Periodismo, tranqueras adentro

Se conmemora el próximo jueves un nuevo día del periodista agropecuario, una actividad que encierra secretos, pasiones y desafíos. Una pasión por contar el campo desde adentro.

Federico Aguer

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Un 1º de setiembre de 1802 se inició la publicación del Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, el primer medio especializado en temas agropecuarios del país. Hipólito Vieytes, su editor, había nacido en la localidad bonaerense de San Antonio de Areco. “La agricultura bien ejercida, es capaz por sí sola de aumentar la opulencia de los pueblos hasta un grado casi imposible de calcular y no hay pueblo alguno que pueda prosperar una vez que llegue a desatender a su agricultura”.

La frase, desbordante del optimismo de aquellos revolucionarios que forjaron nuestro país, denota el perfil cultural y productivista que se acentuaría años más tarde a través de distintas políticas de incentivo. Hoy, enmarcada en un contexto de creciente demanda mundial de alimentos, reafirma la vocación argentina por el aprovechamiento de nuestras ventajas comparativas. Las mismas están sustentadas en la calidad del suelo, las bondades del clima y la tradición productora, mejorada en los últimos años a través de la incorporación de tecnologías y de manejo que colocaron al productor argentino a la cabeza del ránking mundial de eficiencia.

Quienes tenemos la fortuna de vivir de esta actividad apasionante, podemos dar fe de este crecimiento cuantitativo y cualitativo del sector.

“La actividad del periodista agropecuario implica saber un poco de agronomía, un poco de ganadería, un poco de mercados, un poco de climatología y, por supuesto, un poco de política”, me decía Matías Longoni, referente del CAPA (Círculo Argentino de Periodistas Agrarios) años atrás en una rural de Palermo.

En incontables horas en la ruta, en agobiantes tardes bajo el sol de marzo “trepados” a una cosechadora en San Carlos, en una helada mañana en un brete de un tambo en Carlos Pellegrini preguntando a un veterinario los secretos de la inseminación artificial, compartiendo unos mates bajo la lluvia con un productor que ese día no pudo salir al campo y agradece al cielo el regalo, compartiendo los avances tecnológicos con un especialista en el marco de alguna exposición, esas cosas se aprenden.

No hay secretos. Sólo estar ahí para poder contarlo. Los “bichos raros” de las redacciones y los canales de TV vamos y venimos, y nos volvemos a encontrar en cada campo, en cada nota. Este sector tiene tanta riqueza humana y colorido que apostamos a seguir ahí, en el camino, tranqueras adentro, contando sus historias.