Reconstruyen historia de culturas indígenas del NOA

Medir la radioactividad emitida por los átomos de carbono 14 (C14) que contienen restos orgánicos permite determinar su antigüedad. La técnica se aplicó para reconstruir más de 2.000 años de historia de las culturas indígenas autóctonas del NOA.

TEXTOS Y FOTOS. IRENE MAIER *.

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Los estudios en usar la técnica del C14 comenzaron a principios de la década de 1950.

Hace 60 años se inició una nueva etapa en la Arqueología y Antropología mundial al desarrollarse la técnica que determina la antigüedad de restos orgánicos, midiendo la radioactividad emitida por los átomos de carbono 14 (C14) que contienen.

Con la ayuda de esta técnica, investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) pudieron reconstruir más de 2.000 años de historia de las culturas indígenas autóctonas del NOA. Los estudios comenzaron a principios de la década de 1950, dirigidos por el destacado antropólogo Alberto Rex González, un pionero en usar la técnica del C14.

“La datación por C14 nos permitió ubicar en forma absoluta en el tiempo a las distintas culturas antiguas y también saber si los restos de ellas, encontrados en diversas zonas, eran de una misma época”, explica la Dra. María Carlota Sempé, investigadora de la UNLP y del Conicet y directora del Laboratorio de Análisis Cerámico del Museo.

En los primeros años, los análisis de C14 se realizaban fuera de nuestro país, pero a mediados de los años 70 se creó en el Museo el Laboratorio de Tritio y Radiocarbono (Latyr). Este centro, único en su especialidad en América del Sur, depende del Conicet.

LAS CULTURAS EN EL TIEMPO

Las investigaciones del Museo se centraron en el valle de Hualfín, en Catamarca, donde puede rastrearse la evolución de las culturas indígenas. Por ejemplo, cerca de la localidad de Azampay se descubrieron varios enterramientos. En uno de ellos había un cuerpo que tenía una máscara de la cultura Condorhuasi, una de las más tempranas de la región. Analizando el colágeno de los huesos se determinó que la muerte ocurrió hace más de 2.400 años. Éste es el hallazgo más antiguo hecho en la zona.

No muy lejos de allí, los investigadores encontraron otros restos de antiguas viviendas y tumbas, que fueron fechados alrededor del año 500 de nuestra era. Algunos asentamientos contenían objetos de la cultura Ciénaga, que en esa época estaba en la fase final de su desarrollo. En cambio, en otros sitios de similar antigüedad había elementos pertenecientes a la incipiente cultura de Aguada.

Actualmente, la investigación está enfocada en la última cultura indígena autóctona de la zona, la Belén, que los últimos análisis del Latyr situaron entre aproximadamente el año 1450 y el 1500 de nuestra era, período cercano a la posterior anexión de la región al imperio incaico. Un equipo del Museo -dirigido por la Dra. Bárbara Balesta- investiga unas ruinas próximas a la localidad de La Ciénaga y encontró que la edificación Belén tiene características diversas. Sobre montes y cerros se construyeron pueblos fortificados, los ‘pucará’, con estructuras que tendrían un fin ceremonial, y otras, el de viviendas y talleres.

Pero también hallaron asentamientos Belén sencillos y sin defensas, situados cerca de ríos o en cerros bajos con terrazas de cultivo, aparentemente ocupados por productores de alimentos.

“Es difícil conocer con certeza la estructura social y las creencias religiosas de estas sociedades, ya que no dejaron documentos escritos”, nos aclara la antropóloga Nora Zagorodny, codirectora del equipo. “Pero en el Laboratorio de Análisis Cerámico se ha creado un grupo con especialistas en diversas áreas como la de estudios de cerámicos, de instrumental de piedra y materiales de construcción o la de análisis de animales y plantas para diversos usos. Así obtenemos valiosa información sobre la forma de vida de los pueblos”.

METALES Y REDES DE INTERCAMBIO

En los pueblos del NOA, la metalurgia comenzó temprano, con el trabajado de metales blandos como el oro, la plata y el cobre. En tumbas de 2.000 años de antigüedad se hallaron planchitas de cobre, con técnicas de trabajado simples que incluían el machacado y el cortado con punzado de las piezas.

Posteriormente avanzó la tecnología y se empleó el método de moldeo de ‘la cera perdida’. En la cultura Aguada apareció el bronce, que requiere temperaturas de trabajo más altas, y en restos de viviendas se encontraron moldes de arcilla para fundir adornos, trozos del metal y escoria.

Las culturas se extendieron por diversos valles y el fechado por C14 determinó que eran contemporáneas a las de Hualfín. Hay pruebas de que -desde tiempos antiguos- hubo una comunicación habitual, tanto entre pobladores de la región como con los de zonas distantes, porque en ruinas y tumbas se hallaron objetos provenientes del actual territorio chileno y restos de animales de zonas selváticas. “Hay claras evidencias de intercambio de bienes como oro, plumas, sal o frutos de los que se obtienen sustancias alucinógenas usadas en ceremonias. Se cree que la región era recorrida por caravanas de llamas y pastores provenientes de regiones lejanas. Es así que en un enterratorio de la cultura Ciénaga encontramos una tumba característica de la cultura trasandina de San Pedro de Atacama”, destaca la Dra. Sempé.

* Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC)

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Los investigadores encontraron restos de antiguas viviendas y tumbas, fechados alrededor del año 500 de nuestra era.

Novedosa técnica

El elemento químico carbono tiene dos variedades o ‘isótopos’ estables, los carbonos 12 y 13, y un isótopo inestable radioactivo, el carbono 14.

Cuando un organismo animal o vegetal muere deja de incorporar carbono del ambiente y -desde ese momento- disminuyen en sus restos los átomos de C14, ya que se van desintegrando. Por eso, midiendo la radiación que emite el C14 residual puede determinarse el tiempo transcurrido desde su muerte.