asdrúbal aguiar:
“Chávez no confía ni en su sombra”
Asdrúbal Aguiar asegura que el petróleo, en manos del gobierno, es la única fuente de ingresos real en Venezuela. Su existencia en abundancia atenta contra la cultura del esfuerzo y el trabajo.
La incertidumbre se apodera de Venezuela, donde sólo se habla de la salud del presidente. Su ausencia plantearía serios desafíos para la oposición, que perdería su eje discursivo. Los viejos partidos siguen sin hacer autocrítica.
José Curiotto
La palabra cáncer irrumpió de repente en el vocabulario de los venezolanos y las previsiones sobre el futuro cercano de ese país comenzaron a tambalear. Hugo Chávez Frías es mucho más que el presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Es, en realidad, el hilo conductor de cada aspecto de la vida venezolana. Un hilo del que todos se sostienen, de alguna manera. Un hilo que podría romperse y quebrar el orden establecido. La palabra cáncer, entonces, deviene en incertidumbre.
Asdrúbal Aguiar es abogado, político y periodista venezolano (ver “El entrevistado”). Sus antecedentes lo convierten en una voz autorizada para comprender mejor lo que ocurre en un país sobre el que se tejen demasiados mitos, en general sostenidos sobre una cadena de prejuicios y desinformación.
— Chávez tiene cáncer y existen dudas sobre su futuro. ¿Qué efectos inmediatos produce esta situación en la política venezolana?
— El primer efecto es la demostración de que el chavismo no existe sin la presencia de Hugo Chávez y también que la oposición democrática, dada la naturaleza demo-autocrática del gobierno, pierde el eje de su discurso central unitario. Todos, chavismo y oposición, transcurridos doce años desde la llegada de Chávez al poder, han de entender que la democracia reclama de instituciones que duren en el tiempo. Éstas faltan ante la reedición y presencia de un gendarme necesario, negado el principio de la alternabilidad presidencial, como es quien ocupa hoy el Palacio de Miraflores.
— ¿Y cómo repercute en la vida cotidiana de los venezolanos, del ciudadano común?
— Por lo pronto han cedido sus diarias cadenas por radio y televisión, que cubren largas horas y copan todo el espectro radioeléctrico de manera obligatoria. La palabra de Chávez invade y perturba hasta los espacios de la intimidad familiar. No por azar, luego de perseguir a la prensa independiente y privada, se da a la construcción de una hegemonía comunicacional de Estado, que encabeza Tele-Sur. Hay un ambiente de expectación y hasta de incertidumbre, pues así como amarra a los suyos reduciéndolos en las ambiciones, es la razón de ser y existir para quienes lo rechazan.
— ¿Qué se supone que ocurriría si muere el presidente?, ¿cómo sería el día después?
— En lo inmediato ya la situación es compleja, pues la Constitución dispone que ante la ausencia temporal del presidente -lo que ocurre con su abandono del territorio nacional por viajes oficiales-, el vicepresidente entre a ejercer el gobierno provisionalmente. No obstante, Chávez no confía ni en su sombra, y no le permite a Elías Jaua, quien es un hombre de su total confianza, cumplir con sus deberes constitucionales. Y la Asamblea Nacional, con la mayoría simple de sus diputados que son chavistas y en contravención del orden constitucional, con motivo de la intervención quirúrgica que se le realiza al presidente en La Habana y lo retiene allí por más de un mes, declaró que puede ejercer el gobierno desde el extranjero y por tiempo indeterminado. No aceptan siquiera la tesis de la ausencia temporal.
No obstante, de fallecer Hugo Chávez Frías, Jaua debería concluir el mandato durante los dos años que faltan para el término del mandato constitucional. El caso es, sin embargo, que al vicepresidente Jaua sólo lo quieren los hermanos Castro, pero lo odian sus compañeros tanto del chavismo militar como del chavismo civil. Es también probable que Chávez lo sustituya.
— ¿Cómo es la vida de un ciudadano común, que no está vinculado directamente con el poder o con la política en general?
— Cuando el poder presidencial y sus tentáculos sobrepasan el espacio de vida ciudadana, para situarse en los dominios de lo íntimo, en un país en donde todo depende del presupuesto público y los ingresos petroleros los administra directamente el presidente, resulta imposible tomar el desayuno, el almuerzo o la cena sin hablar de Hugo Chávez como entrada y como postre.
No hay diálogo posible, incluso más trivial, entre dos venezolanos, que no transite por la persona del presidente, sea para maldecirlo o sea para elogiarlo. Lo peor de todo, sin embargo, es la inseguridad personal y de los bienes. 18.000 homicidios cada año, nos transforman en la nación más violenta del hemisferio.
Cada vivienda, por modesta que sea, vive protegida por rejas, y cuando los hijos salen a la calle, nunca se sabe si regresan vivos o son víctimas del secuestro. Este problema posterga, dada su gravedad, al de la falta de algunos bienes esenciales en los anaqueles de los automercados.
Dada la relación mantenida por el gobierno de Chávez con la narcoguerrilla colombiana y ante la derrota que le propina a ésta el gobierno colombiano, su establecimiento criminal penetra en Venezuela, y contamina a nuestros cuerpos militares y personal de seguridad. Se habla de nuestra progresiva transformación en un narco-Estado.
