En la noche catalana
En la noche catalana
La Tola y Domingo, de nuevo juntos
Ovacionados largamente por el público, ambos intérpretes hasta se dieron el placer de danzar algunos compases. Foto: Gentileza producción
Gabriela Luncarini
“Tu nombre me sabe a hierba / de la que nace en el valle / a golpes de sol y de agua”, dice Serrat, quien abrió el “25 aniversario del Festival Castell de Peralada”, uno de los más importantes de Cataluña y, por qué no, de toda España, y es lo que se respira en estos días de verano en la tierra de Joan Manuel.
El castillo de Peralada es un escenario único que acoge en este festival, que se realiza desde el 15 de julio hasta el 15 de agosto, a figuras de la talla de Montserrat Caballé, La Fura del Baus, Roberto Alagna y hasta la mismísima Rosario Flores entre otros. Completan el festival exposiciones, cocina en vivo de grandes chefs acompañados con figuras de la música o el espectáculo europeo.
En una noche estrellada y con aroma a jazmines, el escenario de Peralada se abrió para dar paso a Plácido Domingo y a Virginia Tola el pasado 1 de agosto. El tenor, enfundado en un estricto smoking negro y la soprano, en un atuendo del libanés Elie Saab, fueron recibidos por la ovación de un público enardecido y ávido de óperas y zarzuelas.
Obras para el corazón
La Orquesta de la Comunidad Valenciana, dirigida por la batuta del maestro Jesús López Cobos, realmente se lució. Ejecutó desde una “Obertura” del Barbero de Sevilla pasando por la “Danza española Nº 1” de “La vida breve” y premió al público con una “Boda de Luis Alonso” acompañados por las castañuelas y el baile flamenco de la bailaora Nuria Pomares.
Obras como “E Lucevan le stelle” de Tosca, “Depuis le jour” de Louise o “Tutte le festeàsi, vendetta!” de Rigoletto atacaron directamente al corazón de la selectiva platea. Un segunda parte de zarzuelas como “Amor, vida de mi vida” de Maravilla, “De España vengo” de El Niño Judío o “Madrileña Bonita” de “La del Manojo de rosas” hicieron que las cabezas y las manos de las mujeres catalanas acompañaran el ritmo.
Gracia y seguridad
Virginia Tola, como nos tiene acostumbrados, con flor color grana en la copla “Antonio Vargas Heredia”, repartía guiños de complicidad al público y desplegaba una gracia y una seguridad pocas veces vistas en el escenario. Los bises pasaron por duetos de “El gato montés” o “Granada” en la voz del gran tenor. El público, a quien ya no le alcanzaban las manos para que sus aplausos se hicieran escuchar, optó por batir los pies en el piso para que la ovación fuera más estridente.
Cataluña estuvo de fiesta y el castillo de Peralada fue el lugar de celebración. La noche, las estrellas, el aroma a hierba fresca fueron los testigos privilegiados de una velada salerosa al lado de dos grandes de la lírica mundial.
El castillo de Peralada
El castillo de Peralada, mencionado ya en el siglo IX con el nombre de castillo Tolón, fue el centro del condado de Peralada, en Girona.
La dinastía de los vizcondes de Peralada se inició con Berenguer, hijo del conde Ponce I de Ampurias, que al morir su padre se convirtió en señor de Peralada. Más tarde, los vizcondes llevaron los apellidos de Quermançó y Rocabertí. En 1285, durante la invasión francesa del Ampurdán, durante la Cruzada contra Cataluña de Felipe el Atrevido, el castillo fue destruido y la población incendiada. Los restos de este primitivo castillo y de la iglesia parroquial de San Martín están en la parte superior del casco urbano.
A mediados del siglo XIV fue construido un segundo y nuevo recinto de murallas, más amplio, y el nuevo palacio de los Rocabertí levantó extramuros. En 1472, durante la guerra de los Remences, el rey Juan II volvió a invadir y ocupar el castillo y años después, en 1599, el vizconde Francesc Jofre de Rocabertí fue investido conde de Peralada por Felipe III de España.
Ha sido objeto de varias reformas y ampliaciones, la fachada oriental es de estilo renacimiento y al final del siglo XIX fue nuevamente ampliado, bajo la dirección del arquitecto francés Grant. Lo rodea un gran jardín.
El palacio fue adquirido en 1923 por Miquel Mateu i Pla, que reunió una notable colección de arte (cristales, cerámica, pintura, libros, manuscritos) y patrocinó la edición de libros eruditos “Biblioteca de Peralada”. Hoy, la propiedad sigue en manos de la familia Mateo y no se puede visitar en su totalidad. Sin embargo, en una parte del castillo se encuentra el casino, y los jardines permanecen abiertos en julio y agosto con motivo del Festival Internacional de Música de Peralada.