El padre de María Cash sigue en la búsqueda

El padre de la diseñadora de moda María Cash, Federico, está desde ayer en la ciudad de Santiago del Estero y desde allí hizo un llamamiento a quien pueda aportar algún dato sobre el paradero de María, ya que su hija fue vista en la capital santiagueña, según informó hoy la página digital del diario El Liberal.

Como se recordará la joven de 29 años había partió desde la terminal de ómnibus de Retiro, el 4 de julio rumbo a San Salvador de Jujuy. Sin embargo, durante el viaje, decidió bajarse del colectivo en Rosario de la Frontera (Salta) “porque no le gustaba la gente con la que viajaba”, dijo a la Policía su amigo Juan Pablo Dumón, a quien iba a visitar.

Tras descender, por causas que se desconocen, viajó hasta Santiago del Estero y desde allí el 5 de julio le envió mensajes de texto a Dumón, comunicándole que estaba sin plata. Por ello, el jujeño le compró un boleto abierto en la empresa Mercobus para que viajara al día siguiente, a la 1.40 o a las 6, desde la terminal de ómnibus local.

El padre de la joven porteña señaló que “no vamos a rendirnos. En las últimas horas hemos logrado el compromiso del Gremio de Camioneros que distribuirán las fotografías de mi hija y la llevarán en todos sus transportes”, afirmó.

Importante testimonio

Por otra parte habló ayer por primera vez, y en exclusiva con el diario El Tribuno de Salta, el camionero que el 8 de julio pasado alzó a la joven en el cruce de la autopista de acceso a Salta con la Ruta Nacional 34, luego de que ella le hiciera dedo.

El transportista, oriundo de General Gümes, es Héctor Romero (58), quien se dedica a la distribución de mercadería por los departamentos de Güemes, Anta y Metán.

Romero la llevó por espacio de 20 minutos y la dejó en una gruta a la Difunta Correa, ubicada poco más al sur de la plaza de peaje de la empresa Vial 5, concesionaria de la Ruta 34, una parada obligada de camioneros. El hombre dijo que el diálogo con María Cash fue escaso, en razón de su extraño comportamiento.

“Se notaba rara, como distante y que a cada momento me pedía agua. Yo la dejé allí porque su destino era Córdoba y yo me debía desviar hacia el este, para ir a Joaquín V. González”, dijo.