El pesado meloso

Entre las múltiples categorías de pesados se destaca por su viscosa consistencia, el pesado meloso, amoroso, romántico o como quieran llamarlo. El amor, la situación romántica, el coqueteo y sus aledaños ya son almibarados por definición. Y si uno de sus actores es pesado, pues, todo será empalagoso al cuadrado.

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO. [email protected]. DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI. [email protected].

El pesado meloso
 

Como si se tratara de boxeadores, hay muchas categorías de pesados. Tenés el pesado liviano (es ligero para ser pesado), el pesado mosca (nada más cargoso y molesto que una mosca), el medio pesado (de a ratos es pesado, de a ratos no) y el pesado pesado (no sólo es pesado: es repesado, el vago). Y como los boxeadores, vos sabés que a la larga o a la corta, van a ser más pesados que antes, pues es absolutamente inusual e improbable que aligeren su peso, que bajen de categoría. Se vuelven más pesados y cualquier parecido con la realidad es absoluta, evidente y pesada coincidencia.

Después en el espeso mundo de los pesados, tenés pesados temporales: los ocasionales, que son pesados en algún momento de su vida (cuando se divorcian, por ejemplo), los coyunturales (parecidos a los anteriores, pero éstos siempre son pesados en determinados momentos claves), los de medio tiempo (son pesados en el laburo, por ejemplo, pero fantásticos el resto del día; o al revés) y los de tiempo completo, que son pesados y listo, que tanto lío ni clasificación.

Tenés los pesados por consanguinidad (mamá, no seas pesada), un tío pesado, un abuelo pesado, un cuñado pesado, una pareja, novio, novia, esposo o esposa pesados (y estás al horno y condenado a estar cerca e interactuar con un pesado todo el tiempo y eso sí que es pesado) y hasta un hijo pesado. Tenés los pesados sociales, esto es, aquellas personas con las que te encontrás en el mundo exterior, en el mundo de las relaciones: pueden ser amigos, compañeros de fútbol, del laburo (Dios te libre del jefe pesado: o cambiá de laburo o pensá firmemente en un asesinato, que parezca un accidente, por favor), el diariero o hasta el almacenero de la esquina: nadie sabe exactamente dónde se agazapa un pesado.

Por último, en esta somera clasificación el verdadero estudio sobre los pesados tiene cuarenta y dos tomos de 1.400 páginas cada uno- no podemos obviar al pesado temático. Tenés el pesado jocoso (hace bromas pesadas), el pesado fiestero (se pone pesado en las fiestas), el chistoso (jodido tener que soportarlo a él y a sus mismos pesados chistes repetidos todo el tiempo), el pesado intelectual (un collar de bigornias en sí mismo), el pesado laboral (todo el tiempo piensa en laburo), el pesado tuerca (todo el día con el autito, el propio y el de los demás, el deportivo, el de calle: un pesado, bah) y otros muchos. Y entre ellos, por fin, también, el de esta nota: el pesado meloso.

El tipo (o tipa) estará permanentemente rondando el objeto de sus amores. Es un obsesivo. Es hasta peligroso, en el fondo, porque hará cosas o está dispuesto a hacer cosas que otros no. En el común de los mortales, si fulanita no te da bola una vez, te duele, pero por ahí insistís. A la segunda o tercera vez que te dicen que no, pues, sabiamente, entendés que ella no es para vos, algo mejor te espera en otra parte, el mundo es ancho y ajeno y todas las cosas que quieran poner aquí, que caben.

El pesado meloso no entiende ese continuo y repetido no: seguirá allí a las vueltas y no le importa recibir un revés tras otro. Es un pesimista importante y por eso sabe que su posibilidad de éxito sólo radica en la constancia y la ejerce. Consigue, como el burro, su objetivo, no por talentoso o lindo, sino por insistidor. En un momento, de tanto ir, encuentran en el otro la guardia baja, se escucha un “mah sí” y entonces el pesado meloso untará a el o a la agasajada con todo su contenido, retenido y copioso. Puede ocurrir que el pesado meloso sea también celoso, ya que rima.

El tipo duplicará los penosos lugares comunes. Te va a llenar de ramos de rosas, mensajitos, visitas no anunciadas y de las otras, te va a esperar, te va a seguir y estará allí todo el tiempo. Si se casa, él sí entiende cabalmente eso de “para toda la vida”. Es denso, inexcusablemente pesado, es posesivo. Su atención fija sobre su objeto de deseo puede confundir y hasta alguien puede pensar que es halagüeño tener a alguien siempre encima. El tipo puede parecer dulce. Pero es pesado.