Ganados y carnes

La invernada, con espacio para seguir aumentando

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Tendencia. Continúa acelerándose una tendencia que viene de 20 años atrás: el criador especializado, con venta al destete, va transformándose en ganadero de ciclo completo o, a favor de la baja carga actual, ensaya una recría de sus propios terneros. Foto:Archivo

Si el precio del ternero baja y se recompone la rentabilidad del engorde, por pequeño que sea el margen, automáticamente reaparece la demanda y los precios de los terneros vuelven a subir.

 

Ignacio Iriarte

Se ha intentado explicar el fuerte sobreprecio de la invernada en relación al gordo que se ha registrado en los últimos meses a partir de dos hechos fundamentales: la fuerte caída en la parición nacional que reduce el número de terneros en venta, y el hecho de que en la Argentina, la producción de recursos forrajeros bajo todas sus formas (campo natural, praderas, verdeos, silajes, granos, subproductos) crece más rápido que la cantidad de terneros que la pueden aprovechar (cosechar) para transformarla en carne.

No sólo nacen y se destetan menos terneros por el momento del ciclo ganadero en que estamos (fase de retención), sino también que buena parte de ellos en especial las hembras no salen a la venta. Además, continúa acelerándose una tendencia que viene de 20 años atrás: el criador especializado, con venta al destete, va transformándose en ganadero de ciclo completo o, a favor de la baja carga actual, ensaya una recría de sus propios terneros.

En muchos casos, también se transforma en engordador, al hacer un feedlot casero u ocasional. Muchos de los miles de campos de cría que hasta hace poco se alquilaban y hoy están vacíos, correspondían a empresarios de otro sector (inversores, contratistas agrícolas) que vendían su producción al destete.

Hoy toda esa oferta de terneros también ha desaparecido al vaciarse esos campos o dejar de ser arrendados. .

¿Reaparece la demanda?

Si bien no son pocos los que, ante los precios que ha registrado el ternero en los últimos meses, han optado por vender al destete, la tendencia de la ganadería argentina no sería hacia una especialización de la cría especialmente entre las empresas más grandes, sino hacia la recría o el ciclo completo. También como consecuencia de que el criador tradicional ha aprendido a producir más forraje (silo de maíz, sorgo diferido). Si antes vendía en forma concentrada y zafral, ahora vende a lo largo del año, en forma espaciada, con cuentagotas, y no está obligado a vender mal ante las primeras heladas.

Es cierto que ese criador muchas veces termina al final vendiendo en condiciones desfavorables un ternero recriado, de mayor peso, que empeora la conversión y que lleva el novillito o vaquillona terminado a cotizaciones fuera del segmento “premium”.

La presión que ejerce la totalidad de la demanda (pasto, praderas, feedlot , islas, etc) sobre la oferta de terneros que “están en venta” es tan intensa, que se genera un sobreprecio que termina arruinando económicamente cualquier operación de engorde, en particular si ésta es a corral.

Si el precio del ternero baja y se recompone la rentabilidad del engorde, por pequeño que sea el margen, automáticamente reaparece la demanda, que potencialmente es enorme y los precios de la invernada vuelven a subir.

¿Qué pasará con el ternero?

Es decir, el volumen de recursos forrajeros “ociosos” que existe hoy es tan enorme y tan fácilmente disponible, hay tantos corrales y campos vacíos, que apenas el precio del ternero baja esa demanda potencial se vuelve efectiva y el sobreprecio de la invernada en relación al gordo vuelve a subir.

Este desbalance entre la demanda y oferta de terneros, que lleva sólo un par de años, pinta para estructural, y podría determinar que en forma estable salvo el breve período de pico de la zafra el ternero valga 20 a 30 por ciento más que el gordo.