“LA CIUDAD Y EL DESEO”

Buenos Aires, gay y mitológica

El libro de Julián Gorodischer, con fotografías de Sebastián Freire, es un itinerario novelado con información del circuito gay porteño, del glamour del Faena Hotel al lumpenaje de la Terminal de Once.

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El texto plantea un juego de transgresión de géneros: bajo el formato de una guía turística, se cubre una breve novela que cuenta la historia de dos amigos que recorren la ciudad perdiendo el tiempo. Foto: ARCHIVO EL LITORAL

Télam

“La ciudad y el deseo”, de Julián Gorodischer, es una inusual guía turística, literaria y visual, con fotografías de Sebastián Freire, donde se accede a la información del circuito gay porteño mediante la mirada de dos personajes que en su deambular marcan un trayecto ecléctico y accesible fuera de los convenciones del mercado.

Del glamour del Faena Hotel al lumpenaje de la terminal de Once; pasando por calle Cabrera, los vernissages de Braga Menéndez o el Rojas; Plaza San Martín; Shopping Abasto o la milonga Tango Queer; la guía editada por Sudamericana construye un itinerario novelado que muestra a Buenos Aires (y alrededores) -el Hipódromo de San Isidro y Pinar de Rocha son otras propuestas- desde adentro.

“Acá hay un juego de transgresión de géneros, bajo el formato de una guía turística lo que se cubre es una breve novela que cuenta la historia de dos amigos que recorren la ciudad perdiendo el tiempo”, dice el escritor y periodista.

El narrador y el fotógrafo son una suerte de flâneur bicéfalo que va circulando por los lugares que dan nombre a cada capítulo: más de 15 barrios que incluyen cines, restaurantes, clubes, discotecas y “cadáveres” icónicos de la cultura gay porteña, como Néstor Perlongher o Enrique Raab.

Esos lugares funcionan como hilo conductor de la novela planteada por Gorodischer quien, sin perder el verosímil de la guía turística, suma las correspondientes reseñas y descriptivas que reorganiza al final del libro con un direccionario y un índice.

Este juego también tiene que ver con dejar fluir un punto de vista -asevera el autor-. A través de sus protagonistas -dos amigos muy oscuros e inadecuados que recuperan el espíritu de la generación beatnik, transpolado a la ciudad de Buenos Aires en 2011-, se genera una ciudad mitológica, una urbe que no es real (del todo).

LA TRAMA

Se trata también de una crónica ficticia que le insumió más de dos años de investigación, inspirada en cartas y textos de escritores como Allen Ginsberg, Henry Miller, Jack Kerouac, Charles Bukowski y William Burroughs; y llevada adelante a través de la búsqueda de sus personajes, dos hombres que cargan con la sensación de estar viviendo erróneamente e intentan recuperar la intensidad del momento en sus periplos y aventuras.

Ahí, entra también una cuestión generacional que trasciende la cuestión gay, concede el escritor, “esa cosa de pertenecer a otra época, de responder a otro sistema, en este caso sin tanta visibilidad, matrimonio igualitario, ni aceptación social”.

“Los lugares elegidos conforman un circuito gay que en su mayoría no se corresponde con el periplo turístico tradicional y tienen que ver con pensar una ciudad abierta, sin guetos, sin nichos y no cómplice con un sistema de consumo pensado para estratos determinados”.

Así lo advierte Gorodischer, para quien “es el punto de vista de los personajes lo que recrea la posibilidad de un circuito no necesariamente referido a una definición previa dada por el mercado; un recorrido que parte de la inadecuación, el desasosiego y la oscuridad de los personajes que dan trama a esta guía”.

Y así los personajes, aunque no sepan bien cómo ni dónde, intentan encontrar en su deambular “las pocas grietas que ofrece la cultura gay al frenético consumo de cuerpos como trofeos”, tal como lo plantea el narrador al comienzo de esa historia.

LA IMAGEN

A esos dos niveles de lectura, el de la guía y la novela, se suman las fotografías con que Freire da forma a una plataforma visual independiente, que se puede ver ampliada hasta el próximo 26 de agosto en la sede de Florida 943 del Centro Cultural de España en Buenos Aires, otro de los puntos referenciados en el libro.

Cada circuito, formado por varios capítulos, “está ilustrado por una fotografía de estética más liviana, bastante directa y lineal”, dice Gorodischer. Así, el de “Nuñez” está encabezado por la imagen de un nadador, el de “Espacios verdes” muestra una pareja retozando al aire libre entre palmeras, y el de “San Telmo” -principalmente bares- abre con la imagen de un cocinero afilando una faca en cuero y con delantal.

Por otra parte, esos “cuerpos que se consumen como trofeos” son el hilo conductor y evidente convocante de cada modelo que aparece en las imágenes, muy contrarias a las de panza de cerveza o entradas prominentes que surgen de las descripciones que hace Gorodischer de sus protagonistas.

Esto es: dos treintañeros cercanos a los 40, que se refieren a sí mismos como “un borracho irresponsable que escucha la voz de su padre”; o como un hombre que “después de media vida (tiene) la impresión de no haber avanzado, a menos que se llame progreso a la resignación”.

El libro es, en síntesis, una guía; una reacción a las dinámicas corporativas reproducidas en torno a cómo hay que divertirse, mostrarse, seducir, ser siempre joven y un consumir versado (Levis, Zara y Starbucks son algunos puntos del itinerario); y una historia sobre la soledad, la amistad y la intensidad que uno puede lograr en las relaciones con desconocidos”, concluye Gorodischer.