— ¿Existen en Venezuela posibilidades de no ser pro o anti Chávez? ¿De mantener un saludable grado de ecuanimidad hacia su gobierno?
—Chávez, objetivamente, lo impide. Su regla es que o se está con la revolución o se es contrarrevolucionario, por ende se es su enemigo personal y por ello sujeto a la muerte civil. La lista Maisanta, con la nómina de opositores, hizo un gran daño. Una democracia verdadera no admite que por vía del hecho electoral y mediante el uso de las mayorías puedan ceder los estándares que definen a la misma democracia y se menoscaben los derechos de las minorías. En lo personal no creo posible el diálogo entre la democracia y una autocracia militar electiva como la que existe en Venezuela.
Pero más allá de lo que es mi visión personal, los resultados prácticos son los que cuentan para algunos, y aquí cabe señalar que, habiendo dispuesto el gobierno de Chávez, en sus doce años, más de un millón de millones de dólares por concepto de ingresos petroleros, los homicidios pasan desde 4.500 al año, en 1998, a 18.200 al año, en 2010.
A la par del petróleo fuimos durante casi medio siglo productores y exportadores netos de energía hidroeléctrica y termoeléctrica, y en la actualidad todas las poblaciones de Venezuela sufren racionamiento eléctrico diario y durante horas. En doce años, el régimen construyó 200.000 unidades de vivienda, que es la cifra que alcanzan en dos años los pasados gobiernos, incluso en medio de sus corruptelas.
Buena parte de los pobres, no obstante, y así cabe admitirlo, por carecer de todo, aprecian el discurso divisor y vengador de Chávez, quien dice que la pobreza es culpa de los ricos y de allí que los expropia. Pero olvida éste, y los pobres no tienen por qué saberlo en medio de su drama, que en Venezuela el único propietario y rico ha sido el Estado, poseedor de la riqueza petrolera, que es la palanca fundamental de nuestra economía. Si se quiere, el oro negro es nuestra maldición.
— ¿Por qué lo vota una porción tan importante del electorado? En definitiva, más allá de los aciertos o errores cuenta con el respaldo de las urnas.
— Tuvo un respaldo popular indiscutible, en sus primeros años, durante la luna de miel y cuando lo apoyan incluso las élites y hasta la embajada americana, por creer que expresaba al viejo gobernante militar y modernizador. Ya no cuenta con la mayoría de los votos.
Perdió el referéndum aprobatorio de la Constitución, con el que pretende copiar para Venezuela el modelo constitucional cubano, que luego implanta mediante decretos leyes. Perdió las gobernaciones y alcaldías más pobladas del país y fue derrotado su candidato a la Alcaldía Mayor de Caracas. Y en las elecciones parlamentarias últimas, la oposición logró un 52% de los votos.
Lo preocupante es que el general en jefe, Rangel Silva, comandante operacional de la Fuerza Armada, bajo protesta del secretario de la OEA, declaró que no reconocería una victoria de la oposición en las elecciones presidenciales de 2012. Y el hermano del presidente, Adán Chávez, acaba de declarar que se preparan para defender la revolución con las armas.
— ¿Qué aspectos de la vida de los venezolanos mejoraron desde la llegada de Chávez al poder?
— El gobierno dice que sus éxitos residen en las misiones que implementan los cubanos, en salud y en educación. Los misioneros de los hermanos Castro suman ya 60.000 y están insertos en todo el aparato administrativo del gobierno y en sus cuerpos de seguridad. La Misión Barrio Adentro, como expresión de solidaridad de los técnicos de salud cubanos que acuden a las zonas más empobrecidas y sólo pueden recomendar aspirinas, tienen fuerza demagógica en el imaginario. Pero los establecimientos hospitalarios y centros de salud institucionales están abandonados. Varios miles de médicos venezolanos han tenido que emigrar al extranjero.
El mismo Chávez no es capaz de acudir a un centro de salud venezolano y decide tratarse su cáncer con los médicos cubanos. Y la educación tiene como emblema a la Universidad Bolivariana, que gradúa médicos en tres años. En el Socialismo del siglo XXI no puede reprobarse a los estudiantes.
— ¿Qué aspectos de la vida de los venezolanos empeoraron desde la llegada de Chávez al poder?
— Los venezolanos vivían en promedio 53 años hacia 1958 y alcanzaron 72,3 años en 1998, por obra del saneamiento ambiental y los servicios de aguas blancas y aguas servidas. Pero la luz y el agua, que son los emblemas de nuestra modernización, hoy escasean. En su momento logramos cubrir nuestras necesidades alimenticias en casi un 70 por ciento, pero hoy importamos todo lo que comemos, luego de la confiscación por el Estado de todas las actividades agrícolas, pecuarias y de producción de alimentos. Basta visitar Caracas, que fue la boutique de América Latina, para verla transformada en una gran villa miseria, a pesar de la riqueza del Estado. Felizmente, el buen humor no lo hemos perdido y paradójicamente, el gobierno, que se dice progresista y de izquierda, no gana hace años una elección estudiantil o rectoral dentro de las universidades públicas.