos en el cuidado del cabello y sus principales problemas señalan diversas afecciones capilares:

- El pelo quebradizo, seco y encrespado, causado por los cambios bruscos de temperaturas. La calefacción y el uso frecuente del secador -asociados a las temperaturas- suelen deshidratar el cabello.

- El pelo apagado y sin brillo debido a la lluvia y la alta humedad del aire asociada a la falta de sol.

- Un pelo sin volumen, pegado, grasoso en la raíz y estático en las puntas.

El uso de gorra o sombrero produce mayor sudoración en el cuero cabelludo, dejando en la raíz una sensación de suciedad y un aspecto reseco en las puntas que quedan expuestas al viento, frío y lluvia.

Para tratar estos problemas, los expertos brindan los consejos más útiles. En el primer caso (pelo quebradizo) es necesario controlar la humedad de la atmósfera del hogar. Se recomienda aplicar semanalmente un acondicionador hidratante y utilizar cepillos de cerdas naturales en vez de plásticas.

En cuanto al segundo caso (pelo sin brillo), se aconseja secar el pelo a una temperatura baja, restringir el uso de rizadores y planchas de alisado y utilizar productos de fijación que realcen el brillo del cabello.

Finalmente, para combatir el pelo sin volumen se puede lavar el cabello con champú purificante para quitar el exceso de suciedad y la aplicación de una protección acondicionadora intensa.

LAVAR BIEN

Otros especialistas afirman que el lavado y el acondicionado del cabello son los dos pasos básicos para conseguir un pelo sano. Una adecuada aplicación de champú y acondicionador repercute en la salud, fuerza y brillo de cabello. A través del lavado se limpia el cabello de la suciedad y el polvo. Algunos trucos son:

- Elegir un champú adecuado: cada persona tiene necesidades distintas y debe adecuar la frecuencia del lavado a éstas. Es importante conocer el propio tipo de cabello y cuero cabelludo y analizar si existe alguna necesidad específica que queremos solucionar (cabello castigado o seco, grasa, caspa, etc.).

- Humedecer el cabello con agua tibia.

- Aplicar el champú con un masaje suave y la ayuda de las yemas de los dedos. Nunca se debe frotar en exceso el cabello.

- Aclararlo (enjuagarlo) dejando que el agua corra a través del pelo mientras lo acompañas del interior hacia exterior. Darse el último aclarado con agua fría para que las cutículas estén bien cerradas.

- Retirar el exceso de agua con una toalla o aplicando presión con los manos pero sin retorcer el cabello.

- Extender el acondicionador (o la mascarilla) por todos los mechones, desde las puntas hacia arriba, pero sólo hasta donde se necesite. Dejar actuar unos minutos.

- Aclarar (enjuagar) el cabello una vez más.

- Si es posible, dejar que el cabello se seque al aire libre. Si se utiliza el secador, hacerlo después de haber quitado la humedad del pelo con una toalla y no centrar todo el calor en un punto concreto.

El uso del secador

El secador no tiene porqué considerarse el enemigo número uno del cabello si se hace un buen uso de éste, ya que los problemas se presentan cuando se lo utiliza en forma desmedida. No se dañará el pelo si el secador se coloca a una distancia prudencial de la cabeza; de ninguna manera hay que pegarlo a la raíz del cabello.

Si se tiene por costumbre usarlo de forma continua para moldear el cabello, se debe cuidar de repartir el aire con la finalidad de eliminar la humedad del cabello. Es muy importante no secarlo en su totalidad y dejarlo un poco húmedo de manera que termine de secarse de forma natural.