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“El gorila invisible”

Se trata de un experimento que puede verse en internet cliqueando:

http://www.simonslab.com/vvideos.html

Se nos pide que contemos cuántos pases de basquétbol hacen los jugadores vestidos de blanco. Entonces empiezan las imágenes. Hay dos equipos de pocas personas, uno vestido de negro y otro de blanco. El video dura menos de un minuto, y se nos pregunta cuántas veces pasó la pelota de mano entre los jugadores vestidos de blanco. Se nos dice esa cantidad, pero de inmendiato se nos pregunta: “¿Y vieron al gorila?” Porque lo que les interesaba a los autores del experimento era comprobar que gran cantidad de personas pasaban por alto la aparición de tal gorila que cruzaba lentamente por entre los jugadores, se detenía y se golpeaba el pecho.

Los autores de tal experimento, Christopher Chabris y Daniel Simons, relatan en El gorila invisible los tantos casos en que la ilusión interviene en nuestra vida cotidiana, cuando nuestros sentidos se empeñan en engañarnos.

El gorila invisible, que acaba de editar Siglo XXI, aborda seis ilusiones cotidianas que influyen de manera profunda en nuestras vidas: las relacionadas con la atención, la memoria, la confianza, el conocimiento, la causa y el potencias. “Se trata de creencias distorsionadas que tenemos acerca de nuestra mente, que no son simplemente erróneas, sino también peligrosas”.

De todas maneras, nos aclaran los autores, las ilusiones están presentes en cada ámbito del comportamiento humano (de allí que las califiquen “cotidianas”): “Cada vez que elegimos un líder para un equipo porque esa persona es la que trasmite mayor confianza, estamos influenciados por una ilusión. Cada vez que comenzamos un nuevo proyecto convencidos de que sabemos cuánto tiempo nos llevará terminarlo, estamos bajo el influjo de una ilusión...”.

Los autores presentan múltiples ejemplos para abordar esas ilusiones. Como la ilusión de inferir que si dos acontecimientos tienden a ocurrir juntos, uno debe ser la causa del otro. O las ilusiones de conocimiento (creer que sabemos cómo funciona una bicicleta, el indicador de velocidad de un automóvil, un cierre relámpago, la tecla de un piano, un inodoro o una máquina de coser). O los fenómenos relacionados con la confianza, y nuestro amor u odio hacia ella. O las distorsiones de la memoria.

Benjamin Franklin aseguraba que “hay tres cosas extremadamente duras: el acero, un diamante, y conocerse a sí mismo”. Conocer nuestra propensión a las ilusiones es importante para saber cómo funciona nuestra mente. “Cuando usted piense en el mundo, consciente de las ilusiones cotidianas, no estará tan seguro de sí mismo como antes, pero tendrá una nueva idea de cómo funciona la mente, y una nueva forma de comprender por qué las personas actúan de determinada manera. Muchas veces no es porque sean estúpidas, estén mal informadas, sean arrogantes o estén distraídas, sino debido a las ilusiones cotidianas que nos afectan a todos”.