EN EL MUSEO DE ARTE MODERNO

Grabados de Antonio Seguí

“Grabados 1996-2010” da título a la muestra de este camaleónico artista de reconocida trayectoria internacional. Unas 112 obras que se suman al patrimonio artístico del Mamba y completan una colección de 330 obras que Seguí ya había donado a este mismo museo en 2001.

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El artista y una de sus obras en una foto de archivo antes de una exposición en Belgrado. Foto: Archivo El Litoral

Mercedes Ezquiaga

Télam

El prolífico artista argentino Antonio Seguí, radicado en Francia hace más de 40 años, donó recientemente al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) una colección de más de cien grabados de su autoría -que la institución presenta al público- donde refleja su particular estilo en el que convergen la ciudad y la infancia.

“Mi trabajo siempre está centrado en el hombre’’, se confiesa Seguí (1934) en diálogo desde el pequeño poblado de Arcueil, en las afueras de París, donde este cordobés tiene su taller de arte que sólo abandona algunas veces al año para visitar su Villa Allende natal.

“Una escena de calle, un encuentro fortuito, el pasar frente a un mercado, ser testigo de un accidente, me sirven de pretexto que sumado a la memoria de mi infancia, a las tiras cómicas, a las caricaturas políticas de los años 30 y al humor del que nunca me pude separar por el hecho de ser cordobés, son el cimiento de lo que yo hago’’, resume.

“Hay directoras de museos que tienen la capacidad de seducir a los artistas... y Laura Buccellato es una de ellas. No recuerdo si fue en uno de sus viajes por aquí o en ocasión de algún viaje mío. En todo caso, me sugirió que sería interesante que parte de mi trabajo gráfico quedara reunida en una institución argentina. Y así fue.

“En 2001 -prosigue-, efectivizamos la donación de una gran parte de esos trabajos y se hizo la primera muestra con obras desde mis comienzos hasta esa fecha, y en esta ocasión se presentarán la producción de estos últimos 10 años, que ingresaron al museo recientemente’’, explica.

Universo artístico

Los grabados -que el público podrá apreciar en el museo de San Juan 350 de Buenos Aires- evidencian el universo artístico de este hombre canoso de bigote ancho y luminosos ojos celestes, un imaginario múltiple, que desprende una gran vitalidad donde armonizan el grotesco, lo brutal y la simplicidad, siempre en clave de humor.

“Siempre me interesé en todas las técnicas -reconoce Seguí- y cada una de ellas, sea el grabado sobre metal, la litografía, la serigrafía, el linograbado, me brindan posibilidades a veces inesperadas para realizar mis cosas. En esta serie por ejemplo muestro varios carborandum, manera de hacer que descubrí hace no mucho tiempo y que forman parte del libro ‘Perfiles’’’.

—¿Qué tiene de especial el grabado a la hora de trabajar que se diferencie de la pintura, la escultura o cualquier otra disciplina?

—Es una escritura distinta. No es la misma responsabilidad que uno siente frente a una tela. Podría decirle también que en mi trabajo gráfico puedo ‘decir’ cosas que en pintura podrían ser declamatorias. Además, cumple la función de difundir lo que uno hace y particularmente el hecho de que la gráfica esté tan pasada de moda, me hace reivindicarla con más entusiasmo.

Radicado en Francia desde 1963, Seguí expuso por primera vez en la Argentina en 1957 y desde entonces realizó más de 200 exposiciones individuales en los cinco continentes, representó al país en la Bienal de Venecia y ganó casi 40 premios, como el Salón Latinoamericano de Dibujo y Grabado de Caracas o el Gran Premio del Salón Internacional de La Habana.

Además, el gobierno francés lo nombró Caballero de la Orden de las Artes y las Letras y es miembro de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras de Francia.

—¿Qué extraña de la Argentina?

—De mi ciudad natal, las empanadas, de la Argentina, el bife de chorizo “a punto”.

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Una muestra que refleja su particular estilo en el que convergen la ciudad y la infancia. Foto:TÉLAM